viernes, 25 de enero de 2013

La gente ha juzgado: aventaron mierda los ministros y la ministra en el caso Cassez

Federico Arreola
En uno de los juicios más importantes de la historia de México, los jueces se han ganado el repudio de la población. Pocos entienden lo que hicieron la señora Olga Sánchez Cordero y los señores Arturo Zaldívar Lelo de Larrea y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. La inmensa mayoría de la gente, en nuestro país, los considera cómplices de un crimen: haber dejado en libertad a una secuestradora. A los ministros y a la ministra la historia los juzgará con más serenidad y serán considerados inocentes o culpables. El futuro nadie lo conoce. El presente es lo que podemos narrar. Y ellos, la ministra y los ministros, ahora mismo son para la opinión pública tan delincuentes como la francesa excarcelada. El que lo dude que revise los comentarios en Twitter.

En otro juicio famoso, en 1953, Fidel Castro se defendió a sí mismo. Empezó su discurso con estas palabras: “Nunca un abogado ha tenido que ejercer su oficio en tan difíciles condiciones”. Castro organizaba una revolución. Esa era la dificultad enorme que enfrentaba. Seguramente algo así debió estar en los pensamientos de los ministros y la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que decidieron si debían liberar, o no, a Florence Cassez. No era sencillo juzgar, sobre todo porque tuvieron que hacerlo en el contexto de un conflicto diplomático y entre la inestabilidad política del cambio de sexenio, que siempre es complicado en nuestro país.

Castro terminó el juicio del Moncada con una frase célebre: “La historia me absolverá”. Lo dijo con seguridad. Creo que no logró la absolución por no haberse muerto a tiempo. Los ministros y la ministra hoy condenados por la opinión pública indignada por la liberación de una secuestradora, no son personajes históricos. No del tamaño de Fidel Castro. Lo más relevante en sus vidas ha sido la liberación de Cassez. ¿Se les perdonará algún día? No lo sé. Entiendo las razones de lógica jurídica para liberar a la francesa. No acepto que vaya a quedarse sin castigo una persona que cometió el peor de los delitos: el secuestro.

En un país como el nuestro en el que abundan las víctimas de la violencia, en el que hay secuestros todos los días, en el que los ciudadanos de todas las clases sociales viven con miedo, en el que solo unos cuantos (entre esos privilegiados, sin duda, los ministros y la ministra) pueden recorrer las calles en automóviles blindados protegidos por guardaespaldas, no recomiendo a Olga Sánchez Cordero, Arturo Zaldívar y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena que se exhiban en público. Serán repudiados. Ellos y ella, personas cultas, conocen el origen de la palabra repudio, “repudium” en latín: rechazar algo que nos causa vergüenza.

Nos avergüenza lo que hicieron la ministra y los ministros y, desde luego, nos avergüenzan Genaro García Luna, el policía arrogante que provocó el problema, y Felipe Calderón, el gobernante que tanto protegió a ese tipo. “México es una porquería”, dijo una de las víctimas de Florence Cassez. La señora Sánchez Cordero y los señores Zaldívar Lelo de Larrea y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, independientemente de sus razones jurídicas, no han contribuido a limpiar la suciedad. Creo que, más bien, ellos lo que hicieron fue aportar una dosis enorme de mierda legaloide que la gente no se traga.
Fuente:www.sdpnoticias.com

No hay comentarios: