domingo, 20 de enero de 2013

Se equivocan igual, pero la izquierda perdona a @ManceraMiguelMx y lincha a @EPN

FEDERICO ARREOLA@FedericoArreola

Miguel Ángel Mancera se equivocó al escribir un tuit. Puso una “b” en vez de una “v”. Corrigió. Aclaró que, por las prisas, se equivocó.

¿Lo van a linchar los tuiteros de izquierda como han hecho con Enrique Peña Nieto cuando este se ha equivocado? No, la izquierda no golpeará a su jefe de gobierno.

Algunos de los que nada le perdonan a Peña Nieto, han indultado ya a Mancera por solidaridad ideológica. Aunque el gobernante del DF no milita en ningún partido, llegó al poder postulado por el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano, y esto es más que suficiente para no agredirlo.

Otros izquierdistas, de los que aspiran a hacer un negocio opinando en blogs y en las redes sociales de internet, han dejado pasar la pifia de Mancera porque ven al GDF como cliente en la venta de publicidad.

En mi opinión, no es criticable lo que hizo Mancera. Simplemente se confundió al escribir “abanza” en lugar de “avanza”. A mí, que tantos mensajes publico en Twitter, me pasa con frecuencia.

Pero tampoco era criticable el error de Peña Nieto. El presidente simplemente se confundió al no recordar qué significa Ifai. Sí, un error del mismo tipo del cometido por Mancera. A todos nos pasa. A todos, sin duda, nos confunden los nombres de las instituciones.

Pero si a Mancera lo han tratado con generosidad, lo que es correcto, a Peña Nieto los tuiteros enfermos de odio lo insultaron, lo calumniaron, lo hicieron blanco de burlas indecentes durante días enteros.

La izquierda, al menos la que participa en las redes sociales de internet, no está actuando con honestidad. Es deshonesto, claro que sí, no medir con el mismo rasero.

Si la izquierda que se expresa en Twitter y Facebook fuera honorable, daría el mismo trato a Mancera y a Peña Nieto.

Pero a uno le perdonan errores que cualquiera comete, y al otro lo crucifican por errores que también cualquiera comete.

Al actuar con deshonestidad, la izquierda traiciona sus principios. Y, al hacerlo, envilece el debate.

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