A MIS AMIGOS, LOS TRABAJADORES DE PEMEX
Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
He hablado en varios artículos anteriores sobre la empresa PEMEX, su historia y evolución y he explicado, por qué en ciertas etapas fue una Industria pujante y productiva y en otras ha presentado indicadores de estancamiento y falta de competitividad, derivado de la falta de previsión de los Gobiernos Federales, en especial los últimos, al no detener los fraudes, corrupción y privilegios de una “casta divina” en su interior y por no prever una política energética a tiempo que permitiera inyectar a Pemex capital para revivir sus procesos principales. Reto que el Gobierno de la República, hoy está empeñado en enfrentar y resolver.
Pero si he escrito sobre sus defectos también he alabado sus cualidades. Y en esta ocasión no quiero hablar de la empresa, sino de su planta laboral, de…perdón por la confianza si los llamo así: mis amigos, los trabajadores de la Industria Petrolera, quienes me merecen respeto y gratitud invaluable, por lo que ellos han significado en la historia de la empresa y de nuestro país y a quienes recuerdo con gran afecto.
En los años que tuve el privilegio de vivir en Poza Rica, inolvidables en lo personal y en lo familiar, sin duda, tuve la oportunidad de conocer grupos y liderazgos de jubilados y activos de PEMEX, hombres y mujeres de bien que aman su empresa y que la quieren ver productiva y con futuro. Entre 1994 y 1997 compartí la fórmula de la diputación federal, con el líder de la sección 30 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Javier Inés Ramos Juárez y siempre recibí de este gremio su apoyo y confianza, no obstante que era la primera mujer y hasta el momento la única, que tuvo esa oportunidad y contendimos y ganamos contundentemente la elección. Y yo correspondí después, logrando que mi partido incluyera a Ramos Juárez, en la posición de síndico en la comuna que meses después ganara y entrara en funciones.
Cultivé muchos amigos y amigas en Poza Rica de diferentes grupos sociales, académicos empresariales y políticos, pero con los obreros y personal de confianza de PEMEX, mantuve una relación de afecto y respeto que nos permitieron impulsar juntos, en la gestión federal, buenas obras para el distrito (entonces 6) que incluía solamente Poza Rica y Coatzintla. Juntos también buscamos que los siguientes presidentes respondieran a un perfil de honestidad y trabajo a favor del municipio. Y fue cuando se abrió la etapa de los Presidentes Municipales surgidos de la iniciativa privada: Enrique Basáñez, Jorge Elías, y el retorno de Marcos López Mora, hombre muy estimado de extracción petrolera, que no sólo ocupó la presidencia en dos ocasiones, sino que también ganó la elección local para diputado y la diputación federal en su momento.
Vivir en zonas petroleras, es verdaderamente hermoso. Yo nací en Cerro azul, Veracruz, y aunque solo viví en este lugar 6 meses de mi vida, pues mi padre por su trabajo era cambiado de Oficinas de Hacienda a cada rato a diferentes puntos del estado, me tocó crecer y formarme en Xalapa principalmente. Pero un día la vida me llevó a en Poza Rica justamente entre 1981 y 2008. Ausentándome de ésta en dos períodos: cuando me incorpore al PRI Estatal para ocupar diferentes cargos y cuando realicé mis estudios de maestría y doctorado. Y a partir 2008, quedándome a radicar en Xalapa definitivamente disfrutando, a partir del 2 de enero, de mi jubilación de la UV.
Pero si me refiero a Poza Rica, es porque la historia de la ciudad está ligada a la historia del petróleo en México y en el Estado y, con ello está unida la historia de gente. Y si hay quien subestima a Poza Rica, es porque no se da la oportunidad de conocer más de ésta.
Vivir en esa región, se convierte en una escuela, en donde se aprenden cosas muy importantes para la vida. En mi caso, lo que más valoro es que conocí a gente buena, hijos de los fundadores de la ciudad que llegaron al inicio del siglo XX de muchas partes de la República, que llegaron por razones de trabajo principalmente. Y esa gente local, es tan hospitalaria y generosa que recibe, ayuda y hace más fácil y agradable el proceso de adaptación. Y dentro de ese proceso, conocimos, compartimos proyectos y convivimos con sus habitantes y con los trabajadores de la industria petrolera, (de las oficinas, de los campos, de los hospitales, etc.) algunos técnicos otros profesionistas y, les aprendimos sus gustos y convivencias.
Entre las cosas que percibimos y aprendimos fue el confirmar, que el petrolero tiene la cultura del servicio y el hábito del trabajo muy impregnado en su ser. Las familias se levantan a las 5.00 de la mañana y desde esa hora empieza su labor. Para quienes no trabajábamos en PEMEX, aun a medio sueño, nos acostumbramos a oír desde esas horas el movimiento de la ciudad (camiones, vendedores, etc.,) y a sentir que la cama estorba pues contagia el dinamismo de la población. El trabajador de Pemex, tiene que llegar a las 6.30 a su trabajo para checar su jornada, que inicia en punto de la 7 a.m. Quienes no llevan el desayuno en sus viandas, se atraviesan antes de checar, a conseguir algún alimento en “El Petrolero”, que está frente a la Plaza Cívica, que permanece abierto día y noche. Y que por cierto, este restaurante histórico en Poza Rica, está a punto de desaparecer. Y ya como a las 8 am., se concentran jubilados y profesionistas a tomar el café, entablar la charla y comentar los diarios, en “El Chalet”, “El Manolo”, entre otros de tradición.
Pero hay algo que hace especial la vida de estas ciudades petroleras y son sus estilos de convivencia y por ello prevalece la cultura de los Clubes sociales y deportivos de la ciudad. Habito que en Poza Rica, nace desde los tiempos de Campo Merino y la Cancha Bermúdez. En estos se organizan actividades, para diversión y entretenimiento del trabajador, sus familias y la sociedad pozarricense; bailes tradicionales con Orquestas locales(de las mejores), igual nacionales e internacional, torneos deportivos y festividades, siendo una buena inversión adquirir una membresía de socio externo, para disfrutar de todas las ventajas.
Y con todo respeto, quien me quiera presumir de algún club social en el Estado de Veracruz, que iguale al “Deportivo Petrolero de Poza Rica”, tendría que verlo para creerlo. Éste, está considerado uno de los mejores a nivel nacional y me parece, que se ubica entre los primeros diez a nivel de Latinoamérica. Pero la Empresa le invierte a estos proyectos, que se sostienen también con las cuotas de los socios, mayoritariamente trabajadores de la industria petrolera.
El Deportivo Petrolero, ubicado en el interior del campo de Pemex, es tan completo (no confundirlo con el Casino Petrolero, que es más sencillo pero también muy agradable y que fue el primero que se construyó para los obreros en los años 50), que hasta los políticos de Tamaulipas, Hidalgo y Puebla ( alguna vez vi a Manuel Bartlett jugando tenis, en los tiempos que era gobernador) y ni se diga del estado, así como la sociedad pujante del lugar, gustan de ir a disfrutar de sus canchas de tenis, básquetbol, voleibol, futbol americano, frontenis, pista para trotar, alberca Olímpica, tobogán, boliche, gimnasio para artes marciales, etc., además de su cafetería-restaurante con comida de lujo a precios simbólicos y lo peculiar: cero bebidas alcohólicas dentro de las instalaciones. Igualmente, disfrutar los bailes de tradición que se organizan en diferentes fechas, majestuosamente en el salón “Tamabra”, que tiene una capacidad de más de 1500 personas.
Igualmente existe otro deportivo y club social, el AMITEEP (Asociación Mexicana de Ingenieros y técnicos de Exploración y explotación del Petróleo) ubicado en la Colonia Cazones, que es más pequeño, pero que es más rigurosa la aceptación para ingresar a éste. Quien aspire a entrar, debe ser obligadamente profesionista y lo debe acreditar con su título. Y cuenta con una excelente alberca, cancha de frontón y básquet, pista para caminar etc., y organizan igualmente, eventos sociales y deportivos para los niños y jóvenes.
Y es en ese lugar, donde mis hijos vivieron un paraíso, pues ahí se estrenaron nadando desde los 4 años de edad y fueron entrenados con las mejores técnicas, por el Mtro. Jaime Peiranni (epd), quien fuera campeón nacional de natación y clavados en los años 60 y que gracias a su estricta forma de trabajar con grupos de niños y jóvenes, a muchas generaciones les permitió conformar un carácter especial, no sólo para la competencia en nado sino para la vida, basado en valores, desarrollo de capacidades y humildad al saborear el triunfo. Y ni se diga, los grupos de familias petroleras o descendientes de éstas, con los que cultivamos mi esposo, mis hijos y yo, una cercana amistad, conviviendo los fines de semana, en los domicilios, turnándonos las parrilladas y festejos. La verdad, ese sabor de convivencia, lo tienen muy pocos municipios de nuestro estado, pero sí es una característica de las regiones petroleras.
Aún tengo gratos recuerdos cuando tuve la oportunidad de colaborar con mis cursos de Relaciones Humanas en la Familia y el Trabajo (RHFT) invitada por los Ingenieros del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) en la década de los 80 y 90 y, con la Asociación de Ingenieros Petroleros de México (AIPM) en sus aniversarios. O mi humilde colaboración con los petroleros que habían caído, lamentablemente, en las garras del alcoholismo y desde los grupos de doble A, me invitaban con frecuencia para ofrecer algunos pláticas a ellos y sus familias en sus aniversarios. Hasta en esos casos los vi luchar y esforzarse para superarse en lo individual y lo familiar. Por eso digo sin titubeos, “si hay un sector solidario y valiente, me consta, es el trabajador petrolero”.
Y en la historia de Poza rica han existido pasajes dolorosos, en donde éstos han demostrado unidad en torno a la contingencia o la tragedia, colaborando sin condiciones para ayudar a los más necesitados. La historia registra la explosión en la refinería de Poza Rica en 1966, que cimbró a la ciudad y los trabajadores expusieron su vida para que ésta no cobrara más muertes. Igualmente cuando en 1999, el Rio Cazones se enfureció por los ciclones de ese año, provocando inundaciones en la población de alta magnitud y en donde los trabajadores, al ver la desgracia de muchas familias que en colonias y fraccionamientos perdieron todas sus pertenencias, se apresuraron a salvarles la vida, ofreciéndose voluntariamente con sus vehículos o a través de la Empresa en los “Mack truks”, llamados coloquialmente “makarios”, los “Unimogs”, o “balsas” enfrentando la furia del río y sus ramales que arrastraron todo. Esa y más es la solidaridad del trabajador de Pemex.
Por eso hoy, después de una tragedia como la suscitada el pasado día 31 de Enero a las 15.45 Hrs. en donde se produjo una explosión en la parte baja del edificio B2 del Complejo Administrativo de Pemex, provocando serios daños y cobrando vidas (pues se trataba del área del reloj checador donde los trabajadores se concentran a registrar su salida), la solidaridad vuelve a surgir en el corazón de sus trabajadores. Porque después de las 3.45 pm , en que se presentara este hecho, cientos de trabajadores que ahí se encontraban por salir, consternados aun sin creerlo, sacaron fuerza y valor y sin pensar en los riesgos y las consecuencias (pues pudo haberse suscitado otra explosión), con ese sentimiento de solidaridad que les caracteriza, fueron al rescate entre los escombros para auxiliar a sus compañeros y compañeras. Recibiendo en el momento la noticia de que eran 14 los muertos y canalizando a 80 heridos a la Cruz roja y Hospitales, cifras que se fueron elevando hasta llegar hoy a 37 fallecidos y más de 110 heridos. Así mismo, éstos colaboraron con información con los peritos de la PGR, de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaria de Energía y Minas, con las brigadas de rescate y acompañando a las familias de los deudos en los sepelios, dando el último adiós a los miembros de esta grande y valiosa familia petrolera.
Por eso, hoy me sumo también al luto de PEMEX en todo el territorio nacional y de su planta laboral, ofreciendo mi más sentido pésame y elevando las oraciones por los fallecidos y sus familias, pidiendo a Dios por la salud de los que aún están en los hospitales y haciendo votos por que las heridas físicas y del alma sanen pronto. Igualmente le doy el pésame a los dirigentes del sindicato nacional de trabajadores petroleros y de las secciones de nuestro estado, porque sufren la pérdida de elementos valiosos y, como todos los mexicanos, deseamos que se esclarezcan estos hechos, nos dejen satisfechos los peritajes finales y se haga lo necesario, para evitar otra tragedia de esta magnitud. Ojalá, y así sea.
En la historia, los trabajadores Petroleros han superado grandes pruebas y hoy, aún con el dolor, están de pie sacando la casta, prestos para responder al llamado, como en otros momentos, porque están hechos de roble y porque saben, que no son tiempos de flaquear; por el contrario, México los necesita fuertes, unidos y decididos para continuar engrandeciendo a PEMEX, su fuente de trabajo, la empresa que quieren y respetan desde sus abuelos y que la que defienden contra todo y todos, porque saben lo que significa en su vida, la de los mexicanos y el desarrollo de la nación.
Gracias y hasta la próxima
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