domingo, 14 de abril de 2013

PULSO CRÍTICO...

Habiéndose puesto de moda por la presidencia de la república el combate frontal a la pobreza en su expresión más aguda, como es el hambre y sus negativas secuelas, sobre todo en la población infantil, la administración pública en sus tres órdenes de gobierno hace como que hace sin que su accionar apunte a las raíces mismas del problema. 

El asistencialismo como eje sustantivo de la guerra contra el hambre, con todo y que está demostrada su ineficacia y fracaso, fruto de la inercia pero también de la ausencia de visión de futuro e integralidad, sigue demostrando lo inútil de destinar esfuerzos y recursos en políticas públicas que nacen muertas. 

Y peor aún, ante la ineficiencia e ineficacia, se opta por la simulación y el triunfalismo sin sustento, como es el caso de Veracruz. 
Veracruz: Simulación y pobreza
José Enrique Olivera Arce
A más de dos años de iniciado el programa “Adelante”, cuyo propósito explícito fuera abatir la pobreza en un 50 % de la población objetivo, ha quedado en simplemente propósito de legitimación de un gobernante impuesto, con el objetivo de incidir en un cuadro estadístico que coloca a la entidad entre las que cuentan con los municipios más pobres con altos índices de pobreza extrema.

Los resultados, por más que se festinen, son tan pobres o más que la pobreza que se pretende abatir. Se podrá incidir mínimamente en las estadísticas pero en la realidad, tras generarse falsas expectativas, indica que la pobreza crece en lugar de disminuir. El asistencialismo y la simulación reafirman el carácter de objeto y no sujeto de crecimiento y desarrollo a la población objetivo.

Ni se incrementa la inversión productiva y el empleo remunerado en la economía formal, ni mucho menos mejora el nivel sustentable de ingresos reales y alimentación en las comunidades y municipios inicialmente señalados como objetivos del programa. 

Es por ello que llama la atención que ahora, con el Sr. peña como presidente, el DIF hable de un nuevo programa que substituye al anterior, sin que se cuente con una evaluación de acciones y resultados alcanzados a lo largo de casi tres años. Salvo el poner como ejemplo mediático al municipio de Mixtla de Altamirano. ¿Qué se logro? ¿Qué no funcionó? Es lo de menos, lo importante es estar a tono con la moda.

“Adiós a la pobreza”, nuevo programa con la misma estrategia, sobre los mismos municipios que la estadística señala como los de mayores índices de pobreza extrema.

Y llama la atención porque días antes de divulgarse con tono triunfalista el inicio del nuevo programa de combate a la pobreza, el DIF en el estado aseveró que no tiene ni idea de cuantos niños veracruzanos encontrándose en condición de pobreza extrema, padecen hambre y desnutrición.

Indicando lo anterior que se carece de un diagnóstico puntual sobre el cual operar, sustentando un plan integral que de razón de propósitos, estrategia, objetivos, metas y mecanismos de evaluación y control de resultados.

Más de lo mismo, con parafernalia mediática diferente. Sólo que ahora en tiempos electorales, desnudando los propósitos implícitos de un programa asistencialista que, incidiendo entre los más pobres, asegure el voto de la miseria a favor del partido del Gobernador.

Digno de un panorama kafkiano, la percepción que se tiene es que son más los recursos públicos que se invierten en la parafernalia mediático propagandística que en un efectivo combate a la pobreza y abatimiento del hambre. Recursos humanos, materiales, financieros, respaldados por campañas publicitarias en prensa y TV, sirven de cortina de humo para ocultar ineficiencia, ineficacia y, porque no decirlo, corrupción e impunidad. 

Toda una estrategia de simulación en pro de ganarse la buena voluntad del presidente Peña, sumándose a la campaña nacional contra el hambre, mientras la pobreza crece en Veracruz, se incrementa desigualdad y disminuye calidad de vida entre la población más vulnerable. 

Ya habrá quien, entre los estudiosos de los problemas torales de la entidad, de cuenta pormenorizada, con pelos y señales, de cuanto se ha invertido y cuales son los resultados en los municipios más emblemáticos de la pobreza y pobreza extrema en la entidad. Por ahora, queda la percepción que no por subjetiva deja de tener impacto político y social para un gobierno cuyo estandarte es la simulación. 

Hojas que se lleva el viento

¿Con qué autoridad legal, política y moral el llamado “Pacto por México” atenderá y dará solución a las demandas del magisterio contestatario? Con la autoridad de facto que le da ser engendro presidencial, así de simple.

La estrategia electoral a cargo de Fidel Herrera para la elección de diputados locales y alcaldes ahora de 4 años, parece estar haciendo agua. Arrinconada en la cúpula de la oficina del secretario particular del Sr. Duarte de Ochoa y del CDE del PRI, es víctima del fuego amigo. 

Dos senadores de la República que ven amenazado su futuro y el control del Congreso ahora en manos de los alemanistas con quien mece la cuna desde una diputación federal, torpedean bajo el agua los arreglos copulares cuyo propósito es dar continuidad al proyecto transexenal del fidelismo. 

Al parecer Fidel perdió terreno y, con él, su ahijado y discípulo, dando lugar a un todos contra todos al interior del tricolor, obligando al gobernador a tratar de hacerse fuerte en sus municipios consentidos: Tuxpan, Córdoba y Boca del Río, en los que deposita su confianza con vías a su sucesión. Aunque quienes se dicen conocedores del paño, pese a los arreglos en lo oscurito del secretario de gobierno, ya dan por perdida la plaza de Córdoba para el PRI. Xalapa, Ver., abril 10 de 2013. 
Fuente: www.pulsocritico.com

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