*Ricos y pobres
*El esposo ideal
*Sueño de un escritor
Luis Velázquez
EMBARCADERO: mil, dos mil años antes de Cristo el mundo era desigual y se daba un pleito entre los ricos y los pobres… Pero quizá ninguna frase bíblica ha sido tan real como la pronunciada por el escritor Carlos Monsiváis: “Los ricos me chingan por su dinero, pero yo me los chingo por mi inteligencia” decía, y se pitorreaba…Sin embargo, la mejor definición de un rico y un hombre la ha dado un economista de Paso de Ovejas, Emilio Barrientos Vivanco, quien fuera alcalde y quien solía decir que la clave de su felicidad era tener dos pares de zapatos, unos negros y otros cafés, y dos mudas de ropa para alternarse… Un psicólogo refiere, no obstante, que la diferencia entre pobres y ricos es que mientras el primero necesita pocas cosas para vivir y ser feliz, el segundo inventa todos los días nuevos satisfactorios… Un policía que cuidaba la casa refería que el patrón alardeaba de sus cinco automóviles, todos estacionados en el garaje, en tanto la vida era tan canija que solo podía manejar un coche al mismo tiempo…Un filósofo diría que un hombre pobre nunca será el que carece de dinero, sino quien adolece de esperanzas para levantarse todos los días a luchar por el ideal, el objetivo, el destino personal y familiar… Víctor Frankl, el creador de la “Logoterapia”, dice que los seres humanos tienen un trío de razones para caminar en la vida… La primera: luchar por la religión, que sería el caso de los hombres de fe… La segunda: por una causa social, donde se incluirían a los dirigentes políticos y populares, y la tercera: por la familia, en donde, digamos, iríamos, todos…
MURO DE PESCADORES: Según una encuesta el esposo ideal es el siguiente… Fuerte para trabajar duro y tupido y llevar dinero a casa y, al mismo tiempo, discreto y silencioso para quedarse callado cuando la esposa gasta la quincena… El marido ideal también es aquel que reconoce en la mujer los mismos derechos para cenar con las amigas hasta deshoras de la noche, sin evidenciar porque llega tarde a casa o de plano entra de puntillas a la recámara, con las zapatillas en la mano… El marido ideal es aquel que nunca, jamás, pregunta, el destino de la quincena que suele dar a su pareja, aun cuando sospeche hasta de los fantasmas…Pero, bueno, el marido súper ideal es aquel, ni modo, que sorprendido en una aventura se hace tonto si huele, olfatea, que la esposa anda con la bilirrubina alterada, pues así se respetan los más elementales derechos humanos de todos…Claro, el marido ideal también suele llegar temprano a casa, mirar las caricaturas con los niños antes de acostarse y cenar con la familia todos los días… Desde luego, en ninguna parte del mundo existe una escuela para las parejas ideales, pues en todos los casos las reglas se aprenden cada día a base de madrazos y sinsabores, de tal forma que de acuerdo con la estadística, seis de cada 10 nuevos matrimonios están tronando, y más cuando se trata de parejas jóvenes… Lo peor del asunto, ocurre, sin embargo, cuando luego de 40, 50 años de casados, resulta que la pareja se divorcia, porque ninguno se soporta… Y es que cuando se llega a tales decisiones sólo se hace el ridículo, después de tantos golpes compartidos en la vida…
ASTILLEROS: a los 76 años de edad, de cáncer en el hígado murió Enrique Lizalde, el gran actor lanzado al estrellato por su elegante porte y donaire, pero más aún, por el tono grave de su voz… El primer galán con el personaje Juan del diablo en la telenovela “Amor salvaje”, que también escenificara Julio Alemán, quizá con más desparpajo y frivolidad… Enrique, hermano del poeta Eduardo Lizalde, también era maestro en la UNAM en la facultad de Letras, donde cumplía de manera rigurosa con el horario… Así, alternaba su vida entre la ficción cinematográfica y la realidad, consciente y seguro de los tiempos malos en la vida de cualquier actor, salvo, claro, las grandes excepciones de quienes millonarios viven del cine, como Salma Hayek ahora; María Félix en su tiempo… Enrique Lizalde se fue igual que el cronopio argentino Julio Cortázar, soñando con mejores derechos para los actores y los autores, pues bastaría decir que en el caso de un escritor por cada libro vendido sólo recibe el 10 por ciento del precio, pues el 40 por ciento se le queda a la editorial que lo publica y el 50 por ciento a la librería que lo vende… Además, pagaderos cada año… Y en el caso de los artistas, ya se sabe, las grandes empresas se adueñan de sus vidas y les exigen exclusividad a cambio de un sueldito miserable… Por eso mismo, de vez en vez en el cine aparecen artistas como productores que se lanzan a disputar el mercado…Ni Enrique Lizalde ni Julio Cortázar lograron sus legítimos sueños, pero, bueno, lucharon, y eso es lo importante…
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