domingo, 25 de agosto de 2013

PULSO CRÍTICO

J. Enrique Olivera Arce

El relevo en la Universidad Veracruzana

En entrega anterior me refería a los cambios en el gabinete del gobernador de Veracruz, considerándolos irrelevantes en el marco de las necesidades presentes y futuras de la sociedad veracruzana que, en sus expectativas de desarrollo, no se ve correspondida por un clima político con visión de largo aliento y un gobierno de enanos jugando en el tapanco.

Esto en un escenario nacional en el que están a debate temas de la mayor relevancia para el país y para el pueblo de México.

Me sostengo en lo dicho, no obstante que la corriente mayoritaria se inclina a considerar que no puede dejar de ser relevante en la entidad el ajuste que, a su administración imprime el Sr. Dr. Duarte de Ochoa, con vías a preparar el terreno para su sucesión en el gobierno de Veracruz. Mencionándose incluso que entre cinco cercanos más a Fidel Herrera que al propio gobernante, se dará la futura contienda. Eliminándose mediáticamente y a priori a José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa de, senadores de la república, con mayor estatura, sustento y alcance en sus más que obvias pretensiones.

Sin embargo, entre todos los cambios y enroques en la administración pública, suficientemente ya tratados por los medios de comunicación y dados por acertados en los círculos políticos, no puede dejarse de considerar como de especial relevancia, la sucesión en la rectoría de la Universidad Veracruzana (UV). 

No por el personaje en particular que se va, el que llegará como relevo y el que la Junta de Gobierno de la institución descalificara de entrada no obstante ser el favorito del gobernador.

Lo que me merece especial atención, es el hecho de que por primera vez en muchos años, se frenó en la UV tanto el dedazo como el continuismo en automático de un estado de cosas que en el ámbito nacional, ubica a nuestra máxima casa de estudios en los últimos lugares tanto en términos de calidad educativa y aprovechamiento del alumnado, como en retribución a la sociedad que le sostiene.

En los próximos días la Junta de Gobierno ratificará si su independencia es tal respecto a los poderes formales o fácticos, que le presionan para inclinar la balanza a favor o en contra de quien entre cinco aspirantes será nominado como rector. O bien, reculando, se someta y determine a lo que, políticamente, convenga más a intereses creados internos o externos, que condicionan tanto la ansiada autonomía real de la Casa de estudios como la buena marcha de la institución.

Ya lo veremos. Lo cierto es que la Universidad Veracruzana, como institución pública de y para los veracruzanos, se debe a la sociedad y a esta, en teoría, debe responder la Junta de Gobierno y, para ello, corresponde a la ciudadanía expresar que quiere y espera de su Universidad. En ello radicaría en primera y última instancia el acierto o desacierto de una decisión independiente y autónoma de los ocho notables, si en su intención está el escuchar la voz de la sociedad. 

No se requiere de consulta popular o un amplio ejercicio plebiscitario como en el ámbito de la partidocracia y la politiquería se propone para otros menesteres. Tampoco salir a la calle para convencer de una decisión autónoma e independiente como órgano de gobierno de la Universidad. La sociedad por diversos medios ha venido expresando su sentir, sus exigencias y expectativas en torno a lo que debería esperar de nuestra máxima casa de estudios. Inclinándose a favor de un refrescante cambio que rescatando lo mejor de la institución, barra con todo aquello que hoy se opone a sus propósitos y objetivos trascendentes. Así como encausarla en un proceso de modernización organizativa, académica y administrativa, adecuándola a las cambiantes necesidades presentes y futuras de la comunidad.

La Junta cuenta ya con las propuestas de cada uno de los cinco finalistas enlistados. En ellas seguramente está plasmado el que y el como apegarse más a lo que la sociedad espera y demanda de la Universidad que a un gatopardismo a modo; así como seguramente reflejan el quien con su formación, experiencia, conocimiento, capacidad de gestión, sensibilidad social y voluntad política, con una visión integral de lo que la Casa de Estudios necesita, podría ser punta de lanza para el rescate obligado y puesta en marcha de un proceso de cambio y transformación.

No es nada fácil la tarea. Sabido es que en Veracruz puede más la simulación y los intereses espurios que la racionalidad y visión de futuro. Tampoco escapa al conocimiento público que intereses ramplones con un alto grado de corrupción, desde los sindicatos ejercen presión para que las cosas queden como están. A ello deberán enfrentarse los ocho notables de la Junta de Gobierno en su difícil decisión.

Por el bien de Veracruz, esperemos no se equivoquen. 

Hojas que se lleva el viento

Al cierre de la presente, se reporta un vergonzoso atentado contra la Universidad Veracruzana. Grupos porriles de presuntos estudiantes, encapuchados impidieron que el rector Raúl Árias Lovillo rindiera su informe de labores ante el Consejo Universitario. Esto no puede interpretarse de otra manera que como una reacción de los grupos de interés que resultaran derrotados en su intención de manipular la designación del nuevo rector por parte de la Junta de Gobierno. Razón de más para que esta actúe en consecuencia haciendo respetar su independencia y autoridad.

Pero no sólo en la UV se dan casos de intolerancia, también en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, al más alto nivel lejos de privilegiar el conocimiento, la reflexión y el diálogo, la descalificación se antepone a la confrontación racional de ideas y posturas ideológicas. Y aún más, se discrimina y excluye a “millones de analfabetas” de este país, considerándolos incapaces e impedidos de opinar sobre lo que mejor conviene a México. 

Así están las cosas en el enrarecido clima de simulación y corrupción que priva en Veracruz. Ni las Universidades como reflejo supraestructural de la distensión y descomposición de una sociedad enferma se salvan.
-ooo-

Ya se observan los primeros indicios de que el ciclo de la titular de control de medios de comunicación del gobierno de Veracruz está por agotarse. El rumor corre, “… la relación entre la Sra. Gina Domínguez y la familia de la Sra. esposa del gobernador acusa su más bajo nivel”. A ello se agrega el descontento de un buen número de propietarios de medios de comunicación y columnistas beneficiados con propaganda oficial, a los que la aún coordinadora les informara que se cancelan los llamados convenios y que, en adelante sólo se cubrirá el costo de inserciones específicamente solicitadas por el gobierno estatal. Ahora sí, se acabó aquello de que “perro no come perro”.- Xalapa, Ver., 23 de agosto de 2013.

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