jueves, 31 de octubre de 2013

Pulso crítico


J. Enrique Olivera Arce
Pancho Mora y el empleo.
La semana anterior el Delegado de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social de la federación,  en su primer encuentro con los integrantes de la Asociación Civil “Otero Ciudadano” que preside la contadora Leonor de la Millar, puso a disposición del auditorio un interesante informe  sobre las actividades de la delegación a su cargo.
Tras una amplia explicación de cometido y funciones de la delegación,  apoyado en  cifras del INEGI y atendiendo a la preocupación de los presentes sobre el comportamiento del empleo en la entidad, el funcionario federal destacó lo que a su juicio y desde la óptica de la Secretaría del Trabajo favorece o limita tanto la generación de nuevos empleos como el mantenimiento o pérdida de los existentes. Así como las modificaciones que se vienen aplicando en esa Secretaría para hacer de la dependencia  un instrumento promotor y no únicamente,  persecutorio de las empresas que no cumplen con los ordenamientos legales vigentes. 
Haciendo hincapié en  el rol que juega la información y la capacitación para una sana y fructífera relación entre gobierno, empresas y trabajadores,  propició y aceptó el diálogo con hombres de empresa, contadores y estudiosos presentes que, en un tono de crítica pero también de respeto, le formularan inquietudes, dudas, señalamientos y propuestas.
Para quien esto escribe lo destacable de la reunión con Dn. Francisco Mora Domínguez  fue la aceptación de un servidor público tácita, espontánea y compartida con su auditorio, de la justificada preocupación en torno a la  situación que se vive en la entidad en materia de empleo.
Sin falso triunfalismo, y respaldado por cifras oficiales generadas por el INEGI y el ENOE,  compartió un retrato hablado de la situación que para el segundo trimestre del año en curso, guarda la estructura económico-poblacional de Veracruz.
En el diagnóstico de referencia se asienta que de una población total en Veracruz de 7 millones, 915,231 habitantes, el 75 por ciento (5´932,982)  se encuentran en edad de trabajar en tanto que la población menor de 14 años registra el 25 % restante.
De ese 75 % en edad de trabajar, la población económicamente activa en la entidad asciende a 3´215,601 y la no económicamente activa a 2´717,381. Es decir, el 45.8% de 5´932,982, no se considera como activa esté o no disponible por razones diversas.
En este escenario, lo destacable es la población ocupada y la desocupada, al trimestre de referencia.
La primera asciende a 3´099, 934 en tanto que el 3.6% (115,667) corresponde a la no ocupada.
Hasta aquí, las cifras no son del todo preocupantes aunque podrían ser mejoradas bajo una óptica optimista. Remitiéndonos únicamente a la población económicamente activa, el 3.6 % de desocupación podría considerarse en época de crisis como aceptable y es en base a este indicador que se genera el discurso triunfalista del gobierno estatal.
Lo verdaderamente grave, a mi juicio, es que del total de la población ocupada, el empleo formal apenas es del orden de 1´013,678, contra 2´086,256 personas que se desenvuelven en la economía informal. Lo cual quiere decir que el 67.3% de la población ocupada en Veracruz se mueve en un nebuloso y opaco ambiente de informalidad en el que cabe todo, lo mismo   la evasión fiscal o de obligaciones de seguridad social, que el desempleo abierto o encubierto.
Situación esta última que no se contabiliza en la formulación del triunfalismo laboral del discurso con el que se pretende vender la idea del Veracruz próspero,  generador de empleo en calidad y cantidad por arriba de la media nacional.
Vistas de conjunto, las cifras anotadas y divulgadas por el delegado de la STPS en la entidad, dejan claro que la estructura económico-poblacional de Veracruz no se corresponde con una economía en bonanza, como tampoco justifican el que a los cuatro vientos se anuncie que el crecimiento económico de la entidad es del doble del que viene registrando el país.
Considero que no hay forma alguna de concebir un proceso económico de avanzada sustentado en la informalidad de la ocupación y, por ende, en la vulneración del estado de derecho en detrimento tanto de las finanzas públicas como en la redistribución de la riqueza generada,  por muy estrecha y marginal que se contemple esta para mantener la dinámica sistémica de reproducción ampliada del capital. Una economía caótica y anarquizante, necesariamente se refleja en atraso y estancamiento de la sociedad que lo permite y auspicia.
Faltaría constatar en qué proporción la población ocupada formalmente se desempeña en actividades primarias, secundarias o de servicios, en el medio rural o en los centros urbanos, para tener una imagen regional y sectorial más nítida de la realidad productiva y laboral de Veracruz. Eso se lo dejamos a los expertos y estudiosos como tarea. Baste este apunte para destacar el valor de la objetividad y humildad de un funcionario público que, sin tapujos ni simulación, enriquece el diálogo con la ciudadanía para un mayor acercamiento al conocimiento de la realidad real de nuestra entidad federativa.- Xalapa, Ver., octubre  de 2013.




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