Por Has Díaz
Pese al mal tiempo con descenso de temperatura y algo de lluvia desde las 7 de la mañana y hasta las 15 horas del 2 de noviembre, los agentes de tránsito en el operativo del panteón "Jardines del recuerdo", habían contabilizado más de 2 mil unidades, pero los familiares y amigos seguía llegando para visitar y recordar a sus “muertos”, incluso aunque la situación económica no es la mejor para los ciudadanos, muchos dispusieron de algún recurso y entre cooperaciones, contrataron la participación de tríos o mariachis para interpretar diversas melodías frente a las tumbas de sus difuntos.
Cada canción tenía un costo de 100 pesos, y aunque la actividad en este aspecto no fue mucha como los artistas locales esperaban, si hubo algunas ganancias.
Al medio día, entre abuelos, padres, hijos, nietos, hermanos y tíos, se sentaban en donde podían y ahí disfrutaban de alimentos preferido de aquellos que se adelantaron en el viaje.
En el día de muertos se pudieron observar personas por todos lados, en determinado momento, la autoridad encargada de la vialidad, se vio en la necesidad de cerrar el paso a los automóviles al interior del panteón, la razón muy simple, ya no cabían y para evitar zozobra, accidentes e infortunios, mejor decidieron evitar riesgos, y para ello prohibieron la circulación e ingreso, solo podían salir del área y morada de los difuntos.
Con todo ello, algunos habitantes se quejaron de que la limpieza no se hizo como debiera, había montículos importantes en el cementerio, los encargados de tales acciones no se dieron abasto y acomodaron la basura en donde pudieron, principalmente hoja seca. En este mismo contexto algunos visitantes comentaron que es también responsabilidad de los familiares de los difuntos, mantener limpias las tumbas y el área que las rodea.
A decir de los vendedores de flores y coronas que se apostaron en la entrada del camposanto, las ventas fueron normales y sin novedad en comparación con los dos últimos años, sin embargo aclararon que no existió una sola persona que entrara con las manos vacías a visitar a sus muertos.
Acudieron de Puebla, Estado de México, Querétaro, Coahuila, Nuevo León, Distrito Federal, personas que de una u otra forma no dejan de pertenecer a estas tierras, ciudadanos que se alejaron por motivos de estudios, trabajo u otras cuestiones, en esta ocasión retornaron a Tuxpan, se dieron su espacio para asistir a las tumbas de aquellos que ya no están físicamente presentes, pero que en el corazón de familiares y amigos continúan viviendo.
A pesar de la multitud congregada, algunos entrevistados aseguraron que el año pasado había más personas y en esta ocasión se redujo considerablemente.
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