Por: Martha Cruz
Cientos de infantes vestidos de inditos, haciendo referencia y celebrando a la Virgen de Guadalupe y Juan Diego; acudieron a las bendiciones realizadas a lo largo del 12 de diciembre tanto en las instalaciones de la Catedral de Nuestra señora de la Asunción, así como también en el resto de las parroquias tuxpeñas que oficiaron misas y celebraciones.
Niños desde el primer mes de edad y hasta los nueve años, portaron orgullosos sus trajes, acompañados de algún familiar, los niños con sus tradicionales ayates, sombrero, cacastle y las niñas con su canastita con pétalos, el rebozo y sus huaraches.
A partir de las ocho de la mañana, la catedral de esta ciudad lucio abarrotada y como cada año se vieron largas filas frente y a los costados de la misma. Por esta situación, el Gobierno municipal a través de la dirección de Tránsito y vialidad con la finalidad de evitar accidentes, desde las primeras horas del miércoles, cerraron el paso para vehículos en la zona frente a la catedral.
Por su parte los presbíteros, decidieron cerrar las puertas de la catedral una vez llena y abrirla una vez concluida la celebración, dando paso a quienes hacían fila con sus respectivas indumentarias. La duración de cada bendición era de 20 a 25 minutos con la intensión de no hacer esperar tanto a la feligresía.
A decir de los asistentes a estas festividades Guadalupanas, el fervor y la creencia y agradecimiento hacia la virgen, se refleja cada año en la cantidad de asistentes, no solo a las bendiciones, sino en el cumplimiento de promesas que muchos hacen precisamente para el día del cumpleaños de la Virgen del Tepeyac.
Cabe hacer mención que ni las bajas temperaturas inhibieron la presencia de peregrinos y niños vestidos conforme a la tradición católica.
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