J. Enrique Olivera Arce
Reformas y polarización
El debate sobre si la intención de las reformas era privatizar o no la cadena productiva de la industria energética nacional está cerrado. Pierde México y con ello perdemos todos los mexicanos independientemente de posición social o económica; unos más unos menos pero todos perdemos al abrírsele la puerta a las poderosas trasnacionales que terminarán quedándose con todo el pastel, incluído el control regional de territorio, tierra y agua. Y como acompañante sine qua non los servicios de seguridad privada eufemísticamente denominados contratistas o consultorías, de oscura data en Irak y Afganistán.
De un plumazo Enrique Peña Nieto y partidocracia ponen en un brete a soberanía e independencia nacionales, uniendo a México a la cadena de explotación y despojo bajo el control de los centros de poder mundial.
El debate aún vigente en el tintero, es si los afanes neoliberales del régimen político rendirán o no los frutos esperados de crecimiento económico y desarrollo humano que, como panacea, se esgrimieran como argumento para justificar lo injustificable.
Debate que debería tener sustento en un diagnóstico serio de la situación parada hoy de lo que es México, como punto de partida para en tiempo y espacio establecer objetivos y metas por alcanzar en el país gracias a las modificaciones, tanto de propósitos como legislativas, en nuestra Carta Magna; y no partir de generalidades, y triunfalismos sin sustento, cuyo único fin es seguir mintiendo y manipulando a los mexicanos.
Hasta donde se alcanza a observar no hay la intención de sustentar el debate en realidades. Es más, lo que se percibe desde las trincheras de hombres y mujeres de a pie, es que el tal debate no es tal, circunscribiéndose a un monólogo impuesto desde Los Pinos, en el que de antemano se da por sentado que el sueño neoliberal y la prosperidad ofrecida por el Sr. Peña es compartido por todos, y así debe aceptarse.
Tan es así que las manifestaciones triunfalistas obvian tanto el cómo como la hoja de ruta trazada para alcanzar en el tiempo las bondades de la panacea del aprendiz de brujo hoy presidente de la República.
Ignorando o dejando pasar el hecho incuestionable tanto del fracaso probado de la fórmula neoliberal reformista en los países más desarrollados del orbe y en los llamados emergentes, como de la situación que guarda el México de hoy, punto de partida para construir crecimiento económico y desarrollo humano, en el marco de la crisis sistémica global y, por lo consiguiente en un país en el que prevalece estancamiento económico, baja productividad y calidad educativa, bajos salarios, desempleo, informalidad mercado interno deprimido, entre otros fenómenos acompañados de exclusión social y económica, desigualdad, pobreza y corrupción.
Esto último conforma una realidad de la que no se puede escapar y que, de hecho, sería el punto de partida para la construcción del México neoliberal que pretende vendernos el Sr. Peña. Es decir, se parte tarde y de cero, cuando el mundo ya va de regreso.
Y, para colmo, la secuela de las reformas presuntamente estructurales apunta ya a un escenario de división y polarización en el seno de la sociedad, que impide el que fructifique la unidad de esfuerzos en torno a las tareas de instrumentación de lo aprobado, a que llama el presidente. La lucha de clases no estaba muerta…
Lo que ya se observa en los resultados de la última encuesta de Buendía & Laredo (El Universal), que indica que: 46% de los encuestados aprueba mucho o algo al presidente contra 45% que lo reprueba. Pero un contundente 64% sostiene que el gobierno federal debe cambiar de rumbo; 48% cree que el país va por mal o muy mal camino y 66% sostiene que los problemas han rebasado al presidente.
Relatividad aparte de los resultados de toda encuesta, desde el punto de vista político este es el punto de partida para construir el futuro.
Si le va mal al presidente, en un país como México, le va mal al PRIAN, este es el mensaje que deberían tomar en cuenta quienes hoy se expresan con un denodado triunfalismo sobre la bondad de una panacea que sólo existe en la mente calenturienta de los neoliberales y traidores.Cd. Caucel, Yuc., agosto de 2014.
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