lunes, 15 de junio de 2015

Consternación e impotencia en el sepelio del policía








Sapos y Alacranes. 
Por Orlando Segura Hervert. 
Ayer domingo, familiares, amigos, compañeros del policía que murió a consecuencia de los impactos de bala recibidos en el asalto a INBURSA;  mostraron su pesar, dolor e impotencia por una tragedia ocurrida en el cumplimiento del deber, cuando el elemento de seguridad, con las escasas herramientas que le proporcionaba la empresa donde laboraba, impidió el robo el pasado 13 de junio de 2015.

Horas más tarde, Salvador Hernández Parrilla murió en el Hospital Civil “Dr. Emilio Alcazar”. 

Quienes asistieron al sepelio en el Panteón Jardín, expresaron a este medio, diversas opiniones dignas de comentarse: 

1.- Tuxpan dejó de ser bicicletero y entró a otra velocidad, la autopista México-Tuxpan aceleró dicho proceso. 

2.- Asaltos como el que se dio el viernes en la tarde, desafortunadamente se volverán a repetir, los tuxpeños no estamos acostumbrados a ese tipo de violencia ni queremos ni deseamos acostumbrarnos. 

3.- Tales ilícitos son comunes en Iztapalapa, Guadalajara, Monterrey, ciudades grandes. Tuxpan no lo es, pero es el puerto más cercano al valle de México. 

4.- Hubo descoordinación por parte de los cuerpos de seguridad, se vieron peor que El Bronco de Nuevo León, muy independientes. 

5.- El sector salud (IMSS, ISSSTE, Hospital Civil), no están preparados para una emergencia de este tipo, no cuentan con material, ni medicamentos, ni instalaciones, los pacientes llegan y tardan en atenderlos, no es por falta de capacidad humana, simplemente porque no cuentan con las herramientas necesarias para hacerlo. 

6.-Los únicos que podrían intervenir favorablemente en una situación de tales proporciones, son: El Hospital Militar y el Centro Médico Tuxpan. 

7.- El Consejo de Seguridad Estatal y Municipal, tendrán que evaluar puntualmente el trágico desenlace en el que la sociedad sospecha que el elemento del IPAX no fue atendido con la prontitud requerida. 

8.-Es indispensable mejorar las condiciones laborales, incluyendo las de chalecos antibalas y armamento de aquellos que se desempeñan en los cuerpos de seguridad, tanto del sector público como el privado. 

9.- Sorprendió la valentía de Salvador Hernández, pero estaba en completa desventaja, el factor sorpresa y la superioridad del armamento jugaron en el desenlace de éste incidente. Sus deudos lo extrañan y lo lloran y se preguntan si valió la pena impedir el asalto. 

10.- En el cementerio, mientras unos depositaban los restos de Salvador, el director del IPAX arengó a sus súbditos, aquellos que están bajo sus órdenes, les contó la fábula de la gallina y el cerdo; la primera invitaba al segundo para poner un restaurante y vender “huevos con jamón ó tocino”. La historia termina en que uno se involucra y el otro se compromete.

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