jueves, 11 de junio de 2015

Morena y el futuro

En la Ciudad de México fue un éxito la primera contienda electoral en la que Morena participó como partido político con registro propio y sin alianzas. Se obtuvo la mayoría en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal y se ganaron las delegaciones Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Tláhuac, Xochimilco y Tlalpan. Otras, como la Gustavo A. Madero e Iztapalapa, aún podrían ganarse; la primera merced al recuento de votos y la segunda repitiendo una elección que se distinguió por el acarreo y la descarada compra de votos, en especie y en efectivo.
Si bien en Iztapalapa y en Gustavo A. Madero predominaron trampas y tranzas, ni estas delegaciones no fueron la excepción; el proceso en todo el país estuvo marcado por las prácticas corruptas de los partidos en el poder; a nivel federal, el PRI, en la Ciudad de México, el PRD. Así, los triunfos obtenidos por Morena en la capital reflejan inequívocamente la fuerza y madurez del Movimiento Regeneración Nacional, y sólo pueden sorprender a analistas miopes y ciudadanos desinformados. Pues aunque ésta haya sido la primera contienda electoral en la que participa como partido político y sin la posibilidad de aliarse con nadie, su activismo se remonta diez años atrás y tiene antecedentes desde 1988. Aunque novato como partido, el Movimiento tiene experiencia en la lucha organizada.
No en toda la República le fue bien a Morena, que en la cámara de diputados habrá de oponerse al PRI y sus secuaces sin posibilidad de frenar ahí sus felonías disfrazadas de reformas estructurales. Para lograrlo, habrá de revitalizar su espíritu de movimiento social y actuar en las calles, en combinación con las organizaciones y los grupos dispuestos a terminar de una vez y para siempre con este régimen.
Morena afronta la necesidad de luchar junto a las diversas y dispersas luchas sociales y pugnar por la unidad. Hubiera resultado positiva una alianza con la disidencia magisterial y el movimiento que exige justicia por el brutal atentado que sufrieron los normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre. Desgraciadamente las partes no tuvieron ni la capacidad ni la voluntad política para lograr un acuerdo e ir juntos al proceso electoral. Ello a pesar de que Morena ofreció, en caso de ganar la gubernatura de Guerrero, que el aparato judicial sería controlado por quienes han sido agraviados por el Estado. Como era previsible, fracaso el intento de boicot a las elecciones en Oaxaca y en Guerrero, donde murió un profesor que estudiaba un posgrado en la UPN. Así, el PRI se hizo de la gubernatura guerrerense.
Probablemente, mirando hacia el 2018, Morena deba aliarse con otras fuerzas políticas, por ejemplo, la que derrotó al PRI en la capital e importantes municipios de Jalisco. Ahora contendieron amparados por Movimiento Ciudadano, pero sus dirigentes y muchos de sus votantes estuvieron con nuestro movimiento en 2006, 2009 y 2012.
La unión hace la fuerza. Faltan tres años para las próximas elecciones, en ellas estará en juego la presidencia de la República. Y Morena debe llegar a ellas en perfecta unidad y sumando fuerzas. Vamos recio. Morena tuvo un buen inicio como partido, pero en el 2018 debe ser parte importantísima de una fuerza irresistible, capaz de cambiar el curso de la historia actual y salvar a México.
@Vegdelanoche 
Fuente: Radio AMLO

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