sábado, 13 de febrero de 2016

Bienvenido al México Profundo, Papa Francisco



· Avances y retos del pontificado de Francisco 
· El Papa encontrará una feligresía decepcionada de su jerarquía
· Los derechos de las mujeres siguen siendo el gran pendiente 

México, D.F.- Este 12 de febrero, México recibe al Papa Francisco. Desde Católicas por el Derecho a Decidir nos unimos a la feligresía católica y le damos una calurosa bienvenida, pues consideramos que esta es una gran oportunidad para difundir nuestras propuestas sobre “La Iglesia que queremos”, sobre los avances en las reformas que el Papa ha iniciado, las fisuras que existen entre la jerarquía Católica mexicana y las propuestas del Papa, y lo que le falta por hacer a la Iglesia.

La presencia del Papa en México es un motivo de esperanza para la feligresía católica, porque México está sumido en una crisis severa de violencia, corrupción, desigualdad creciente e impunidad. Creemos que su visita a lugares tan significativos como Chiapas, Michoacán, Juárez y Ecatepec, le permitirán encontrarse con ese México profundo que espera su presencia. Quisiéramos escuchar mensajes de solidaridad del Papa con los sectores excluidos, especialmente con las víctimas de feminicidio y de pederastia clerical, con la juventud, los pueblos indígenas, la población migrante y los familiares de desaparecidos, particularmente los familiares de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, para quienes una palabra de misericordia será de gran alivio.

En el contexto de su visita, creemos fundamental poner en la agenda pública la situación actual de los derechos humanos, la condición desigual y la violencia contra las mujeres en México. Lo que es evidente, entre otras cosas, es que las mujeres en México siguen enfrentando la sistemática violación de sus derechos, derivada de la desigualdad entre hombres y mujeres; en el país cada día son asesinadas siete mujeres, es decir más de 2.500 asesinatos al año. Frente a este hecho el Papa ha sido claro al reconocer que las mujeres “sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia”, llamado que no ha tenido eco en la jerarquía Católica mexicana, que con contadas excepciones, persiste en condenar, culpabilizar y criminalizar a las mujeres de las violencias de que son objeto.

Otro de los escenarios que enfrentará Francisco es el de una feligresía decepcionada por la ineficacia de los mecanismos creados por la Iglesia para combatir el problema de la pederastia clerical, con casos emblemáticos que han quedado impunes como el de Marcial Maciel o el del Cardenal Rivera Carrera. El Papa encontrará una distancia entre la feligresía y las autoridades eclesiásticas, porque la jerarquía católica no está atenta a sus preocupaciones, no acompaña a los excluidos ni se solidariza con las víctimas, ni abraza a los familiares de miles de personas asesinadas y desaparecidas.

Sin embargo, creemos fundamental reconocer los importantes avances propuestos por el Papa en temas como:

- El reconocimiento de la importancia de la laicidad del Estado. 

- La comprensión del dilema que enfrentan muchísimas mujeres ante el imperativo de interrumpir un embarazo no deseado y que en la mayoría de los casos subyace “un drama existencial y moral” y una decisión dolorosa.

- El cambio de lenguaje al referirse a los homosexuales como personas que son como toda criatura amados por Dios.

Pero también señalamos algunos de los retos importantes que tiene la Iglesia:

- Los derechos de las mujeres siguen siendo soslayados por enseñanzas atávicas que reafirman los roles tradicionales de servicio y cuidado de los otros: los hijos, los enfermos, los ancianos.

- El cambio de las enseñanzas sobre anticoncepción. En el siglo XXI y ante la emergencia de escandalosas tasas de embarazo adolescente no se puede seguir prohibiendo el uso del condón y de métodos anticonceptivos.

- El cumplimiento de las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU para que se cambie la estructura eclesial y se elimine el encubrimiento de los crímenes de pederastia clerical; se pida perdón y se repare integralmente el daño a las víctimas, además de expulsar a los sacerdotes pederastas y entregarlos a la justicia civil. 

- No podemos dejar de expresar nuestra tristeza por el hecho de que aunque el papa Francisco ha manifestado que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia […] en los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino” (Evangelii gaudium, núm. 103), en nuestra Iglesia no se nos reconoce a las mujeres la misma dignidad ni capacidad que a los hombres. Mientras no se acepte que las mujeres podemos ejercer el sacerdocio, no habrá igualdad para nosotras en la Iglesia católica.

Por todo lo anterior, esperamos una Iglesia que sea una casa abierta a la diversidad y la complejidad humanas, que prefiera estar “herida y manchada por salir a la calle, que encerrada y aferrada a sus estructuras” mentales e institucionales, como afirma el Papa. Exhortamos a la jerarquía Católica mexicana a que siga el ejemplo del papa Francisco y adopte un estilo de vida sencillo y austero, sin privilegios, haga suya la agenda social impulsada en este pontificado y se ponga del lado del pueblo de Dios.

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