POR TLACAELEL
Hasta donde puedo expresar, no conozco mucho de la política interna de los Estados Unidos de Norteamérica, sin embargo me atrevo a escribir acerca de uno de los candidatos de la competencia actual por la presidencia de ese país: el republicano Donald Trump.
Este candidato ha llamado ampliamente la atención en los medios masivos de comunicación por la forma estrafalaria, rudimentaria y muchas veces grosera, de practicar la política y hasta donde podemos darnos cuenta le ha funcionado a diferencia de las formas adoptadas por otros candidatos, incluida su contrincante la demócrata Hilary Clinton.
Nuestro país ha sido uno de los blancos preferidos de Trump para desgañitarse en oprobios y amenazas, que si de llegar construirá un muro pagado por los propios mexicanos; que si los mexicanos que viven en estados Unidos y los que llegan actualmente son corruptos, drogadictos y violadores; que si echará para a tras el TLC y el TTP, hasta ahora son especulaciones del tipo televisivo para llamar la atención al estilo gringo de manera estridente y comercializadora para llegar a los amplios sectores de votantes de las clases populares de allá.
Independientemente de los conflictos que Trump haya tenido con los mexicanos en el pasado, es evidente que el actual candidato republicano a la presidencia de su país personalmente se encuentra atrapado entre cuatro muros:
EL muro de la egolatría: no es necesario ser tan docto para darse no cuenta que Trump es un ególatra consumado, ya que es un tipo que siempre pone al frente sus intereses propios, al grado de nominar a parte de sus propiedades con su propio apellido: Trump World Tower, Trump Hotel Las Vegas, Trump Ocean Club International Hotel & Tower y otras.
El muro de la xenofobia: Trump representa al clásico tipo de la clase alta norteamericana, que desprecia a toda persona que tenga rasgos diferentes a los anglosajones, para ellos, los negros, los latinos, los indígenas, inclusive los pobres son sujetos de desprecio y hasta de exterminio.
El muro de la paranoia: Trump se cree “grande”, “predestinado”, “salvador” de las condiciones de decadencia de su país y del mundo, sin embargo, por su poca vocación académica y democrática no distingue que la solución a los problemas intensos del planeta, requieren de verdaderos acuerdos entre la mayoría de naciones, para revertir los efectos del desgaste social, ecológico y económico que se tienen actualmente.
El muro de la soledad: normalmente en la historia se presentan historias de personajes similares al de este candidato, pero como solamente trabajan para defender los privilegios propios o de los grupos conservadores acaudalados y desprecian a las demás comunidades que no son afines a sus intereses, terminan aislados, solitarios y desprestigiados como todos los grandes dictadores de la humanidad.
Independientemente que si este neoyorquino, presbiteriano, empresario, presentador, inversionista gane o pierda la presidencia del país todavía más poderoso del orbe, políticamente el arribo de este personaje nefasto para la democracia podría crear a futuro una reacción en cadena que minara aún más la deteriorada estabilidad económica y política de esa nación.
En México ya hemos padecido las consecuencias de al menos 3 sexenios gobernados por tecnócratas al amparo de las televisoras y los grupos de poder, esperemos que a futuro no nos apliquen la misma receta desde adentro y afuera.
Fuente: Radio AMLO
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