Por Ángel Álvaro Peña
Las críticas se dirigen hacia una administración pública estatal muy golpeada. Pero no por ello está libre de cometer errores. Desde luego hubo quienes por el resentimiento de haber perdido o por el rencor de perder canonjías hasta llegaron a inventar errores. Los hay, no son pocos y deben solucionarse de raíz.
Los errores se miden por sus consecuencias y muchas veces éstas no se calculan de manera suficiente hasta que son una bola de nieve. Dejar crecer un error no sólo es permitir que se expanda sino hacer más compleja su solución, y ahora hay un grave problema frente al ejercicio político de Veracruz.
Hay problemas que pueden solucionarse con un poco de voluntad y otros que tardan un poco más, entre los primeros se encuentra la posición incómoda de quien se asegura es primo del gobernador, quien en un gesto de solidaridad ha intentado enfriar el asunto, pero en realidad dicha actitud ha encendido más los ánimos en la comunidad veracruzana.
El subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, quien no tiene ningún apellido del mandatario estatal, es el objeto de la discordia. Sobre todo luego de que el Presidente de la República, explicara que en esta administración se incurre en el nepotismo hasta con los concuños y cuñados, quienes rara vez tendrían un apellido igual.
Así, la orden es clara y debe acatarse; sin embargo, la prudencia y solidaridad del gobernador hace que el problema crezca, no sólo en la credibilidad sino en la lealtad al Presidente de la República, quien seguramente en su próximo viaje a Veracruz no levantará la mano al gobernador si este problema no se resuelve a satisfacción de la opinión pública del país.
Sorprende la actitud de Eleazar Guerrero que, debió interponer ante cualquier sospecha su renuncia. Esta decisión debió tomarla desde hace semanas, nunca debió dejar crecer el problema que derivó en un escándalo en los medios.
La opinión pública somos todos y la gente en el gobierno son minoría por mucho que representen a la población. De ahí que hay explicar lo nebuloso y aclarar lo oscuro.
Resulta increíble que Eleazar Guerrero pague con una deslealtad tanta lealtad de su jefe. La honradez implica decisiones que deben tomarse de inmediato y ésta, que debió ser tomada desde hace varios días, es una de ellas.
La pasividad y silencio del supuesto primo puede interpretarse como complicidad o indiferencia del mandatario estatal, y eso no debe suceder frente a una multitud de miradas que vigila, muchas veces de manera crítica, todo lo que se hace en el gobierno estatal.
La renuncia del supuesto primo debe ser inmediata y su aclaración urgente. No se trata sólo de que ya no golpeen al gobernador sino de quitarle el golpe. La opinión pública espera una respuesta positiva ante tanta confianza del Presidente de la República, quien ha demostrado tener un gran interés sobre el desarrollo del gobierno veracruzano y defendido, a capa y espada, la honestidad del gobernador.
Veracruz ha sido muy lastimado en el pasado, no podemos los veracruzanos cargar con una afrenta que se soluciona con una renuncia. Es tiempo de enmendar errores, pero, sobre todo, de caminar sin lastres. PEGA Y CORRE. - Ante esta guerra de descrédito, a veces merecido, ya nada más falta que Eleazar Guerrero quiera que el Presidente de la República venga a levantarle la mano, como muestra de que la impunidad puede continuar…
angelalvarop@hotmail.com
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