Por Orlando Segura Hervert.
La Señora Eva, abuela del “niño Víctor”, un joven de aproximadamente 16 años, vive en esa zona, tiene una casa muy humilde, la doña se puso triste, así se lo hizo saber a sus vecinos de la calle Quintana Roo de la colonia Anahuac, antes, este acceso era de terracería, el año pasado le echaron una manita de gato y quedó media arreglada, en el presente mes, tuvieron que usar maquinaria, grava y chapopote para recomponer este importante medio que comunica a diversos sectores poblaciones.
La doña se puso triste porque mataron a su perro y explica a los habitantes que no se rían, y argumenta a su favor que hubiera pasado si el accidentado fuera un niño.
La ciudadana en cuestión tiene razón, los automovilistas pasan a alta velocidad, sobre todo en la noche, los conductores no están acostumbrados a una ruta en buenas condiciones, así lo refieren quienes radican por ese lugar. Es necesario que se coloquen topes o cabos para invitar de manera forzosa a quienes manejan los automotores, camiones, camionetas o unidades pesadas, a que reduzcan los velocímetros.
La gente agradece a aquellos que colaboraron en la transformación de la calle, hace algunas semanas se tenía que manejar a ritmo lento porque los hoyos no permitían un movimiento más acelerado; los colonos no saben ni les interesa conocer quien hizo la obra, pero están contentos con los resultados. Ahora, viene la responsabilidad de aquellos que manejan los respectivos carros del año (1993, 1995, 1997, 1999… etc), la Dirección de Tránsito debería poner letreros invitando a conducir con precaución o bien algún otro tipo de señalamiento vial.
De pasadita piden se apliquen operativos para detectar si andan con aliento alcohólico, sobre todo en la madrugada, cuando les da por pisar más fuerte el acelerador, esto permitirá evitar que se cometa alguna desgracia.
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