Por Orlando Segura Hervert.
osh_prd@hotmail.com
300 jóvenes adoptaron un abuelo, para ello asistieron al Asilo de Ancianos ubicado a varios kilómetros de la carretera a Tamiahua, ahí convivieron con personas de la tercera edad, compartieron el pan y la sal, bailaron, cantaron y obtuvieron el cariño de aquellos individuos que han encontrado refugio en ese albergue que sobrevive por el trabajo altruista de las Damas Vicentinas San Vicente de Paul.
Los estudiantes de la Universidad del Golfo de México destinaron el martes, miércoles y jueves para visitar ese sitio en donde los abuelitos cuentan con alimentación, revisión médica, alojamiento y la oportunidad de vivir dignamente sus últimos días, varios sectores se han organizado para proporcionar diversos elementos en la medida de sus posibilidades.
La institución de nivel superior a cargo de Rubén Islas Pérez, aplica durante el año escolar un programa social, la intención es que los alumnos sean parte importante en el cambio y transformación de su entorno, que adquieran valores éticos, solidarizándose con los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Los integrantes de la UGM, conjuntamente con los docentes y trabajadores administrativos, aportaron diferentes utensilios, pañales, artículos de limpieza, aseo personal, cepillos, pasta dental, talco; así como despensas compuestas de galletas, sopas, jugos, arroz, frijol, atún, entre otros. Los agasajados mostraron con buen modo la gratitud por los obsequios entregados.
Así las cosas, el sector juvenil aprendió que la vida hay que disfrutarla, que unos tienen la fortuna de llegar a los 80 o 90 años, no todos alcanzan la meta de la tercera edad, algunos se quedan en el camino, cada momento de nuestra existencia es importante y trascendental; comprendieron que es mejor dar y en el paso por el universo se cosecha lo que se siembra.
En esta ocasión, Julia Cruz Juárez fue la encargada de instrumentar y coordinar las actividades con las que reivindicaron la solidaridad a los abuelitos.
300 jóvenes adoptaron un abuelo, para ello asistieron al Asilo de Ancianos ubicado a varios kilómetros de la carretera a Tamiahua, ahí convivieron con personas de la tercera edad, compartieron el pan y la sal, bailaron, cantaron y obtuvieron el cariño de aquellos individuos que han encontrado refugio en ese albergue que sobrevive por el trabajo altruista de las Damas Vicentinas San Vicente de Paul.
Los estudiantes de la Universidad del Golfo de México destinaron el martes, miércoles y jueves para visitar ese sitio en donde los abuelitos cuentan con alimentación, revisión médica, alojamiento y la oportunidad de vivir dignamente sus últimos días, varios sectores se han organizado para proporcionar diversos elementos en la medida de sus posibilidades.
La institución de nivel superior a cargo de Rubén Islas Pérez, aplica durante el año escolar un programa social, la intención es que los alumnos sean parte importante en el cambio y transformación de su entorno, que adquieran valores éticos, solidarizándose con los sectores menos favorecidos de la sociedad.
Los integrantes de la UGM, conjuntamente con los docentes y trabajadores administrativos, aportaron diferentes utensilios, pañales, artículos de limpieza, aseo personal, cepillos, pasta dental, talco; así como despensas compuestas de galletas, sopas, jugos, arroz, frijol, atún, entre otros. Los agasajados mostraron con buen modo la gratitud por los obsequios entregados.
Así las cosas, el sector juvenil aprendió que la vida hay que disfrutarla, que unos tienen la fortuna de llegar a los 80 o 90 años, no todos alcanzan la meta de la tercera edad, algunos se quedan en el camino, cada momento de nuestra existencia es importante y trascendental; comprendieron que es mejor dar y en el paso por el universo se cosecha lo que se siembra.
En esta ocasión, Julia Cruz Juárez fue la encargada de instrumentar y coordinar las actividades con las que reivindicaron la solidaridad a los abuelitos.
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