Por Fernando Morales Rocha.
Tuxpan- Mejor.
Sería importante que los jóvenes de la UG (Leonardo Othoniel Jiménez Sotero, Fernando Herrera Ugalde y Omar Arturo González Reyes), fueran ellos mismos quienes tuvieran la iniciativa de trabajar o impulsar los estudios a los que refieren.
En Tuxpan-Mejor, proyecto de gran visión, encontrarían temas de tesis e información para realizarlas. Lo que contribuiría en gran manera a incrementar el acervo; a la promoción de un Tuxpan-Mejor y con verdaderas oportunidades de desarrollo. Y a que ellos mismos se generen sus propias oportunidades de ocupación y/o empleo.
Debo decir que en Tuxpan habemos muchos que decimos que está mal; y hasta que deberían hacer “otros”, pero muy pocos asumen la responsabilidad histórica que les ha tocado vivir, y menos que pocos, los que hacen algo por cambiar su propia realidad. Y este es el desafío para estos tres jóvenes y para aquellos que aún sin externarlo públicamente anhelan un Tuxpan diferente, pero Mejor, con rumbo cierto y con oportunidades para muchos.
Es fácil no hacer nada, pero nunca será menos riesgoso que hacer “algo”. Y si eso que se haga es sobre la base de un diagnóstico; sobre la base de una re-definición de vocación; sobre el consenso y sobre un acuerdo amplio e incluyente, entonces, estaremos definiendo el rumbo y tomando control de nuestra vida en comunidad.
Es relativamente sencillo señalar lo que está mal; y aunque hacer “lo necesario” es quizás un reto formidable o el reto de los retos. La indolencia de no hacer siquiera “algo”, nos mantendrá esclavizados a la incertidumbre, a la indefinición y a los mezquinos intereses de los poderes fácticos.
Hoy como ayer, Tuxpan adolece de rumbo, de una imagen de futuro, de proyecto y lo que es peor, ha claudicado en su responsabilidad de ser punta de lanza en el desarrollo regional. Y si asumiéramos con los ojos de la imaginación que Tuxpan es un navío, “muchos” dirían que a pesar de los pesares ha sido “exitoso” porque no se ha hundido en las turbulentas aguas de la indefinición.
Evidentemente el que hasta hoy no haya naufragado es “bueno”, pero el que navegue en periplo sin rumbo definido y sin puerto seguro donde arribar para atracar, además de costoso, es altamente riesgoso y completamente desesperanzador.
En esto precisamente radica la importancia de asumir nuestra responsabilidad. Contar con un plan de largo plazo es ya impostergable.
Finalmente decir, que “todo mundo” señala errores, desaciertos y enlista lo que está mal; y algunos más, hasta dicen que ellos mismos lo harían diferente y mejor. Y estoy cierto que “no muchos” podrían entregar mejores cuentas y realizar mejor las cosas… es fácil decir QUÉ está mal, como fácil decir, que podrían estar mejor las cosas. Pero no he visto, no he leído, ni he escuchado a alguno decir CÓMO hacer para que las cosas cambien o al menos mejoren. Todo mundo opinamos, pero son pocas las propuesta de solución; y aún y cuando éstas (las propuestas, las de Tuxpan-Mejor) les parezcan a algunos ficción o improbables de llevarse a cabo. Será al menos un granito de arena que se aporta al estéril desierto de la falta de propuestas de solución. Pero al menos: un granito de arena.
En Tuxpan-Mejor, proyecto de gran visión, encontrarían temas de tesis e información para realizarlas. Lo que contribuiría en gran manera a incrementar el acervo; a la promoción de un Tuxpan-Mejor y con verdaderas oportunidades de desarrollo. Y a que ellos mismos se generen sus propias oportunidades de ocupación y/o empleo.
Debo decir que en Tuxpan habemos muchos que decimos que está mal; y hasta que deberían hacer “otros”, pero muy pocos asumen la responsabilidad histórica que les ha tocado vivir, y menos que pocos, los que hacen algo por cambiar su propia realidad. Y este es el desafío para estos tres jóvenes y para aquellos que aún sin externarlo públicamente anhelan un Tuxpan diferente, pero Mejor, con rumbo cierto y con oportunidades para muchos.
Es fácil no hacer nada, pero nunca será menos riesgoso que hacer “algo”. Y si eso que se haga es sobre la base de un diagnóstico; sobre la base de una re-definición de vocación; sobre el consenso y sobre un acuerdo amplio e incluyente, entonces, estaremos definiendo el rumbo y tomando control de nuestra vida en comunidad.
Es relativamente sencillo señalar lo que está mal; y aunque hacer “lo necesario” es quizás un reto formidable o el reto de los retos. La indolencia de no hacer siquiera “algo”, nos mantendrá esclavizados a la incertidumbre, a la indefinición y a los mezquinos intereses de los poderes fácticos.
Hoy como ayer, Tuxpan adolece de rumbo, de una imagen de futuro, de proyecto y lo que es peor, ha claudicado en su responsabilidad de ser punta de lanza en el desarrollo regional. Y si asumiéramos con los ojos de la imaginación que Tuxpan es un navío, “muchos” dirían que a pesar de los pesares ha sido “exitoso” porque no se ha hundido en las turbulentas aguas de la indefinición.
Evidentemente el que hasta hoy no haya naufragado es “bueno”, pero el que navegue en periplo sin rumbo definido y sin puerto seguro donde arribar para atracar, además de costoso, es altamente riesgoso y completamente desesperanzador.
En esto precisamente radica la importancia de asumir nuestra responsabilidad. Contar con un plan de largo plazo es ya impostergable.
Finalmente decir, que “todo mundo” señala errores, desaciertos y enlista lo que está mal; y algunos más, hasta dicen que ellos mismos lo harían diferente y mejor. Y estoy cierto que “no muchos” podrían entregar mejores cuentas y realizar mejor las cosas… es fácil decir QUÉ está mal, como fácil decir, que podrían estar mejor las cosas. Pero no he visto, no he leído, ni he escuchado a alguno decir CÓMO hacer para que las cosas cambien o al menos mejoren. Todo mundo opinamos, pero son pocas las propuesta de solución; y aún y cuando éstas (las propuestas, las de Tuxpan-Mejor) les parezcan a algunos ficción o improbables de llevarse a cabo. Será al menos un granito de arena que se aporta al estéril desierto de la falta de propuestas de solución. Pero al menos: un granito de arena.
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