lunes, 19 de noviembre de 2007

COMENTARIO RECONTRACAÑON Y COLUMNA RETRATOS DE MIGUEL CAMIN



Demócrata editor, le distraigo de su innegable festejo, producto del nuevo estado que guardan los resultados electorales municipales del 2 de septiembre a bondad de dos magistrados de la sala electoral del poder judicial del estado. Le soltaré a usted y a los aficionados al nuevo triunfalismo unas opiniones cabronas que no serán del gusto suyo, pero que me vale madres. No escribo para satisfacerlo a usted y sus lectores. Faltaba más. Escribí hace unos días en Retratos que de Alcántar y Gánem no se hace uno. Quienes en la calle, casas, oficinas, cafés, restaurantes, fiestas y tertulias discuten con pasión la conveniencia de que sea uno o el otro el que ocupe la alcaldía, pierden su puto tiempo. Son los mismos, con otros nombres, otros rostros, otros sexos, que hace décadas, en este país jodido, cifraban la esperanza en X o Y candidato o partido. El tiempo les hizo justicia, sólo para demostrarles que igual de culeros son el pinto y el colorado. El hombre más rico del mundo, 20 familias hasta el culo de dinero, 50 millones de pobres, una economía que no crece ni aún administrándole viagra, todos analfabetas funcionales, son hechos incontrovertibles de lo desolado del paisaje social mexicano. No es el sistema político el que está jodido, somos lo mexicanos que lo alimentamos con puñeteros sueños, esperanzas y quimeras. No acudí a las urnas en las pasadas elecciones, ni en otra alguna. No creo en los candidatos, menos en sus partidos, y ni por equivocación en sus propuestas. Prefiero prestarle mi oído a una puta del milenio o casa del árabe que ponerle atención a un político. Aquéllas te roban de frente corriendo riesgos, éstos cobardes se escudan en discursos y se protegen en leyes hechas para evadir la responsabilidad, asegurar la impunidad. Dicen que la democracia electoral es la menos imperfecta de las formas de gobierno que el hombre ha construido. Es una falacia. Una mascarada, La democracia engendra monstruos que devoran generaciones. Si algún candidato o partido en el México actual no se ha perpetuado en el poder, como lo hicieron Benito Juárez, Porfirio Díaz, Hitler, Mussolini, Stalin, Margaret Thatcher, Felipe González, Helmult Khol, Castro, el rey Juan Carlos, Hugo Chávez, Mennen, Fujimori, y otros, no es por falta de ganas, sino porque el tiempo y los modos se los han negado, pero no por convicción democrática propia. El poder, y su ejercicio, son refractarios a la democracia.
¡Que sigan los festejos, demócrata editor! Ayer fueron en el PRI, hoy en el PAN, ¿mañana?. Donde no hay duda, es que, más allá de quien resulte favorecido, dentro de tres años estaremos cagándonos de rabia porque una vez más la esperanza nos dio por el culo.
Gracias.


Miguel Camín


retratos1@gmail.com


R E T R A T O S


El cohete mexicano en las fiestas se eleva y estalla, para precipitarse en picada


1. CÓMICO: Aun resuena la madriza --e intendencia reporta haber escuchado ecos después de meses, años--, que le propinó Sergio Vaca a Inocencio Yáñez en un debate sostenido públicamente en sala de cabildos del ayuntamiento. Los argumentos de Vaca Betancourt no eran ni por asomo de peso, meros silogismos leguleyos, pero los juicios emitidos por Chencho eran tan arcaicos que tenían que ser valorados aplicando el método químico del carbono 14. Inocencio apelaba al materialismo histórico, el determinismo económico y luchas de clases, tres categorías decimonónicas aprendidas a vuelo de pájaro en las aulas de una universidad de un país del bloque totalitario soviético donde Inocencio becado fue a parar en sus años escolares. Sergio Vaca vuelve a ser diputado local, ahora por Convergencia, e Inocencio Yáñez sigue incrustado de parásito en el PRI. Le han dado la difunta Fundación Colosio, desde donde bravucón lanza una que otra perorata revindicando un cambio en su partido, que no llega. El que es buen juez por su casa empieza, aconseja la sapiencia popular. Inocencio debería empezar por sí mismo el cambio. Bastaría que promoviera en el registro civil el cambio de su nombre Inocencio, tan trasnochado como lo que indica, para que sus afiliados le creyeran.

2. FÁRSICO: Pepe Yunes supo con anticipo el fallo emitido por los magistrados contra los intereses de Juan Ramón Gánem, y sin embargo se apersonó en Tuxpan y marchó por las calles encabezando a un ejército de miserables ilusos. Estrechó manos, repartió abrazos, extendió saludos, y habló, y fue inescrupuloso testigo del rito magdaleno escenificado histriónicamente por Gánem. Todo era una farsa, en la que a güevo Juan Ramón tuvo que participar como primer actor. Se mordió un testículo y la mitad de otro, y a pesar de ese esfuerzo cabrón que significa atentar contra su propia masculinidad, soltó un par de periodísticas lágrimas. No habrá cambios en el Trife y Pepe Yunes lo sabe. Lo otro, lo de tomar avenidas y gastar suela es mera parafernalia del líder partidista que muere con los suyos en la raya. Los pendejos seguirán engrosando filas, siguiendo al líder en una estampa de tiempos cínicos e inmemoriales.

3. PESCADO: Las pescaderías de bajo del puente Tuxpan tienen el olor de las alcantarillas. Encima, en el pretil, vehículos raudos esmerilan destellos, y la baranda larga y seductora, a dos ojos del espejo de agua, evapora en un desafío de palomas. En los pasillos, todo es tan estrecho, tan sórdido que los sentidos encuentran su vocación, su gusto, y no cabe lugar para el prejuicio, el reacomodo. El cauce que dirige su fin al mar trae de río arriba noticias de muertes, incestos y sepelios que vendrán mañana. La doña envuelve unos tajos de vulgar lebrancha en papel periódico, y quien lo toma siente la frescura de lo ido, el frío de lo in perpetuo.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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