martes, 4 de diciembre de 2007

COLUMNA RETRATOS.





¡Que de odio se alimentan los amores!

Por Miguel Camin


retratos1@gmail.com

1.- SECRETARIO: Alguien se va a quedar, cubeta, escoba, mechudo y recogedor en mano, a levantar uno a uno los trozos de algo que llegó a Juárez 20 roto. Quebrado y sucio. López Contla tendrá esa infame tarea. Tomó conciencia de que se haría cargo de un albañal cuando el alcalde ya en funciones lo hizo traer de Pemex Poza Rica, donde incoloro se ejercía. Voluntarioso pero trémulo, laborioso con ideas baldadas, fue siempre afín al perfil grisáceo de su jefe. Planeador de bajo vuelo, hizo de la secretaría particular el receptáculo de la decepción y el desengaño. Cómo cuidar los tiempos de su jefe sin una coraza ruin donde el reclamo ciudadano se resbala.

2.-FOTOGRAFIAS: Martha Silvia Sánchez, antes de Orta (¿ahora?), tiene la oportunidad de ir al palacio municipal, específicamente a la sala de cabildo, desprender la fotografía que ahí cuelga, tomarla y regresar a casa y poner a salvo un poco de su honor político, que no es mucho, por supuesto, pero tampoco es poco. Debe hacerlo antes de que un nuevo huésped ocupe un lugarcito en la galería. Compartir vitrina con Jerónimo Folgueras será trago amargo. Símil de Zapata Vázquez y Alfredo Huerta, no se concibe a unos metros de alcaldes que fueron en su actuar público y privado su reverso: Jorge Gutiérrez y el ingeniero Julio Deschamps, por ejemplo.

3.-LA MESA: No me ocuparía de ella sino fuera porque un lector(a) me envío un apresurado texto cundido de fiebre de adjetivos donde me pide dar cuenta de quienes la frecuentan o la viven: es la mesa numerada como 20 del Café El Quijote, en la vulgar Avenida Juárez (¿qué vale la pena en dicha avenida?, salvo dos o tres excitantes frentes de inmuebles de época lo demás es corriente, plástico, cristal, vinil, edificios de deshecho). Son muchos pensé para mí, y agregué: es cierto, pero son iguales. Quienes la habitan se enorgullecen de que como en el huerto del Señor haya de todo, diversidad en un clima de abierta tolerancia. ¡Patrañas! Lo suyo es el oxidado ocio, la apatía, la orfandad en la ideas, imitar con grado de arte la intriga, el doblés. Reconocerlo para ellos sería igualarse al bolero, al voceador, al común. Imposible: la falsa fachada es su reino. Pedirle a una vejiga que nos dé miel, un milagro.

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