viernes, 21 de diciembre de 2007

CUENTOS DE NAVIDAD...





PARA ESTHER ... SITA GARCIA.
Por Nina Salguero.
Las voz helada del viento le habla a mi cuerpo, me hace sentir frio, ya no es un frio como el que sentía de niña...hoy me cala los huesos, me duele la reuma, y el alma, cada año me va recordando mi edad, mi proximidad a la muerte. Aún no es invierno faltan unos días para que la estación se apropie de la tierra, aunque en sudamérica ya esté plantado el frio exhibiendo sus copos de hielo, frutos del invierno desde hace ya algunas semanas.No se me olvidó colocar el árbol, en mi casa no existe nada que indique que es navidad, las nochebuenas brillan por su ausencia, sin embargo la ciudad se ha vestido de adornos sobrios, de jardines donde las poinsettias nos recuerdan que alguna vez tuvimos la alegría y la ilusión de esperar a Santa Claus, hoy mi criterio ha considerado más esa fecha como una excepcional reunión familiar que una tradición propia. Sin embargo ..hoy sentí llorar a mi niña interior, y aunque luché por acallar mis recuerdos las nochebuenas de antaño resurgieron dentro de mi, me vi adornando un árbol de pino, alguna que otra esfera rota, el cariñoso reclamo y luego la expectación del nuevo día donde los regalos estaban pie del árbol, un niño Dios de yeso que esperaba ser colocado en el pesebre, el espejo simulando el agua, y todo un día de alegría y convivencia familiar.




Hace tiempo me pregunté porque alguna vez estaba una copa vacía de fino cristal cortado como especial obsequio para mi, nadie me supo decir quien la había dejado al pie del árbol, aún así la guardé y esa noche soñé con Yeshua Iamashiaj, hacia ya varios años que no teniendo nada que darle al Niño Dios, le coloqué una lágrima en su boca... al tiempo lo comprendí la copa fue su obsequio una copa para que depositara mis lágrimas, una copa que nunca se llena,que cuando está a punto de rebosar todo el líquido se evapora.Mi niña interior juega con los recuerdos y no dudo que Dios Niño, los pondrá hoy en una caja adecuada del color del sufrimiento , en el espacio y el tiempo veré a mi padre arrullándome y yo... para sobrevivir haré nacer a Jesús cada día en mi corazón, el manatial de mi ojos, aún no se ha agotado, a lo lejos se oye la triste voz de un tren que camina en medio de la noche, es mi vida.

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