sábado, 23 de febrero de 2008

VERACRUZ EN BLANCO Y NEGRO...


Por Uriel Flores Aguayo

urielfloresaguayo@hotmail.com

El Estado de Veracruz destaca a nivel Nacional por sus contrastes sociales y por su pobreza. Ocupamos los primeros lugares en muchos de los índices de marginación, apenas por encimita de Estados más amolados como Oaxaca y Chiapas. Sexenios van y sexenios vienen y seguimos casi igual. Se reconoce que el rezago es histórico y obedece a muchos factores, desde que somos del Sureste atrasado o que la Federación no ha correspondido a la aportación que le hacemos al país, hasta los malos gobiernos que no han podido o no han querido aplicar las políticas necesarias para que Veracruz saliera de la pobreza.

Un condicionante para el papel que desempeñan las autoridades locales es nuestra dependencia de los recursos federales, quedándonos un manejo autónomo de tres o cuatro por ciento. Tampoco hemos tenido administraciones estatales que reclamen un auténtico federalismo y enfrenten al poder central, más bien su casi único chiste es estirar la mano. Antes nos aplastaba el presidencialismo; hoy, nos reímos del presidentito.

Es muy difícil encontrar que en el pasado o ahora se hallan implementado políticas públicas serias y continúas para enfrentar los diversos problemas sociales que aquejan a Veracruz; lo poco que hay es de corte clientelar y se distribuye con fines partidistas y electorales: en el estado para el PRI y en los municipios para el partido correspondiente.

La pobreza de Veracruz explica en mucho el campanazo tricolor en la última elección local. A más control y más pobreza tenemos más PRI y menos pluralidad. Desde luego que también ganaron prometiendo a diestra y siniestra, tanto en asuntos muy puntuales como en la creación de expectativas. Ese va a ser uno de los grandes problemas tanto de los ayuntamientos como de los diputados locales, que ofrecieron soluciones casi mágicas a todo y que, obviamente, no van a poder cumplir. La mayoría de los ayuntamientos se la pasan quejándose y pidiendo préstamos, mientras que los diputados prefirieron repartir limosnas y dedicarse a hacer turismo legislativo.

Los problemas siguen, ahí están, devorando presente y futuro de los veracruzanos, contaminando el tejido social y hundiendo en la miseria a los que menos tienen. Pero no es todo, vivimos una crisis de inseguridad reflejada en una permanente ola de delincuencia y asesinatos constantes. Salvo discursos y fanfarrias no se hace mucho para hacerle frente a está situación.

El 2 de septiembre del año pasado el PRI ganó casi todos los cargos en disputa, obteniendo casi todos los derechos pero también las obligaciones de gobernar y representar a la inmensa mayoría de los veracruzanos. Por lo tanto, no debe pretender el ejercicio de los derechos y el reparto de las obligaciones en el resto de las fuerzas políticas. Si querían gobernar todo pues que asuman la responsabilidad de todo, ya veremos en los próximos años qué cuentas entregan y si vuelven a refrendar su control y credibilidad ante la gente en el 2009 y en el 2010.

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