martes, 4 de marzo de 2008

COMENTARIO... RESPUESTA A GUILLERMO BASURTO...



Por Miguel Camín

retratos1@gmail.com
A modo de entrada: en una piara alguien exclama: “dejemos que el tiempo haga su trabajo: una vez seco el barro es cuestión sólo de sacudirse y ran tan tan... bien limpios”
Entrañable editor, de un tiempo a esta parte hay, sino preocupación, por lo menos ocupación en ponerle rostro a Miguel Camín. Bien me había informado usted, en un correo que me hizo llegar, que en un principio fue tal el morbo (no sé si interés genuino) de saber quién se ocultaba tras ese nombre, que se aventuraron, como es deporte local, en ofrecer hipótesis; es decir, posibles personajes. Contesté, en aquel momento, que vaya manera de invertir su tiempo esos “güangos, pinches o culeros” –no recuerdo el halago, y me da pesadez buscar aquella nota aclaratoria—que pedían identificarme. Mentiría si dijera saber si dentro de esos güangos está o estuvo Guillermo Basurto. Lo que si supe, por información directa, fue que eran personajes afiliados al Pan. Retratos le había pellizcado el culo a alguno de ellos y se sentían heridos, ahí, donde se aloja su conciencia. Fue la cobarde época en que hizo su aparición Miguel Camín “El verdadero”. Un farsante que no aguantó tres mandarriazos, y puso pies en polvorosa. Ahora Guillermo Basurto salta al ruedo y –hay que valorarlo—me identifica con el nombre de Roberto: Miguel (Roberto) Camín, dice. Quiere Guillermo hacer realidad un deseo, un principio legítimo cargado de anhelo, pero no por ello verdadero. Lamento decepcionarlo: yo soy el que soy.
A Guillermo Basurto, imposible no recordarlo. Con él inicio la Columna Retratos. Un hijo, por feo que nazca, no se olvida, y se le quiere. Ahora que releo esas breves líneas, estaría en condiciones de modificar algunos verbos o adjetivos, asunto de gramática, de estética de redacción, pero me seguiría quedando con el tufo moral de su contenido: un servidor público al amparo de la noche en una gasolinería sirviéndose de su cargo para sacar raja personal, está más cerca de la estirpe de un ladrón que la de un funcionario público.
Sin embargo, aprovecho la nota réplica de Basurto para ponerles algunos puntos a la íes: Yo no califico, sólo describo. Aclaro: en las dos administraciones municipales cuyos candidatos han sido del PAN, fue el sello de sus dos alcaldes, Greer y Folgueras, lo que impuso la diferencia en su modo de hacer las cosas públicas. Los resultados están ahí para ser evaluados. Quién dice: ¡esta boca es mía! Y no lo dicen los panistas, porque están acostumbrados a pedirle cuentas a los vecinos partidistas de a lado, no a los suyos. No al menos con quienes tuvieron acuerdos mezquinos para acceder al poder. Bien advierte en estos días La Calumnia Tuxpeña (que hizo excepción, después de andar de puta y lame huevos poniendo estrellitas sin ton ni son, desatada arrabalera) sobre la disputa no por el partido acción nacional sino por la posesión de la franquicia que deja buenos dividendos: regidurías y direcciones, a quienes la toman bajo su control.
Guillermo Basurto llevó a Jerónimo Folgueras (junto con otros prohombres preocupados por el bien común, la dignidad de las personas, la solidaridad y la subsidiariedad en Tuxpan) a ocupar la alcaldía. No califico. Describo. Y festejaron orgullosos de su triunfo. No califico. Describo. Un año o un año y meses después vieron lo que otros vieron y advirtieron con anticipación sobre el talante fársico y rapaz de Jerónimo Folgueras y su círculo cercano de campaña y se dijeron sorprendidos. No califico. Describo. ¿Dónde –pregunto—está el primer panista de la primera línea, de los que pesaron y pesan en sus decisiones partidistas, en declarar públicamente que la cagaron? No sólo no lo reconocen, la siguen cagando. En esa zurrada soberbía y orgullosa debe Guillermo Basurto buscar las causas de la vergonzosa derrota frente a Juan Ramón Gánem. Invierta su tiempo en algo productivo para su partido y déjese de andarle haciendo al Hércules Poirot buscándole rostro a Miguel Camín.
Finalmente: a Guillermo Basurto esa señora llamada opinión pública lo tiene en su corta memoria por dos acontecimientos que lo envolvieron: uno, su asalto violento a las oficinas del Pan municipal en su condición de ariete, seguido por José Mancha y otros, para destituir al médico Humberto Orta de la presidencia del partido; y dos: su esperpéntico protagonismo en la confiscación de unos marranos de propiedad ajena cuando fue director municipal de ecología en el gobierno de Folgueras. Cargo del que fue despedido. No califico. Describo.
Miguel Camín
Posdata: Cuando Guillermo Basurto dice: “Al respecto quiero señalarte, que no tengo ninguna reyerta ni disputa con el Dip. Plurinominal por el distrito de Papantla Pepe Mancha y que las diferencias, que, SI SON IDEOLÓGICAS y de ACTUACIÓN dentro del Partido Acción Nacional, por lo que pretendemos resolverlas apegados a las normas del Partido…” en realidad quiere decir que como en el film El Padrino el asunto no es personal, es de negocios: basta que en la transacción, bajo las reglas de la camorra, la tajada deje satisfechos a ambos para que todo colorín colorado y siempre felices. Aquí si no describo. Califico.
Pd2. Apreciables elogios, pero se equivocó de destinatario.
Pd3. Debo reconocerle, a Guillermo Basurto, su alta autoestima. No debe ser fácil andar bajo esa piel.

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