

Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Con ese nombrecito, cuyo significado desconozco, fue bautizada la fiesta municipal más importante del año que se hace en Xalapa. Feria de la vida se llama la festividad de primavera que se ofrece a los xalapeños. Ese mismo tipo de feria en el pasado tubo otras formas y otros nombres. Cuando mal gobernó Villalpando, se aventó la puntada de ponerle “Feria Internacional”, cuyo alcance radicaba en algunos puestesitos de revistas o de artesanías enviadas por dos o tres embajadas. Mucho antes se denominó Feria de las Flores, que era un festejo mucho más típico y sencillo realizado en los Lagos del Dique.
Ahora en Veracruz, las ferias y los carnavales se vuelven escenario político y hasta partidista, privilegiándose la presencia de funcionarios. En muchos casos son las mismas fiestas de siempre pero con mucha publicidad, lo cual no estaría mal si se privilegiaran las costumbres del lugar, sin forzar con festividades articifiales. Ahora se venden como pachangas patrocinadas por refresqueras y cerveceras, lo cual es bastante censurable y de efectos negativos en los jóvenes.
La llamada feria tiene varios aspectos a ser revisados, por ahora no me refiero a la feria en sí o a los terrenos polvosos que sirven de estacionamiento en sus instalaciones. Lo que debería quedar claro para efectos de autenticidad son el origen y el destino de los recursos económicos con que se organizan; es decir, quién nombra al patronato, cuál es el carácter de los recursos que maneja y ante quién rinde cuentas. Si se trata de un negocio privado no habrá ningún problema, puesto que arriesgarían sus recursos y asumen la responsabilidad de ellos; pero si incluyen recursos públicos, habrá que ser muy transparentes en los manejos de la feria de la vida para que no sea de los vivos. Además que nos quede muy claro que Xalapa tiene otras necesidades prioritarias.
Hace unos días leí la que tal vez ha sido la más desafortunada declaración del señor Velasco, presidente, no alcalde, de Xalapa, en el sentido de que se va a estudiar la posibilidad de construir una sede exclusiva para la mencionada feria, debido a que el lugar donde actualmente se realiza, la Central de Abastos, ya fue vendida. Me opongo. Ya estuvo suave de que ante las enormes carencias de nuestra ciudad se tenga que destinar parte del presupuesto municipal para cosas superfluas o simples ocurrencias. Por supuesto que se debe hacer una feria como esa, se llame como se llame, pero sin morder el ya de por si raquítico presupuesto. Por lo tanto no debe haber recursos públicos de ninguna forma en ese tipo de actividades. El que quiera fiesta que le cueste, nada de andar ofreciendo supuestas gratuidades que nos cuestan a todos.
Es necesario de una vez hacerle saber al novel presidente de Xalapa, que debe pensar en políticas públicas serias y atender los verdaderos problemas del municipio. Ya hemos pagado muchos excesos y ocurrencias de varias administraciones locales, hasta tener una ciudad marginal y desastrosa. Xalapa merece más vida y menos vividores.
Con ese nombrecito, cuyo significado desconozco, fue bautizada la fiesta municipal más importante del año que se hace en Xalapa. Feria de la vida se llama la festividad de primavera que se ofrece a los xalapeños. Ese mismo tipo de feria en el pasado tubo otras formas y otros nombres. Cuando mal gobernó Villalpando, se aventó la puntada de ponerle “Feria Internacional”, cuyo alcance radicaba en algunos puestesitos de revistas o de artesanías enviadas por dos o tres embajadas. Mucho antes se denominó Feria de las Flores, que era un festejo mucho más típico y sencillo realizado en los Lagos del Dique.
Ahora en Veracruz, las ferias y los carnavales se vuelven escenario político y hasta partidista, privilegiándose la presencia de funcionarios. En muchos casos son las mismas fiestas de siempre pero con mucha publicidad, lo cual no estaría mal si se privilegiaran las costumbres del lugar, sin forzar con festividades articifiales. Ahora se venden como pachangas patrocinadas por refresqueras y cerveceras, lo cual es bastante censurable y de efectos negativos en los jóvenes.
La llamada feria tiene varios aspectos a ser revisados, por ahora no me refiero a la feria en sí o a los terrenos polvosos que sirven de estacionamiento en sus instalaciones. Lo que debería quedar claro para efectos de autenticidad son el origen y el destino de los recursos económicos con que se organizan; es decir, quién nombra al patronato, cuál es el carácter de los recursos que maneja y ante quién rinde cuentas. Si se trata de un negocio privado no habrá ningún problema, puesto que arriesgarían sus recursos y asumen la responsabilidad de ellos; pero si incluyen recursos públicos, habrá que ser muy transparentes en los manejos de la feria de la vida para que no sea de los vivos. Además que nos quede muy claro que Xalapa tiene otras necesidades prioritarias.
Hace unos días leí la que tal vez ha sido la más desafortunada declaración del señor Velasco, presidente, no alcalde, de Xalapa, en el sentido de que se va a estudiar la posibilidad de construir una sede exclusiva para la mencionada feria, debido a que el lugar donde actualmente se realiza, la Central de Abastos, ya fue vendida. Me opongo. Ya estuvo suave de que ante las enormes carencias de nuestra ciudad se tenga que destinar parte del presupuesto municipal para cosas superfluas o simples ocurrencias. Por supuesto que se debe hacer una feria como esa, se llame como se llame, pero sin morder el ya de por si raquítico presupuesto. Por lo tanto no debe haber recursos públicos de ninguna forma en ese tipo de actividades. El que quiera fiesta que le cueste, nada de andar ofreciendo supuestas gratuidades que nos cuestan a todos.
Es necesario de una vez hacerle saber al novel presidente de Xalapa, que debe pensar en políticas públicas serias y atender los verdaderos problemas del municipio. Ya hemos pagado muchos excesos y ocurrencias de varias administraciones locales, hasta tener una ciudad marginal y desastrosa. Xalapa merece más vida y menos vividores.
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