sábado, 19 de abril de 2008

CARDENAS VIVE



Por Uriel Flores Aguayo

urielfloresaguayo@hotmail.com

Setenta años llevó a la derecha mexicana y a las trasnacionales petroleras intentar la devolución del golpe que recibieron con la expropiación petrolera de 1938 ordenada por el General Lázaro Cárdenas. No es casual que escojan este momento marcado por las guerras por petróleo y el alza desproporcionada de sus precios. Lo que no pudo la derecha tricolor lo está intentando hacer la derecha azul, superando, con apenas siete años en el poder, los 18 años neoliberales de De la Madrid, Salinas y Zedillo. Esencialmente el PRI y el PAN coinciden en la agenda privatizadora, ya sin la presidencia este último partido saca lo que puede en beneficio propio y abandona todo rasgo de su origen revolucionario y nacionalista.

La riqueza petrolera con su corrupción y sus beneficios forma parte fundamental de la historia de México por lo menos en el último siglo. Sin la expropiación, sin PEMEX y sin la renta petrolera seria muy difícil explicarnos el país que somos. No debemos los mexicanos sentirnos culpables por periodos tan desastrosos como el de López Portillo, que resultó un espejismo y nos heredó endeudamiento externo, como tampoco con el pemexgate de Labastida, ni las carísimas ocurrencias empresariales de Vicente Fox.

Cuando en torno al proyecto de reforma de Calderón, aparece publicidad como la del tesoro enterrado y la que niega la privatización, o cuando se habla de bonos ciudadanos pocas dudas nos deben quedar de la tomadura de pelo que proviene del gobierno federal y de sus aliados.

En el debate por venir debe esclarecerse puntualmente el contexto internacional, de tal manera que se sepa que los intentos privatizadores del petróleo de México es parte de la agenda de instituciones financieras y empresas trasnacionales. De hecho, no sería muy extraño que hubiera algunos acuerdos entre la administración de Calderón y el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

Los promotores de la reforma dicen que no quieren privatizar, que su interés es la modernización de PEMEX; el problema es que gente como ellos en el pasado dijeron lo mismo respecto a otras áreas estratégicas de la economía del país, así como afirmaban de bondades en vender los Bancos que, a excepción de Banorte, terminaron en manos de grupos extranjeros, con lo cual perdimos los ciudadanos y perdió México algo de Soberanía. Con cuanta razón se inventó el dicho que indica que “la burra no era arisca sino que la volvieron a palos”. La experiencia nos dice que ofrecen las perlas de la virgen para privatizar y no cumplen, que anuncian que nada más será un poquito pero que quedará en manos nacionales y termina en poder de extranjeros.

Nos debe quedar claro el verdadero propósito de la iniciativa del PRIAN, que es abrir a intereses privados la riqueza petrolera. Ante ese intento somos muchos los que pensamos que ya estuvo suave de agravios y que no lo debemos permitir haciendo todo lo que esté a nuestro alcance y en los límites de la legalidad. La ocupación de las tribunas parlamentarias ocurre a manos de Senadores y Diputados, no de gente extraña, por lo tanto debe entenderse como un paro legislativo, lo cual hasta cierto punto es normal y nada tiene que ver con insurrecciones o quiebres constitucionales, como han insinuado algunos analistas de consigna.

Aquellos que se desgarran las vestiduras por las propuestas y que demonizan a López Obrador, deberían reflexionar sobre la situación real de México, donde reinan la injusticia y la pobreza, y donde siempre los poderosos se salen con la suya. El movimiento de defensa del petróleo pone a prueba el papel que juegan los medios de comunicación: reflejan el sentir ciudadano o solo dan voz al poder y a sus propios intereses. Quién lo iba a decir, el espíritu de Lázaro Cárdenas convive con nosotros.

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