viernes, 4 de abril de 2008

DESESPERANZA E IDEOLOGÍA...


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com


No tengo claro si será la desesperanza social o la confusión ideológica lo que llevó a algunos jóvenes mexicanos a involucrarse con las FARC. Por lo que sea el resultado es trágico. Cuatro muchachos radicalizados que mueren en forma tan dolorosa como absurda, sin posibilidades de reivindicar heroísmo alguno. Cuatro vidas que se pierden por causas inútiles y abstractas.

Tiene varias lecturas la circunstancia de que un grupo de mexicanos estuvieran en un campamento de las FARC bombardeado por el Ejército Colombiano. De entrada la falta de reacción y solidaridad del gobierno mexicano, que viene siendo el sello de la inútil y pésima administración de Felipe Calderón; para rematar, últimamente solicitaron una indemnización para los deudos, lo cual es ofensivo e inaplicable en este caso. Entiendo el dolor de los padres, debe ser desgarrador perder un hijo y más cuando son masacrados por bombas y balazos, lo que no encuentro congruente es exhibir fotografías de esos muchachos y pasear sus cenizas en actos de protesta; pienso que su actitud debió haber sido más discreta y hasta privada. Uno se puede preguntar hasta dónde los padres influyeron en la deformación de sus hijos como simpatizantes de la guerrilla; esos señores además de la pena deberían de demostrar vergüenza. He observado con cuidado que hablan de una campaña donde se estaría atacando a sus hijos, lo cual al parecer solo existe en su imaginación y me permite concluir que su actitud es protagónica y propagandista.

Lucía Morett, la joven mexicana sobreviviente de ese bombardeo nos revela las profundidades de una generación de universitarios dispuestos a morir por falsos ideales. Ella tenía 12 años cuando tuvo lugar el supuesto levantamiento del “Sub-comediante Marcos”, a quien de alguna manera le debe la inspiración para involucrarse con una guerrilla de verdad. Ha dicho esta joven que su actividad es “Bolivariana”, o sea que nos remite a Simón Bolívar, lo cual también trae muchas dudas sobre el significado actual de estas figuras y nos hace suponer que, en mucho, se trata de tomar una historia ideólogizada y, más aún, de formar parte de una ideología de estado. Si antes se aplicaba al marxismo en todo, hasta en la sopa; así como en Cuba, a José Martí, se le aprovechaba para explicar cualquier cosa, me suena igual lo de bolivariano. Sin embargo tanto Lucía, como sus compañeros masacrados, decían inspirarse en Bolívar para promover actividades en el Continente Americano. Es impresionante encontrarnos con estos hechos que conjugan tantas visiones y tantos intereses pero que en medio dejan a jóvenes en una asombrosa y anacrónica confusión ideológica. Es fuerte el dato de la desesperanza juvenil por un presente gris y un futuro sombrío que los lleva al ocio, a la delincuencia y, para asombro de muchos, a la guerrilla; es tan fuerte que mata.

Los bombazos a la FARC trajeron consecuencias a México, una de las lecciones debería ser que no confundamos ni pervirtamos los medios para lograr ciertos fines, que los jóvenes requieren de un ambiente democrático y de desarrollo y que el que juega con fuego se quema.

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