Por Orlando Segura Hervert.
Esta vez estaba tomando un descanso, como siempre la saludé y me mostró su cara con el peso de la tercera edad, en anteriores semanas me había dicho que siempre hacía un recorrido desde la colonia El Esfuerzo hasta el centro de la ciudad y posteriormente se regresa a su casa, ubicada en la calle Cándido Aguilar # 46.
La veo agobiada, me comenta que el sol está intenso y efectivamente hace mucho calor en ese día, me da ternura observar su credencial del INSEN, la doña nació en 1931 y me cuenta que tiene un hijo pero no me hace caso, no me atiende ni me va a visitar, por eso pido ayuda al que quiera dar.
Me dice que todos los días es la misma historia, hay que salir para conseguir algo para comer, la cuestiono si no le han hecho groserías, me mira y al hacerlo me muestra su dentadura, faltan algunos dientes y me indica que afortunadamente no, no tiene ninguna queja al respecto.
Me conmueve su piel, sus manos y tenis, de repente me enseña un periódico todo dobladito y manchado, en el aparece con su letrero, la señora ya es famosa.
La saludo y colaboro con unas monedas, me despido y al hacerlo me platica que va a estar unos minutos más en ese sitio que alberga a Banrural, le gustó el mosaico y sobre todo la sombra.
María Susana García a su edad no se le nota la frustración ni el sufrimiento, por el contrario me deja una frase y se queda calmadita, cubriéndose por unos minutos del clima caluroso, me alejo y escucho ¡DIOS LO BENDIGA… JOVEN¡
Esta vez estaba tomando un descanso, como siempre la saludé y me mostró su cara con el peso de la tercera edad, en anteriores semanas me había dicho que siempre hacía un recorrido desde la colonia El Esfuerzo hasta el centro de la ciudad y posteriormente se regresa a su casa, ubicada en la calle Cándido Aguilar # 46.
La veo agobiada, me comenta que el sol está intenso y efectivamente hace mucho calor en ese día, me da ternura observar su credencial del INSEN, la doña nació en 1931 y me cuenta que tiene un hijo pero no me hace caso, no me atiende ni me va a visitar, por eso pido ayuda al que quiera dar.
Me dice que todos los días es la misma historia, hay que salir para conseguir algo para comer, la cuestiono si no le han hecho groserías, me mira y al hacerlo me muestra su dentadura, faltan algunos dientes y me indica que afortunadamente no, no tiene ninguna queja al respecto.
Me conmueve su piel, sus manos y tenis, de repente me enseña un periódico todo dobladito y manchado, en el aparece con su letrero, la señora ya es famosa.
La saludo y colaboro con unas monedas, me despido y al hacerlo me platica que va a estar unos minutos más en ese sitio que alberga a Banrural, le gustó el mosaico y sobre todo la sombra.
María Susana García a su edad no se le nota la frustración ni el sufrimiento, por el contrario me deja una frase y se queda calmadita, cubriéndose por unos minutos del clima caluroso, me alejo y escucho ¡DIOS LO BENDIGA… JOVEN¡
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