
Por Orlando Segura Hervert…
Si Andrés Manuel López Obrador se va del Partido de la Revolución Democrática, yo también me voy, así lo declara el fundador Marcos Contreras, quien de plano truena contra Ruth Zavaleta, Rogelio Franco Castán, Guadalupe Acosta Naranjo, Presidenta legislativa, dirigente del Comité Ejecutivo Estatal y Presidente Nacional del PRD, respectivamente, los acusa de traidores al movimiento, les llama vendidos, les cuestiona su proceder proclive a las propuestas calderonistas en materia energética, dice que se les ve que ya les sobaron las manos.
Asegura a este medio que lo mejor es desaparecer el partido, es más, con su estilo característico, afirma que lo mejor es ir a Xalapa, tomar las instalaciones del partido y así mostrar la inconformidad de la militancia perredista hacia la corriente Nueva Izquierda.
No da crédito a las declaraciones hechas por Ernestina Godoy, quien recientemente renunció a la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, por la serie de irregularidades que se están viviendo en el seno del sol azteca, al avalar actas apócrifas, actas atípicas (aquellas en donde se da una votación cercana a los mil sufragios en la elección interna).
Como buen perredista, manotea, se jala el sombrero, grita, argumenta, se opone al liderazgo de Quirino Hernández Lara, manifiesta que no tiene gente y por lo tanto hay que buscar otra instancia de dirección en la localidad. La crisis que vive el PRD en Tuxpan es enorme, vive entre la confrontación, la división, las fracturas, con todo ello, hay expresiones que le quieren apostar a la unidad y por ello están promoviendo la renovación, claro está, siempre y cuando, el hombre más importante de la izquierda mexicana esté en él; es decir, que se quede Andrés Manuel López Obrador.
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