El PRD no asimila que el proceso electoral del 2009 ya comenzó

Orlando Segura Hervert.
A 15 días de la designación de la dirigencia estatal, misma que corre a cargo de César Ulises García Vázquez, los perredistas tuxpeños no asimilan los aires de la renovación ni de la imposición, quieren que forzosamente el nuevo liderazgo municipal sea elegido a través de las urnas, por la vía democrática del voto, no comprenden que los tiempos ya los tienen encima y que el proceso electoral del 2009 ya comenzó.
Antonio Licona Sosa, insiste, votación o rebelión de los poquitos sol aztequistas, no le ve otra alternativa a los conflictos y pugnas internas que han dividido, fraccionado, resquebrajado al partido que en alguna ocasión alcanzara la alcaldía hace 11 años, indica a este medio que la Dirección Colegiada no está contemplada en los estatutos, afirma que esta figura quiere ser impuesta desde Xalapa, pero se encontrarán con la férrea oposición de los que todavía no abandonan el barco de la institución supuestamente más grande de la izquierda mexicana.
Uno de los que están acudiendo con todos los actores políticos de la organización en cuestión, lo es Rubén Cordero Olivares, es un personaje cercano a Rogelio Franco Castán, y al Senador Arturo Herviz Reyes, ha dialogado con diversas personalidades y pretende alzarse como la voz de mayor relevancia en Tuxpan, plantea una planilla de unidad que le de vitalidad al Comité Directivo Municipal del PRD en la localidad porteña. Sin embargo ya se están haciendo escuchar otras expresiones discordantes que piden votación abierta, transparente, democrática y universal, entre ellos están: Quirino Lara Hernández y Francisco Javier Silva Arias, curiosamente no han coincidido en nada, pero en esta ocasión podrían sumar esfuerzos.
Curiosamente, Pablo Quintero Herrera, al igual que su líder estatal, Uriel Flores Aguayo, se tomará un merecido año sabático, ha declarado a este medio que mirará “los toros desde la barrera”, dejará que todos se despedacen y posteriormente asumirá una posición. Así las cosas, todos dicen, juntos, pero no revueltos.