Orlando Segura Hervert.
La renuncia de Ricardo Gamboa Guerrero se venía anunciando desde el año pasado, cuando se le veía coquetear con el ala priista, el ex asesor del Diputado Federal Iñigo Antonio Laviada Hernández, esperó el momento indicado y asestó el golpe que fue a dar directo y sin escalas al cuartel general del panismo tuxpeño, quienes de inmediato reaccionaron criticando la jugada política del pupilo que durante dos años estuvo cerca del poder legislativo, fue gente cercana al sobrino de Don Roberto Hernández Hernández, magnate del Banco Banamex, propietario de infinidad de empresas en México, hombre de grandes riquezas no solo en el país, sino en el extranjero.
Hay molestia en el PAN, se les ve en el rostro, “parecen niños regañados”, califican la actitud de Gamboa Guerrero como ingrata, señalan que lo que está haciendo es dirigido, critican la ambición, cuestionan y aseguran que no tiene bases ni fundamentos para descalificar al hombre fuerte e incansable gestionador Laviada Hernández.
Los ediles azules, emitieron su opinión silenciosa y calladita, pero dijeron ser respetuosos del dirigente Municipal Lauro Hugo López Zumaya, manifestaron que se están viviendo tiempos electorales, por tal razón, los golpes continuarán, era lógica la respuesta priista, sobre todo porque a nivel federal, el Comité Ejecutivo Nacional, comandado por Germán Martínez, impugno al gobierno de Veracruz por presuntos actos contrarios a la norma electoral en tiempos anticipados de campaña, desvió de recursos. Tal cuestión causó molestia, escozor y enojo en las filas del Partido Revolucionario Institucional, quienes de inmediato dieron respuesta a la ola azul, de esta forma, se empata el marcador en el asunto de las acusaciones, aseveraciones. Y como dijera doña Chona: “El que se lleva, se aguanta”
Iñigo Laviada, no ha hecho una defensa clara y concisa de las tarifas eléctricas preferenciales para Tuxpan, no hizo uso de los medios de comunicación para lanzar alguna propuesta propositiva en torno a la instalación de la refinería en este punto geográfico, en relación con el alza del combustible, concretamente el diesel, no expresó la solidaridad con este importante gremio, lo único que alcanzaron a manejar fue que se trataba de un movimiento de transportistas dirigido por el tricolor. Tales aspectos, le han redituado puntos, minando sus aspiraciones políticas para la alcaldía en el 2010. De aquí hasta el siguiente año, le van a preparar “la camita y varios contra ataques”, para torpedear la imagen del legislador que en 2006 alcanzó cerca de 23 mil votos para su causa en el municipio tuxpeño.
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