Por Fernando Morales Rocha
“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! [Isaías 5.20-23]
BRÚJULA
Pareciera ser que con facilidad podemos perder la “objete-ividad” y extraviarnos en nuestros propios pensamientos viscerales.
“Nos” traiciona el subconsciente, afloramos nuestras frustraciones y evidenciamos pasiones y limitaciones.
Quizá una “brúja-ula” ayudaría a reencontrar la objetividad…
FANÁTICOS
Vemos en los eventos deportivos como se desbordan las pasiones, perdiéndose la objetividad.
Si gana el equipo de mi preferencia, que ni siquiera es de mi propiedad, me emborracho; y si pierde, también.
Si el árbitro favorece a “mi” equipo, es un árbitro justo; y si a mi “juicio” lo desfavorece, entonces es un árbitro vendido y procede a recordarle en monumental coro a su progenitora y se le proclama “uleeeero.”
SENTENCIA
Tenemos juicios anticipados, y para cuando los argumentos escasean, entonces los prejuicios, los señalamientos y las descalificaciones.
Que si se combate al crimen organizado, malo. Que si no se combate, malo.
Que si orquestan políticas sociales para pailar la grave crisis, demagogo. Y si no se proponen, insensible.
“Pensamos”, si Barak realiza visita de estado a México ¿qué obscuros intereses le traerán por acá? Y si no programa visita alguna: es un imperialista arrogante, le ha dado la espalda a Latinoamérica.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Es un error, craso error, calificar las acciones de los gobiernos en términos de moral. El decir que una Administración es o fue “buena o mala” es un equívoco a todas luces. Una Administración sólo puede ser eficiente o ineficiente en la aplicación de los recursos públicos. Se le debe evaluar por los resultados obtenidos o por la falta de ellos. Se le debe auditar para reconocer su capacidad al redimir los recursos eficientemente o sancionar, por su ineficacia y falta de visión al dilapidar los recursos de por si escasos.
En “Va x Tuxpan” pareciera ser que se está perdiendo la objetividad que la ha distinguido. Desde mi muy particular punto de vista, no debiéramos permitirnos sólo expresar opiniones personalísimas; sino procurar, por sobre todas las cosas, el desapego que proporciona la objetividad en medio de tanta “información” tendenciosa. Entiendo que nos pueda traicionar el subconsciente “llamado” interés o preferencia. Y si nos fuera “imposible” mantenernos al margen de los intereses de “grupo”, apelemos, aún contra nuestra consciencia, para mantenernos fieles a libertad que proporciona un espacio de reflexión e información veraz y oportuna, de periodismo virtual. Libres en medio de un esfuerzo colectivo de comunicación.
Finalmente decir: cómo atesoro aquellas palabras de mi padre con las que constantemente me conminaba: Hijo, lo que tengas o debas hacer, hazlo, porque si lo haces, la gente habla; y si no lo haces: también… o lo que es “lo mismo”: de todos modos Juan te llamas.
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