Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Pobre México, no salimos de una dificultad y ya estamos en otra; separadas o juntas. Nos agobia la inseguridad al grado de cuestionar el funcionamiento del estado, nos golpea la influenza que complica todo y se agrava la crisis económica que ya va para 27 años. Tenemos un gobierno inútil, bueno para nada, sin proyecto y sin rumbo, a donde llegaron a ejercer el poder por el poder mismo.
En el contexto de desempleo y carestía transcurren unas campañas electorales lejanas, bobas, donde los candidatos no hablan de los problemas reales, si acaso se esfuerzan en engañar a su público acarreado; qué nos dicen lemas como “siempre cerca de ti”, “así si” o “fidelidad por México”; pues nada, no dicen nada, son paja u ocurrencias.
Lo fuerte está lejos de esas campañas, está en una realidad económica alarmante, tanto, que ni el gobierno lo puede maquillar. El país está en recesión económica y no se ve para cuando se reactive, si acaso la expectativa estaría en lo que hagan Obama y el gobierno estadounidense, porque con Calderón no contamos; más que ayudar, estorba. El pronostico de la caída del PIB en 5.5% es simplemente brutal, estremece la estructura económica e incide peligrosamente en el tejido social y en la gobernabilidad del país.
El gobierno ilegitimo de Calderón nos manda las recetas de siempre, las neoliberales, las que bien aprendió de De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox. En voz de su secretario de Hacienda pone el menú sobre la mesa: más endeudamiento, reducción del gasto o aplicación de más impuestos. Es lo mismo de siempre, como si todos los planes anti-crisis y estabilizadores, las privatizaciones y sacrificios del pueblo no hubieran tenido sentido alguno.
A manera de ambientación sobre el tema se empieza a mencionar el asunto del IVA en alimentos y medicinas, los “especialistas” y voceros empresariales de siempre hablan de lo conveniente que sería aplicar esa medida. Curiosamente aparece Zedillo, lanzando el reto sobre la reforma fiscal, la cual, según su dicho, no será popular ni fácil pero es indispensable para salir mejor y más pronto de la crisis. Como podemos ver la diferencia de siglas partidistas es secundaria cuando se trata de defender un modelo económico que produce pocos ricos y muchos pobres, que privatiza la riqueza y socializa la pobreza. No hablan de los monopolios, de los poderes fácticos, de la desigualdad social, no, ellos están en lo suyo, frotándose las manos, listos para crear o aumentar impuestos, sangrando más al pueblo.
La crisis económica ahí está, la padecemos casi todos, pero aún más los sectores más pobres; la crisis se expresa en desempleo, en reducción de niveles de bienestar, en la alimentación y en la salud, en la deserción escolar, en el crecimiento de la delincuencia juvenil y, por supuesto, en el ánimo de la gente, que más que luchar y protestar anda preocupada por sobrevivir, por el día a día. Buena parte de los votos que se emitan este 5 de julio estarán precedidos de despensa y dinero, más que nunca la compra de sufragio estará a la orden del día.
La reducción de ingresos del gobierno federal está disminuyendo las participaciones a estados y municipios con el efecto inmediato en sus obras públicas, sus servicios y hasta su gasto corriente.
Antes de pensar en aumentar, ampliar o crear impuestos deben atacarse los privilegios y evasiones fiscales de las grandes empresas, las cuales pagan muy poco. Los ciudadanos deben pensar cuidadosamente a quién dar su voto; si es al PAN, ya saben que será para que Calderón nos sangre más; si es al PRI, ya saben que es para que ayuden a Calderón a sangrarnos más. Después del 5 de julio viene la amenaza de los impuestos.
Recadito: Marcha del FAS en Córdoba, el día 26, y recorrido en Poza Rica, el día 28, ambas en mayo.
Pobre México, no salimos de una dificultad y ya estamos en otra; separadas o juntas. Nos agobia la inseguridad al grado de cuestionar el funcionamiento del estado, nos golpea la influenza que complica todo y se agrava la crisis económica que ya va para 27 años. Tenemos un gobierno inútil, bueno para nada, sin proyecto y sin rumbo, a donde llegaron a ejercer el poder por el poder mismo.
En el contexto de desempleo y carestía transcurren unas campañas electorales lejanas, bobas, donde los candidatos no hablan de los problemas reales, si acaso se esfuerzan en engañar a su público acarreado; qué nos dicen lemas como “siempre cerca de ti”, “así si” o “fidelidad por México”; pues nada, no dicen nada, son paja u ocurrencias.
Lo fuerte está lejos de esas campañas, está en una realidad económica alarmante, tanto, que ni el gobierno lo puede maquillar. El país está en recesión económica y no se ve para cuando se reactive, si acaso la expectativa estaría en lo que hagan Obama y el gobierno estadounidense, porque con Calderón no contamos; más que ayudar, estorba. El pronostico de la caída del PIB en 5.5% es simplemente brutal, estremece la estructura económica e incide peligrosamente en el tejido social y en la gobernabilidad del país.
El gobierno ilegitimo de Calderón nos manda las recetas de siempre, las neoliberales, las que bien aprendió de De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox. En voz de su secretario de Hacienda pone el menú sobre la mesa: más endeudamiento, reducción del gasto o aplicación de más impuestos. Es lo mismo de siempre, como si todos los planes anti-crisis y estabilizadores, las privatizaciones y sacrificios del pueblo no hubieran tenido sentido alguno.
A manera de ambientación sobre el tema se empieza a mencionar el asunto del IVA en alimentos y medicinas, los “especialistas” y voceros empresariales de siempre hablan de lo conveniente que sería aplicar esa medida. Curiosamente aparece Zedillo, lanzando el reto sobre la reforma fiscal, la cual, según su dicho, no será popular ni fácil pero es indispensable para salir mejor y más pronto de la crisis. Como podemos ver la diferencia de siglas partidistas es secundaria cuando se trata de defender un modelo económico que produce pocos ricos y muchos pobres, que privatiza la riqueza y socializa la pobreza. No hablan de los monopolios, de los poderes fácticos, de la desigualdad social, no, ellos están en lo suyo, frotándose las manos, listos para crear o aumentar impuestos, sangrando más al pueblo.
La crisis económica ahí está, la padecemos casi todos, pero aún más los sectores más pobres; la crisis se expresa en desempleo, en reducción de niveles de bienestar, en la alimentación y en la salud, en la deserción escolar, en el crecimiento de la delincuencia juvenil y, por supuesto, en el ánimo de la gente, que más que luchar y protestar anda preocupada por sobrevivir, por el día a día. Buena parte de los votos que se emitan este 5 de julio estarán precedidos de despensa y dinero, más que nunca la compra de sufragio estará a la orden del día.
La reducción de ingresos del gobierno federal está disminuyendo las participaciones a estados y municipios con el efecto inmediato en sus obras públicas, sus servicios y hasta su gasto corriente.
Antes de pensar en aumentar, ampliar o crear impuestos deben atacarse los privilegios y evasiones fiscales de las grandes empresas, las cuales pagan muy poco. Los ciudadanos deben pensar cuidadosamente a quién dar su voto; si es al PAN, ya saben que será para que Calderón nos sangre más; si es al PRI, ya saben que es para que ayuden a Calderón a sangrarnos más. Después del 5 de julio viene la amenaza de los impuestos.
Recadito: Marcha del FAS en Córdoba, el día 26, y recorrido en Poza Rica, el día 28, ambas en mayo.
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