Por: Imelda Torres Sandoval
jurisagro@yahoo.com.mx
¿Iglesia social?
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¿Iglesia social?
En esta crisis política, económica, sanitaria y ambiental, a veces perdemos de vista el faro. Y como si fuera poco, también tenemos a nivel mundial una crísis de fé. Pero lo grave de esta crísis de fé no es el cuestionamiento sobre la existencia o negación de Dios: la religión en el mundo promueve una lucha encarnizada para lograr la hegemonía de la razón y la verdad absoluta. En cada religión que he conocido, el discurso es el mismo: los que verdaderamente interpretamos las escrituras somos nosotros, somos la religión verdadera y única. Nosotros tenemos el monopolio de Dios y su Sabiduría.
¿Qué ha logrado esta lucha entre religiones por el monopopolio de la Sagrada Palabra? Una polarización de la fé, un apartamiento del principio elemental cristiano: amaos los unos a los otros.
Soy católica por tradición, como millones de mexicanos lo hemos sido desde el siglo XV debido a la transculturización sufrida por la Conquista Española de los pueblos indígenas americanos. No voy a misa ni me confieso. Pero no soy una persona amoral ni antireligiosa. Lo que sufro es un problema de congruencia: de niña observaba a los clérigos arropados en cómodas sotanas y veía niños muriendo de frío en el metro de la Ciudad de México. Entonces no entendía como desde el púlpito se predicaba humildad y caridad y se hacía exactamente lo contrario. Hasta que llegó a mi cabecita loca información sobre la Teología de la Liberación y leí sobre Sergio Méndez Arceo, comprendí que el objetivo de toda religión debe ser promover la solidaridad, la caridad y la empatía con el prójimo. Después conocí al Padre Chinchachoma, clérigo español que dedicó su vida a darles una oportunidad a niños de la calle a través de Hogares Providencia en el Distrito Federal, y actualmente sigo los pasos de Leonardo Boff. ¿Quién es él?
Les dejo este video para que lo conozcan.
Hasta la próxima:
1 comentario:
Muchas gracias de darnos la oportunidad de escuchar tan sabias reflexiones ya que en estos tiempos de crisis tan dificiles de superar creo que a los hijos es lo que nos queda por dejarles una enseñanza abierta y dispuesta al servicio de la ecologia y el poder compartir con sus semejantes la responsabilidad de la sustentabilidad de la vida humana en este no digamos planeta , en esta prodiga tierra Huasteca
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