sábado, 5 de septiembre de 2009

REFLEXIONES...


La media cobija

A mis años viejos le entró la nostalgia por la familia. Llamé a mi hijo, quien vivía en una ciudad cercana, y le dije:

- Hola querido, deseo visitarte, ¿puedo hacerlo?

- Claro padre, cuando gustes en casa eres bien recibido, contestó amablemente mi hijo ya adulto, quien ya había formado una hermosa familia.

Me trasladé a la ciudad de residencia de mi hijo. Al llegar, con cariño le expresé:

- Hijo, me siento muy solo, quisiera quedarme a vivir contigo.

- Esta bien padre, pero no deseo incomodar a mi esposa ni a mi hijo. Tu sabes, mi esposa es muy delicada con el orden de la casa, y mi hijo está acostumbrado a sus comodidades. Pero puedes quedarte en el patio. Haya buscaremos un espacio para ti.

- Te agradezco tu gesto, hijo. Me encanta la idea de ya no estar solo. Dormiré en el patio, no hay problema, contesté.

Mi hijo ordenó a mi pequeño nieto de siete años traer una cobija de su recámara, para entregarmela y que no la pasara mal la primera noche en el cuarto de servicio.

El pequeño regresó con una cobija, la cual con unas tijeras la cortó a la mitad.

- ¿Pero que estás haciendo? le reprendió en tono severo su padre.

- Nada papá, sólo quiero guardar media cobija para cuando tu te vayas a vivir al patio de mi casa.

Con cariño para todos los viejos, a quienes se nos olvida que les debemos todo, desde nuestro desarrollo profesional hasta nuestra felicidad, y nos atrevemos a olvidarlos como muebles viejos, y los arrumbamos en el sótano de nuestras vidas.

No hay comentarios: