Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Con otras formas, más o menos públicas y tanto decentes como grotescas, siempre han existido adelantados en las pre-candidaturas para las posiciones políticas de Veracruz, en lo general, y Xalapa, en lo particular. Por eso no hay sorpresa en que varios personajes se ostenten, explicita o tácitamente, como aspirantes a cargos de elección popular. Las diferencias de hoy con esa vieja y antidemocrática práctica están, mínimamente, en los siguientes aspectos: por lo menos formalmente el desprestigiado y caro IEV tiene que aplicar la ley electoral en lo referente a los actos anticipados de campaña y las precampañas mismas; aunque sabemos que tal instituto no es de derecho sino de simulación política también tiene el imperativo de no abstraerse de responsabilidades básicas. Casi como en el pasado pero ahora con mayor descaro y abuso, vía fundaciones patito y el uso de los cargos y los recursos públicos, se promueven casi electoralmente distintos funcionarios o exfuncionarios que quieren continuar sus carreras políticas. Esa práctica política da ventajas indebidas a quienes la realizan e introducen un brutal elemento de inequidad en la competencia electoral, contribuyendo con mucha fuerza a que estemos ante una democracia débil y de baja calidad.
En otro momento voy a referirme al vistoso caso del diputado Javier Duarte, presunto “delfín” del gobernador actual. Por el momento, solo diré que me parece muy artificial tanto su presencia como su discurso. Si finalmente él es el candidato a gobernador tendrá las ventajas de ser apoyado por un partido muy fuerte pero, aun así, nadie le puede garantizar que tiene la gubernatura en la bolsa. Simplemente, deben de aceptar que no hay clones y que la sociedad veracruzana no vive de propaganda.
Me interesa en particular el caso Xalapa, un municipio lleno de problemas graves, tanto como lo pueden ser no tener certeza plena en su abasto de agua y en el destino sustentable de sus desechos; pero el panorama es más negro si hablamos de temas como la vialidad y la seguridad, sin omitir lo nocivo que son los grupos de presión, básicamente paracaidistas, comerciantes informales, júnior’s, antreros y dueños del poder económico.
Sobre esa Xalapa, vista como botín y como espacio de poder por el poder mismo, ya andan rondando insistentemente los apellidos Morales, Méndez, Zúñiga, Luna, Santiago, otro Morales y hasta del propio presidente municipal actual. Se trata de funcionarios públicos operando una estrategia mediática que los vuelva omnipresentes e indispensables a la hora de las decisiones electorales. Día tras días, en notas y en fotos insulsas e intrascendentes se les ve y se les lee por cualquier motivo que más bien es pretexto. Estamos evidentemente ante un exceso de poder, ante una verdadera tomadura de pelo a los xalapeños. Salvo sus caritas generalmente sonrientes no se les conocen ideas ni proyectos para hacer de Xalapa una ciudad sustentable, más humana, llena de esperanza y con visión de equidad y futuro. El colmo es el de la ex diputada Elizabeth Morales, quién sin contar con un cargo público aparece todos los días entregando cobijas o despensas en un insulto a los lectores de los medios en los que se publicita. Es un error histórico del PRI sostenerse demasiado en su impunidad y ser soberbio y triunfalista. Esa actitud les costo la presidencia de la república. En el nivel municipal no deberían olvidar que su trato es con seres humanos, inteligentes y dignos; no somos borregos ni tontos.
Los señores y las señoras que quieren ser ediles o diputados por Xalapa desde el frente tricolor debe sujetarse a la ley, les guste o no, en caso contrario deben ser obligados por la opinión pública, la ciudadanía y la oposición a que moderen o declinen en su farsa y abuso de poder. De seguir en su línea política antidemocrática deben enfrentarse ante las consecuencias del pago de un alto costo político. Me parece que es en los municipios donde las coaliciones pueden ser más amplias, incluso más allá del bloque de la izquierda. Los atropellos, las vejaciones y el aplastamiento de las minorías justificarían la más amplia coalición opositora para enfrentar a esos adelantados compulsivos que tienen tras de si maquinarias muy bien aceitadas con recursos públicos. Las coaliciones opositoras al avasallamiento simplemente pueden ser de facto. Que le sigan como van los del tricolor, en un descuido despiertan al gigante.
Recadito: Recorrido del FAS por Actopan y Alto Lucero el 13 y 14 de noviembre.
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