Por: Imelda Torres Sandoval
Murió Don Gato...Benito Bodoque, Demóstenes y Cucho están de luto...
Este 22 de diciembre falleció a los 91 años Arnold Stang, en el Hospital Newton-Wellesley, Massachusetts . Su voz dió vida a Don Gato, el Rey de los Callejones y el terror de Matute, policía de barrio la Gran Manzana. Pocos nos apesadumbramos por tan irreparable pérdida. Esta caricatura, sin duda, marcó varias generaciones: la malicia de Don Gato siempre fue vencida por la honestidad de Matute, el esfuerzo de Demóstenes por no tartamudear o la inocencia de Benito Bodoque.
Don Gato tenía prohibido usar el teléfono oficial de la Comandancia de Policía, ubicado en un poste del callejón, y cuando lo usaba para concertar sus citas amorosas con lindas gatitas o para organizar algún negocio "sucio" (juego, robo de joyas, aún no aparecía el narcomenudeo ni se promovía la prostitución infantil), era castigado por Matute. Las pillerías de la Pandilla de Don Gato no pasaban de asaltar alguna carnicería para robar un jugoso filete, o robarle algunas monedas al transeúnte para procurar que Benito Bodoque pudiera tener un juguete en Navidad. Todavía los programas televisivos infantiles procuraban influir positivamente en los niños.
En cambio, con bombo y platillo, se celebraron los veinte años de vida de Los Simpsons, programa que refleja la decadente vida estadounidense de los ochenta. Sin embargo, como adultos permitimos que nuestros hijos reproduzcan los patrones ahí planteados: el estadounidense promedio, sin estudios y carente de valores y principios, representado por Homero Simpson es el "héroe". La esposa inteligente pero supeditada a la cultura machista estadounidense, dedicada a desmanchar la ropa con el último detergente y a la limpieza del hogar sin mayores aspiraciones que su gordo y mediocre marido todavía la encuentre "sexy", se encarna en el personaje de Marge Simpson. El chico que ha sido criado en la creencia de que "lo merece todo sin esfuerzo alguno", y por consiguiente, grosero e irrespetuoso con sus padres y la sociedad en que vive, es representado por Bart Simpson. Y la niña con un referente cultural, Maggie Simpson, que toca el saxofon para aislarse de la imcomprensión de sus padres en vez de drogarse, y que tiene un "pensamiento independiente", resulta ser la anormal y diferente.
Recuerdo una discusión que tuve con mi hermano René hace algunos años. Él no le permtía ver Bob Esponja a su hija de cinco años por que "claramente esta caricatura promovía la homosexualidad de dicho personaje", y regañó a mis dos hijos por ver dicho programa en una visita a casa de mi madre en México. Obviamente, le discutí a mi hermano que, en realidad el problema no era tanto el contenido del programa lo que dañaba a los chicos, sino que los padres ya no teníamos tiempo para ver la televisión con nuestros hijos, para tratar de comentar y mitigar, de alguna manera, los efectos negativos, que los hay, en todos los programas televisivos. "Tu disfrutabas mucho la caricatura de La Pantera Rosa, ¿no?, y que yo sepa, no te volviste gay", le respondí.
Hay que tener cuidado con los programas, valores y conductas que, aún de manera inconciente, promovemos en nuestros hijos. Esta Navidad, regala tiempo a tu familia y a tus hijos.
Usted apreciable lector ¿Que opina?
Hasta la próxima.
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