sábado, 2 de enero de 2010

MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ


ENVIADO A VAXTUXPAN...
DIÓCESIS DE TUXPAN...


Estimados sacerdotes, seminaristas, religiosas y fieles laicos de la Diócesis de Tuxpan, hombres y mujeres de buena voluntad.

Buscando facilitar la comunicación este mensaje en la Jornada mundial de la paz, elaboré un extracto del documento, una breve síntesis.
El 1º de enero es la Jornada Mundial de la Paz. En estas fechas la Iglesia invita a reflexionar y a asumir decisiones y actitudes nuevas en favor de la paz. El tema elegido para la Jornada Mundial de la Paz de este año 2010 es el siguiente: Si quieres promover la paz, protege la creación.
El Papa nos recuerda que «la creación es el comienzo y el fundamento de todas las obras de Dios» y su salvaguardia se ha hecho hoy esencial para la convivencia pacífica de la humanidad. Ante el deterioro del medio ambiente, es indispensable que la humanidad renueve y refuerce «esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios.
La Creación es un regalo de Dios
Es importante valorar la creación como un don de Dios a la humanidad para comprender la vocación y el valor del ser humano. En efecto, podemos proclamar llenos de asombro con el Salmista: «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?» (Sal 8,4-5). Contemplar la belleza de la creación es un estímulo para reconocer el amor del Creador, ese amor que «mueve el sol y las demás estrellas».
El encargo de Dios al hombre de “dominar la tierra” (Génesis 1, 28) no significa explotarla y destruirla, sino cultivarla y guardarla con responsabilidad.
Sin embargo, desde hace años se ha ido gestando una dura crisis ecológica, por la contaminación de las aguas, la destrucción de los bosques, la contaminación del aire, etc. En el año 1971 el Papa Pablo VI señaló que debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, el ser humano corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación. Esta «crisis ecológica» tiene un carácter predominantemente ético, por lo que se señaló «la urgente necesidad moral de una nueva solidaridad».
Solidaridad ante esta crisis
¿Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio climático, el crecimiento de los desiertos, el deterioro y la pérdida de productividad de amplias zonas agrícolas, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la deforestación de los bosques, el aumento de sucesos naturales extremos?
Sin embargo, se ha de tener en cuenta que no se puede entender ni valorar la crisis ecológica separándola de las cuestiones ligadas a ella, ya que está estrechamente vinculada al concepto mismo de desarrollo y a la visión del hombre y su relación con sus semejantes y la creación.
Por tanto, resulta sensato hacer una revisión profunda y con visión de futuro del modelo de desarrollo, reflexionando además sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo requiere también, y sobre todo, la crisis cultural y moral del ser humano, cuyos síntomas son patentes desde hace tiempo en todas las partes del mundo.
La salvaguarda de la naturaleza debe conducir a una auténtica “ecología humana”, que defienda la inviolabilidad de la vida humana en cada una de sus fases, la dignidad de la persona y la insustituible misión de la familia como educadora en el amor al prójimo y el respeto por la naturaleza.
El ser humano, centro del desarrollo
Por tanto es necesario adoptar un modelo de desarrollo basado en el papel central del ser humano, en la promoción y participación en el bien común, en la responsabilidad, en la toma de conciencia de la necesidad de cambiar el estilo de vida y en la prudencia, virtud que indica lo que se ha de hacer hoy, en previsión de lo que puede ocurrir mañana.
Para llevar a la humanidad hacia una gestión del medio ambiente y los recursos del planeta que sea sostenible en su conjunto, el hombre está llamado a emplear su inteligencia en el campo de la investigación científica y tecnológica y en la aplicación de los descubrimientos que se derivan de ella.
Líneas de acción
Hoy son muchas las oportunidades científicas y caminos innovadores, gracias a los cuales se pueden obtener soluciones satisfactorias y armoniosas para la relación entre el hombre y el medio ambiente.
Por ejemplo, es preciso favorecer la investigación orientada a determinar el modo más eficaz para aprovechar la gran potencialidad de la energía solar.
También merece atención la cuestión, ya planetaria del agua y el sistema hidrogeológico global, cuyo ciclo tiene una importancia de primer orden para la vida en la tierra, y cuya estabilidad puede verse amenazada gravemente por los cambios climáticos.
Se han de explorar, además, estrategias de desarrollo en el campo, poniendo especial atención en los pequeños agricultores y sus familias. Es preciso preparar políticas idóneas para la gestión de los bosques, para el tratamiento de los desperdicios y para la valorización de inquietudes y esfuerzos que se dan buscando contrarrestar los cambios climáticos y la lucha contra la pobreza.
Algunas sugerencias
En definitiva, es necesario superar la lógica del mero consumo para promover formas de producción agrícola e industrial que respeten el orden de la creación y satisfagan las necesidades primarias de todos.
La cuestión ecológica no se ha de afrontar sólo por las perspectivas escalofriantes que se perfilan en el horizonte a causa del deterioro ambiental; el motivo ha de ser sobre todo la búsqueda de una auténtica solidaridad de alcance mundial, inspirada en los valores de la caridad, la justicia y el bien común. Por otro lado,-señala el Papa- como ya he tenido ocasión de recordar, «la técnica nunca es sólo técnica.
Cada vez se ve con mayor claridad que el tema del deterioro ambiental cuestiona los comportamientos de cada uno de nosotros, los estilos de vida y los modelos de consumo y producción actualmente dominantes, con frecuencia insostenibles desde el punto de vista social, ambiental e incluso económico.
Ha llegado el momento en que resulta indispensable un cambio de mentalidad efectivo, que lleve a todos a adoptar nuevos estilos de vida, «a tenor de los cuales, la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás seres humanos para un desarrollo común, sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones»
Invitación final
Tenemos una responsabilidad

Todos tenemos una responsabilidad de defender la tierra, el agua y el aire, dones de Dios Creador para todos, y sobre todo para proteger al hombre frente al peligro de la destrucción de sí mismo.
En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente relacionada con la cultura que modela la convivencia humana, por lo que «cuando se respeta la “ecología humana” en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia».
No se puede pedir a los jóvenes que respeten el medio ambiente, si no se les ayuda en la familia y en la sociedad a respetarse a sí mismos: el libro de la naturaleza es único, tanto en lo que concierne al ambiente como a la ética personal, familiar y social

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