
Los gobiernos de los países en desarrollo, donde habitan 780 de los 815 millones personas que padecen hambre en el mundo (1), deben tomar decisiones, implementar políticas públicas y hacer inversiones en pro de la autosuficiencia y la soberanía alimentaria a través de un modelo de agricultura campesina ecológica, centrado en el bien común y no a favor de las corporaciones que promueven el uso de semillas transgénicas.
Para garantizar que esa dramática cifra de seres humanos con hambre no se dispare en el futuro, la Organización de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) debe impulsar un modelo de agricultura sostenible a largo plazo y no una agricultura basada en cultivos transgénicos cuyo uso se justifica con el argumento de que la agricultura a pequeña escala es incapaz de proveer alimentos suficientes para satisfacer la demanda de una población creciente.
México es la prueba de que no se requiere una producción industrializada en el campo. En nuestro territorio, 70 por ciento de la producción del maíz está en manos de pequeños productores con menos de 5 hectáreas y ellos nos proveen del 50 por ciento del total del maíz que se consume en este país.
Existen ejemplos de que la agricultura campesina brinda alternativas reales para combatir el hambre: "Mientras en Sinaloa, el estado más productivo del país, la tasa de rendimiento anual de maíz por hectárea durante los últimos 14 años ha sido de 279 kgs. por hectárea, bajo condiciones de riego, los resultados de nuestro Programa Especial de Maíz de Alto Rendimiento (PROEMAR) fueron de 2,360 kgs. por hectárea en predios menores a 6 hectáreas de temporal.
El impacto fue tal, que a pesar de haber padecido el segundo mes de julio más seco de los últimos 68 años, de mantenerse fijo el consumo de maíz y con apoyo para implementar este programa en 50 por ciento de la superficie destinada a la producción de maíz, de un año a otro y sin transgénicos, alcanzaríamos la autosuficiencia en el país, que hoy por hoy, es el segundo importador de este grano", declaró, Antonio Hernández de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo.
“Desde hace algunos años, con las comunidades campesinas e indígenas, trabajamos en el rescate y reproducción del maíz nativo y otras semillas con el objetivo de hacerle frente al cambio climático (sequías y pocas lluvias); para lo cual es fundamental la creación de fondos de semillas comunitarios, que sean manejados por los propios campesinos y campesinas. Estos fondos permitirán la conservación de nuestras variedades de semillas”, declaró Pánfilo Hernández, de la organización campesina, Grupo Vicente Guerrero de Tlaxcala.
Con esta evidencia, en el marco del último día de la Conferencia denominada Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo: opciones y oportunidades que organiza la FAO, científicos, campesinos y organizaciones, exigieron al organismo de Naciones Unidas y a los gobiernos una profunda transformación del modelo agroindustrial que se ha seguido en los últimos 50 años.
"Nuestra postura respecto a los transgénicos es un rotundo no: ya que nuestra red y el trabajo que hemos venido desarrollando con las familias campesinas e indígenas, durante los últimos 10 años, ha sido sobre la construcción de otras alternativas para el campo jalisciense, desde la perspectiva agroecológica en donde uno de sus fundamentos es revalorar el conocimiento campesino e indígena. La autorización de cultivos transgénicos es un atentado a nuestra vida y a nuestra cultura del maíz", declaró Marychuy Bernardo de la Red de Alternativas Sustentables y Agropecuarias S.C.
“La misma FAO realizó, con la participación de expertos de todo el mundo, el documento llamado la Evaluación Internacional sobre el Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología Agrícolas para el Desarrollo (IAASTAD) (2). Este esfuerzo generó conclusiones y recomendaciones en cuanto al apoyo que se debe dar a la agricultura sustentable de pequeños productores y a que los cultivos transgénicos no deben permitirse en los centros de origen y diversidad genética, recomendaciones que ahora el organismo internacional está ignorando”, declararon campesinos.
Finalmente, las organizaciones demandaron que se tomen en cuenta los 11 puntos para enfrentar los desafíos del hambre y el cambio climático, resultado del análisis de los expertos que participaron en el foro Transgénicos, ni alimentos ni salud para el mundo, contenidos en una carta dirigida a la FAO la cual se entregó a Modibo Traore, Director Adjunto de ese organismo el día de ayer, y que demanda el apoyo a campesinos para que sigan reproduciendo y custodiando la agrobiodiversidad.
Las organizaciones informaron que este jueves, 4 de marzo, estarán realizando una jornada denominada Alimentos campesinos y sanos ¡Si por favor!, en la que habrá venta de productos campesinos.
— Greenpeace México
Para garantizar que esa dramática cifra de seres humanos con hambre no se dispare en el futuro, la Organización de Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) debe impulsar un modelo de agricultura sostenible a largo plazo y no una agricultura basada en cultivos transgénicos cuyo uso se justifica con el argumento de que la agricultura a pequeña escala es incapaz de proveer alimentos suficientes para satisfacer la demanda de una población creciente.
México es la prueba de que no se requiere una producción industrializada en el campo. En nuestro territorio, 70 por ciento de la producción del maíz está en manos de pequeños productores con menos de 5 hectáreas y ellos nos proveen del 50 por ciento del total del maíz que se consume en este país.
Existen ejemplos de que la agricultura campesina brinda alternativas reales para combatir el hambre: "Mientras en Sinaloa, el estado más productivo del país, la tasa de rendimiento anual de maíz por hectárea durante los últimos 14 años ha sido de 279 kgs. por hectárea, bajo condiciones de riego, los resultados de nuestro Programa Especial de Maíz de Alto Rendimiento (PROEMAR) fueron de 2,360 kgs. por hectárea en predios menores a 6 hectáreas de temporal.
El impacto fue tal, que a pesar de haber padecido el segundo mes de julio más seco de los últimos 68 años, de mantenerse fijo el consumo de maíz y con apoyo para implementar este programa en 50 por ciento de la superficie destinada a la producción de maíz, de un año a otro y sin transgénicos, alcanzaríamos la autosuficiencia en el país, que hoy por hoy, es el segundo importador de este grano", declaró, Antonio Hernández de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo.
“Desde hace algunos años, con las comunidades campesinas e indígenas, trabajamos en el rescate y reproducción del maíz nativo y otras semillas con el objetivo de hacerle frente al cambio climático (sequías y pocas lluvias); para lo cual es fundamental la creación de fondos de semillas comunitarios, que sean manejados por los propios campesinos y campesinas. Estos fondos permitirán la conservación de nuestras variedades de semillas”, declaró Pánfilo Hernández, de la organización campesina, Grupo Vicente Guerrero de Tlaxcala.
Con esta evidencia, en el marco del último día de la Conferencia denominada Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo: opciones y oportunidades que organiza la FAO, científicos, campesinos y organizaciones, exigieron al organismo de Naciones Unidas y a los gobiernos una profunda transformación del modelo agroindustrial que se ha seguido en los últimos 50 años.
"Nuestra postura respecto a los transgénicos es un rotundo no: ya que nuestra red y el trabajo que hemos venido desarrollando con las familias campesinas e indígenas, durante los últimos 10 años, ha sido sobre la construcción de otras alternativas para el campo jalisciense, desde la perspectiva agroecológica en donde uno de sus fundamentos es revalorar el conocimiento campesino e indígena. La autorización de cultivos transgénicos es un atentado a nuestra vida y a nuestra cultura del maíz", declaró Marychuy Bernardo de la Red de Alternativas Sustentables y Agropecuarias S.C.
“La misma FAO realizó, con la participación de expertos de todo el mundo, el documento llamado la Evaluación Internacional sobre el Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología Agrícolas para el Desarrollo (IAASTAD) (2). Este esfuerzo generó conclusiones y recomendaciones en cuanto al apoyo que se debe dar a la agricultura sustentable de pequeños productores y a que los cultivos transgénicos no deben permitirse en los centros de origen y diversidad genética, recomendaciones que ahora el organismo internacional está ignorando”, declararon campesinos.
Finalmente, las organizaciones demandaron que se tomen en cuenta los 11 puntos para enfrentar los desafíos del hambre y el cambio climático, resultado del análisis de los expertos que participaron en el foro Transgénicos, ni alimentos ni salud para el mundo, contenidos en una carta dirigida a la FAO la cual se entregó a Modibo Traore, Director Adjunto de ese organismo el día de ayer, y que demanda el apoyo a campesinos para que sigan reproduciendo y custodiando la agrobiodiversidad.
Las organizaciones informaron que este jueves, 4 de marzo, estarán realizando una jornada denominada Alimentos campesinos y sanos ¡Si por favor!, en la que habrá venta de productos campesinos.
— Greenpeace México
No hay comentarios:
Publicar un comentario