Por Rocío Zaleta
zaletarocio70@gmail.com
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Foto: Orlando Segura...
Soy una ciudadana Tuxpeña, ama de casa, profesionista, al igual que muchas otras que lucha todos los días por sacar a los hijos adelante, satisfaciendo sus necesidades básicas y tratando de hacer de ellos hombres y mujeres de bien. Ayer por la noche al regresar cada uno de trabajr, mi esposo y yo conversábamos y le comenté sobre mis intenciones de visitar la ciudad de Reynosa, pues una hermana mía que vive en Estados Unidos vendría a pasar un fin de semana a dicha ciudad con el fin de visitar a un familiar enfermo. Entonces era una oportunidad para acudir a su encuentro después de tantos años de no vernos, de paso llevaría a mi mamá y a mis hijos que no conocen a su tía. Sin embargo la respuesta de mi esposo al escuchar mi interés por visitar la frontera me dejó paralizada y sin argumentos para refutar lo contrario; sus palabras fueron “debes estar loca para querer arriesgar la vida de tu madre y de nuestros hijos”. De primer momento me pareció exagerada su preocupación, pero inmediatamente después reconocí que esa es la realidad que se vive no sólo en las fronteras sino en nuestro país en general, por lo que me invadieron sentimientos de desconsuelo, desesperanza y decepción.
Hoy durante todo el día me he sentido deprimida, ¿qué futuro les espera a nuestros hijos? Está por cumplirse el bicentenario de nuestra independencia, lo que tanto nos enorgullece como mexicanos, ser un país libre y soberano, y yo me pregunto ¿de qué o de quién somos libres? Acaso no debería yo tener libertad de ir y venir a cualquier lugar o ciudad con toda tranquilidad sin miedo a que mis hijos y yo seamos blanco del fuego cruzado entre narcos y zetas, o entre narcos y narcos, o entre narcos, zetas y militares.
Y lo peor de todo esto es que no hay esperanza. El gobierno se empeña en acabar con el crimen organizado, cuando éste es sólo una consecuencia de otros problemas más de fondo como la falta de empleo, la crisis económica, la falta de oportunidades; en fin, un síntoma de un país enfermo, en decadencia. Quieren atacar el efecto y no la causa.
Y ante este panorama tan desalentador ¿qué debemos hacer los ciudadanos? Otra cosa de la que tanto nos jactamos los mexicanos es de ser un país democrático porque elegimos a nuestros gobernantes. Pero el problema es que cada vez es más difícil elegir. En el 2000 pensamos que quitando al PRI del poder, cambiarían las cosas. La gente estaba realmente entusiasmada y eligieron a Fox como presidente. Pero ni con Fox ni con Calderón ha cambiado nada. La crisis económica existe desde que tengo uso de razón. Actualmente nuestro gobierno no nos garantiza ya no digas un empleo o servicios de salud o de educación, ya ni siquiera nos garantiza nuestra seguridad o nuestra tranquilidad.
Entonces ¿Por qué partido votamos?, ¿por qué candidato? Por el menos malo dicen algunos. Algunos otros mejor no votan o anulan su voto en señal de protesta. Aquí en Tuxpan la situación no dista mucho del panorama nacional, las últimas administraciones han sido de distinto partido y sin embargo miren como está nuestra ciudad.
Mi pregunta sigue siendo ¿Qué debemos hacer los ciudadanos? ¿Seguiremos siendo simples espectadores de lo que le sucede a nuestra ciudad, a nuestro estado y a nuestro país?
Soy una ciudadana Tuxpeña, ama de casa, profesionista, al igual que muchas otras que lucha todos los días por sacar a los hijos adelante, satisfaciendo sus necesidades básicas y tratando de hacer de ellos hombres y mujeres de bien. Ayer por la noche al regresar cada uno de trabajr, mi esposo y yo conversábamos y le comenté sobre mis intenciones de visitar la ciudad de Reynosa, pues una hermana mía que vive en Estados Unidos vendría a pasar un fin de semana a dicha ciudad con el fin de visitar a un familiar enfermo. Entonces era una oportunidad para acudir a su encuentro después de tantos años de no vernos, de paso llevaría a mi mamá y a mis hijos que no conocen a su tía. Sin embargo la respuesta de mi esposo al escuchar mi interés por visitar la frontera me dejó paralizada y sin argumentos para refutar lo contrario; sus palabras fueron “debes estar loca para querer arriesgar la vida de tu madre y de nuestros hijos”. De primer momento me pareció exagerada su preocupación, pero inmediatamente después reconocí que esa es la realidad que se vive no sólo en las fronteras sino en nuestro país en general, por lo que me invadieron sentimientos de desconsuelo, desesperanza y decepción.
Hoy durante todo el día me he sentido deprimida, ¿qué futuro les espera a nuestros hijos? Está por cumplirse el bicentenario de nuestra independencia, lo que tanto nos enorgullece como mexicanos, ser un país libre y soberano, y yo me pregunto ¿de qué o de quién somos libres? Acaso no debería yo tener libertad de ir y venir a cualquier lugar o ciudad con toda tranquilidad sin miedo a que mis hijos y yo seamos blanco del fuego cruzado entre narcos y zetas, o entre narcos y narcos, o entre narcos, zetas y militares.
Y lo peor de todo esto es que no hay esperanza. El gobierno se empeña en acabar con el crimen organizado, cuando éste es sólo una consecuencia de otros problemas más de fondo como la falta de empleo, la crisis económica, la falta de oportunidades; en fin, un síntoma de un país enfermo, en decadencia. Quieren atacar el efecto y no la causa.
Y ante este panorama tan desalentador ¿qué debemos hacer los ciudadanos? Otra cosa de la que tanto nos jactamos los mexicanos es de ser un país democrático porque elegimos a nuestros gobernantes. Pero el problema es que cada vez es más difícil elegir. En el 2000 pensamos que quitando al PRI del poder, cambiarían las cosas. La gente estaba realmente entusiasmada y eligieron a Fox como presidente. Pero ni con Fox ni con Calderón ha cambiado nada. La crisis económica existe desde que tengo uso de razón. Actualmente nuestro gobierno no nos garantiza ya no digas un empleo o servicios de salud o de educación, ya ni siquiera nos garantiza nuestra seguridad o nuestra tranquilidad.
Entonces ¿Por qué partido votamos?, ¿por qué candidato? Por el menos malo dicen algunos. Algunos otros mejor no votan o anulan su voto en señal de protesta. Aquí en Tuxpan la situación no dista mucho del panorama nacional, las últimas administraciones han sido de distinto partido y sin embargo miren como está nuestra ciudad.
Mi pregunta sigue siendo ¿Qué debemos hacer los ciudadanos? ¿Seguiremos siendo simples espectadores de lo que le sucede a nuestra ciudad, a nuestro estado y a nuestro país?
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