Por Ezequiel Castañeda Nevárez.
Me dirijo a todos aquellos que decidieron dar su voto este 4 de julio al Partido Acción Nacional, por las razones que hayan considerado; a todos los simpatizantes de este partido, a sus miembros activos y adherentes pero, sobre todo, a sus representantes populares y a su Comité municipal; a todos ustedes, porque es a quienes más concierne lo que suceda al PAN en Tuxpan y porque son los indicados para corregir a tiempo los errores y enmendar el rumbo, para que su partido siga siendo una opción política y de gobierno para los ciudadanos de Tuxpan.
Debo aclarar que también interesa el futuro del PAN a muchas personas que, como yo, no somos miembros de ese partido, porque sabemos que de la debacle de los partidos políticos surge siempre el riesgo de la pérdida de rumbo y la degradación de la política con la consecuente aparición de la politiquería y de la barbarie, por eso es importante para quienes consideramos a esta actividad como la superior del ser humano, el que los partidos políticos sigan siendo la vía idónea para el proceso democrático de la nación, para la participación política y para elegir en paz a nuestros gobernantes.
Ya tuvimos los priístas tuxpeños la experiencia amarga de varias derrotas sucesivas a causa de la ceguera y la tozudez políticas, sumadas a las decisiones inadecuadas que nos recetaron desde la cúpula partidista. La falta de lectura correcta de nuestra condición y la orfandad en la que se queda siempre la clase política perdedora nos hicieron vivir un período largo en el submundo de la política, en donde su cercanía al suelo dio lugar a la aparición de de todo tipo de vivales que buscaron sacar raja del estado de postración en la que se encontraba nuestro partido, por eso se cerraron los espacios de participación política y la lucha se dio entre muy pocos, con muy bajo nivel, porque la máxima aspiración era obtener una regiduría con visión patrimonialista, nunca como proyecto colectivo. Por eso nos preocupa lo que pueda sucederles ahora a ustedes si no tienen una lectura adecuada del escenario político actual. No se equivoquen, amigos panistas, los tuxpeños votaron este 4 de julio por opciones distintas al PAN, sin que esto quiera decir que ha dejado de existir el panismo o que este ya se ha convertido en priísmo, porque nunca ocurrió eso con el PRI cuando perdió. Existe un voto duro de cada uno de estos partidos y ese sigue vigente, nadie se los quita, pero también es cierto que, en esta ocasión, la mayoría optó por el PRI porque presentó una opción fresca con Beto Silva, porque nuestro candidato supo comunicarle a los tuxpeños que está preparado para encabezar la etapa que sigue en la historia de desarrollo del municipio y lo presentó a los ciudadanos con propuestas claras y precisas, lo que no hizo el candidato del PAN, quien es visto solo como un buen hombre, que no fue lo suficientemente convincente como para cambiar la intención del voto como lo hizo Silva Ramos. Beto, realizó mejor campaña política que Iñigo y que Tavo, porque hizo compromisos y los cumplió y porque resolvió muchos de los problemas que los ciudadanos le presentaron. También influyó en el resultado el que los tuxpeños supieron leer con claridad que Javier Duarte sería el gobernador de Veracruz y con ello Alberto Silva podría ser el Presidente municipal más apoyado por el centro después de Enrique Rodríguez Cano que, dicho sea de paso, ha sido el mejor Presidente municipal de Tuxpan. Por estas razones, casillas en las que históricamente ha perdido una y otra vez el PRI, en esta ocasión tuvieron una abundante votación a favor de Silva Ramos; fue como si todos se hubiesen comunicado antes para ponerse de acuerdo por quien votar. Los nuevos electores, todos ellos jóvenes, decidieron confiar en un joven carismático que acredita estar preparado para el reto de la administración pública municipal y para crear mejores oportunidades de empleo, como también ocurrió con ciudadanos que siempre se habían abstenido de votar; por eso ganó la elección en Tuxpan Silva Ramos, como también triunfaron Genaro Ruiz Arriaga y Javier Duarte de Ochoa, porque además del llamado voto duro se convenció a otros electores entre los que se cuenta a muchos panistas que no estuvieron de acuerdo en la actuación de su partido ni con su candidato. Por eso les dejo esta reflexión, porque pueden errar nuevamente y apagar la alarma en lugar del fuego. No se equivoquen, los errores están adentro, los enemigos también. Hacia afuera no hay queja justificada, todo sucede en el interior.
Cientos de tuxpeños se encargaron de organizar y realizar la elección, muchos otros estuvieron también presentes en cada una de las casillas electorales como representantes de los partidos que contendieron; a todas estas personas les consta la limpieza del proceso electoral, con solo pequeños detalles no imputables a los partidos políticos. Una jornada cívica transparente y pacífica en la cual la mayoría decidió confiar en los candidatos del PRI, no en todos los casos por lo que representa este partido sino por los candidatos. Para mayor claridad, muchos votaron por la persona, no por el partido político y en la gran mayoría triunfaron los candidatos del PRI, con limpieza y claridad, eso fue todo lo que sucedió, no otra cosa.
Me consta directamente, porque lo viví de muy cerca, que no se dieron en este proceso las prácticas que se atribuyen a los contendientes en cada elección y que dan lugar a las inconformidades que siguen a cada proceso electoral. Creo saber la razón y puede que esta sea, por la falta de voluntad política de parte de uno de los principales contendientes para hacer trampas y a la imposibilidad material del otro para realizarlas. En mi modesta opinión, en esta ocasión no existe razón alguna para la inconformidad ni mucho menos para la impugnación de los resultados. Impugnar indica un error de apreciación que manda un mensaje a los tuxpeños de que no supieron que hacer o, peor aun, de que se quiere burlar la decisión de la mayoría. No hay materia pues, por más que desde el altiplano insista Yunes en ver fantasmas que no existen. A los tuxpeños consta que no hubo irregularidades ni alteraciones del orden durante la jornada electoral porque el mensaje de los ciudadanos es, como siempre muy claro, por eso no deben errar ni oír cuando desde otras latitudes les programen conflictos y les ordenen acciones que afecten a los tuxpeños. Simplemente no existe razón alguna para impugnar. Si me preguntaran como abogado o como político, con absoluta honestidad recomendaría, como profesional del derecho, que se aceptara dignamente el resultado; como político les diría que se corrigieran los errores que les restaron votos y que se mantenga el rumbo como partido para competencias futuras porque se pierde como cuando se gana. Lo más importante de todo es que aprendamos siempre las lecciones. Nada más, pero nada menos.
Me dirijo a todos aquellos que decidieron dar su voto este 4 de julio al Partido Acción Nacional, por las razones que hayan considerado; a todos los simpatizantes de este partido, a sus miembros activos y adherentes pero, sobre todo, a sus representantes populares y a su Comité municipal; a todos ustedes, porque es a quienes más concierne lo que suceda al PAN en Tuxpan y porque son los indicados para corregir a tiempo los errores y enmendar el rumbo, para que su partido siga siendo una opción política y de gobierno para los ciudadanos de Tuxpan.
Debo aclarar que también interesa el futuro del PAN a muchas personas que, como yo, no somos miembros de ese partido, porque sabemos que de la debacle de los partidos políticos surge siempre el riesgo de la pérdida de rumbo y la degradación de la política con la consecuente aparición de la politiquería y de la barbarie, por eso es importante para quienes consideramos a esta actividad como la superior del ser humano, el que los partidos políticos sigan siendo la vía idónea para el proceso democrático de la nación, para la participación política y para elegir en paz a nuestros gobernantes.
Ya tuvimos los priístas tuxpeños la experiencia amarga de varias derrotas sucesivas a causa de la ceguera y la tozudez políticas, sumadas a las decisiones inadecuadas que nos recetaron desde la cúpula partidista. La falta de lectura correcta de nuestra condición y la orfandad en la que se queda siempre la clase política perdedora nos hicieron vivir un período largo en el submundo de la política, en donde su cercanía al suelo dio lugar a la aparición de de todo tipo de vivales que buscaron sacar raja del estado de postración en la que se encontraba nuestro partido, por eso se cerraron los espacios de participación política y la lucha se dio entre muy pocos, con muy bajo nivel, porque la máxima aspiración era obtener una regiduría con visión patrimonialista, nunca como proyecto colectivo. Por eso nos preocupa lo que pueda sucederles ahora a ustedes si no tienen una lectura adecuada del escenario político actual. No se equivoquen, amigos panistas, los tuxpeños votaron este 4 de julio por opciones distintas al PAN, sin que esto quiera decir que ha dejado de existir el panismo o que este ya se ha convertido en priísmo, porque nunca ocurrió eso con el PRI cuando perdió. Existe un voto duro de cada uno de estos partidos y ese sigue vigente, nadie se los quita, pero también es cierto que, en esta ocasión, la mayoría optó por el PRI porque presentó una opción fresca con Beto Silva, porque nuestro candidato supo comunicarle a los tuxpeños que está preparado para encabezar la etapa que sigue en la historia de desarrollo del municipio y lo presentó a los ciudadanos con propuestas claras y precisas, lo que no hizo el candidato del PAN, quien es visto solo como un buen hombre, que no fue lo suficientemente convincente como para cambiar la intención del voto como lo hizo Silva Ramos. Beto, realizó mejor campaña política que Iñigo y que Tavo, porque hizo compromisos y los cumplió y porque resolvió muchos de los problemas que los ciudadanos le presentaron. También influyó en el resultado el que los tuxpeños supieron leer con claridad que Javier Duarte sería el gobernador de Veracruz y con ello Alberto Silva podría ser el Presidente municipal más apoyado por el centro después de Enrique Rodríguez Cano que, dicho sea de paso, ha sido el mejor Presidente municipal de Tuxpan. Por estas razones, casillas en las que históricamente ha perdido una y otra vez el PRI, en esta ocasión tuvieron una abundante votación a favor de Silva Ramos; fue como si todos se hubiesen comunicado antes para ponerse de acuerdo por quien votar. Los nuevos electores, todos ellos jóvenes, decidieron confiar en un joven carismático que acredita estar preparado para el reto de la administración pública municipal y para crear mejores oportunidades de empleo, como también ocurrió con ciudadanos que siempre se habían abstenido de votar; por eso ganó la elección en Tuxpan Silva Ramos, como también triunfaron Genaro Ruiz Arriaga y Javier Duarte de Ochoa, porque además del llamado voto duro se convenció a otros electores entre los que se cuenta a muchos panistas que no estuvieron de acuerdo en la actuación de su partido ni con su candidato. Por eso les dejo esta reflexión, porque pueden errar nuevamente y apagar la alarma en lugar del fuego. No se equivoquen, los errores están adentro, los enemigos también. Hacia afuera no hay queja justificada, todo sucede en el interior.
Cientos de tuxpeños se encargaron de organizar y realizar la elección, muchos otros estuvieron también presentes en cada una de las casillas electorales como representantes de los partidos que contendieron; a todas estas personas les consta la limpieza del proceso electoral, con solo pequeños detalles no imputables a los partidos políticos. Una jornada cívica transparente y pacífica en la cual la mayoría decidió confiar en los candidatos del PRI, no en todos los casos por lo que representa este partido sino por los candidatos. Para mayor claridad, muchos votaron por la persona, no por el partido político y en la gran mayoría triunfaron los candidatos del PRI, con limpieza y claridad, eso fue todo lo que sucedió, no otra cosa.
Me consta directamente, porque lo viví de muy cerca, que no se dieron en este proceso las prácticas que se atribuyen a los contendientes en cada elección y que dan lugar a las inconformidades que siguen a cada proceso electoral. Creo saber la razón y puede que esta sea, por la falta de voluntad política de parte de uno de los principales contendientes para hacer trampas y a la imposibilidad material del otro para realizarlas. En mi modesta opinión, en esta ocasión no existe razón alguna para la inconformidad ni mucho menos para la impugnación de los resultados. Impugnar indica un error de apreciación que manda un mensaje a los tuxpeños de que no supieron que hacer o, peor aun, de que se quiere burlar la decisión de la mayoría. No hay materia pues, por más que desde el altiplano insista Yunes en ver fantasmas que no existen. A los tuxpeños consta que no hubo irregularidades ni alteraciones del orden durante la jornada electoral porque el mensaje de los ciudadanos es, como siempre muy claro, por eso no deben errar ni oír cuando desde otras latitudes les programen conflictos y les ordenen acciones que afecten a los tuxpeños. Simplemente no existe razón alguna para impugnar. Si me preguntaran como abogado o como político, con absoluta honestidad recomendaría, como profesional del derecho, que se aceptara dignamente el resultado; como político les diría que se corrigieran los errores que les restaron votos y que se mantenga el rumbo como partido para competencias futuras porque se pierde como cuando se gana. Lo más importante de todo es que aprendamos siempre las lecciones. Nada más, pero nada menos.
1 comentario:
Claro como no va a cumplir los compromisos con toda la lana del estado que trae. No se engañen priistas con dinero baila el perro y tambien la democracia
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