El pasado 22 de junio se cumplieron dos meses de que iniciara el derrame de la British Petroleum en el Golfo de México y continúa fuera de control. Las cifras son cada día más escandalosas: mientras la corporación al principio dijo que el vertido era de 5 mil barriles diarios de crudo, hoy la verdad ha salido y el vertido podría ser de hasta 100 mil barriles por día. Una locura de petróleo está asfixiando al Golfo.
Se estima que la marea negra ya mide alrededor de 500 mil hectáreas y que los daños son incalculables: tortugas, aves, delfines, plancton, atunes, entre muchas otras especies están siendo afectadas, esto sin contar que ya ha llegado a costas de varios estados de Estados Unidos, incluido Florida.
Los costos sociales también son elevadísimos, la BP ha recibido más de 65 mil demandas y, entre las soluciones con las que intenta remediar el desastre está la quema del poco hidrocarburo que ha logrado capturar, generando, además de todo, más emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, en este contexto de cambio climático global.
Los impactos de este desastre son irreversibles, nada volverá al estado previo, ni siquiera cuando, eventualmente llegue a ser controlado el incesante derrame. Entre el petróleo quemado, los dispersantes vertidos que también están causando daños en el fondo del océano, la economía pesquera paralizada, las especies muertas o contaminadas, este es el momento de cambiar el canal. No necesitamos al petróleo ni ningún otro combustible fósil para mover al mundo. El deterioro de nuestros ecosistemas y el calentamiento del clima no nos permiten continuar con este tipo de energía. Por ello, Greenpeace exige una moratoria definitiva a la extracción de petróleo de aguas profundas y una revolución energética que haga posible la vida en el mediano plazo.
Fuente: Greenpeace…
Se estima que la marea negra ya mide alrededor de 500 mil hectáreas y que los daños son incalculables: tortugas, aves, delfines, plancton, atunes, entre muchas otras especies están siendo afectadas, esto sin contar que ya ha llegado a costas de varios estados de Estados Unidos, incluido Florida.
Los costos sociales también son elevadísimos, la BP ha recibido más de 65 mil demandas y, entre las soluciones con las que intenta remediar el desastre está la quema del poco hidrocarburo que ha logrado capturar, generando, además de todo, más emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, en este contexto de cambio climático global.
Los impactos de este desastre son irreversibles, nada volverá al estado previo, ni siquiera cuando, eventualmente llegue a ser controlado el incesante derrame. Entre el petróleo quemado, los dispersantes vertidos que también están causando daños en el fondo del océano, la economía pesquera paralizada, las especies muertas o contaminadas, este es el momento de cambiar el canal. No necesitamos al petróleo ni ningún otro combustible fósil para mover al mundo. El deterioro de nuestros ecosistemas y el calentamiento del clima no nos permiten continuar con este tipo de energía. Por ello, Greenpeace exige una moratoria definitiva a la extracción de petróleo de aguas profundas y una revolución energética que haga posible la vida en el mediano plazo.
Fuente: Greenpeace…
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