Por: Tere Quintanilla/ Orlando Segura Hervert.
El pasado lunes una señora acudió a la clínica 26 del Instituto Mexicano del Seguro Social para que la atendieran de una operación en la vejiga, la recibieron, le aplicaron los medicamentos de rigor, el suero, la prepararon, le dieron los cuidados para la operación, pasaron dos días y en el momento en que ya estaba por ingresar al quirófano le dijeron que no había personal médico y que por lo tanto no podían realizarle la operación quirúrgica a la que supuestamente sería sometida.
Posteriormente llegó una enfermera quien con el tono de la “preocupación”, le comentó que tenía dos opciones, una esperarse hasta el siguiente día o bien retirarse a su casa para una futura reprogramación. La dama que por obvias razones prefirió ocultar su nombre, indicó que escogió la segunda, dada el pésimo servicio que reina en dicha institución médica, indicó que el servicio está por los suelos, no hay la intención de corregir las anomalías que día a dia se presentan en dicho sitio.
Las quejas lejos de disminuir, se están incrementando por parte de los derecho habientes, quienes continuamente padecen la falta de especialistas que atiendan a los pacientes que desafortunadamente tienen que acudir a dicho lugar, dado que no cuentan con los recursos económicos para trasladarse a otro hospital.
La dama en cuestión narró que los empleados ya se acostumbraron a la cotidianidad, de ahí el porqué se comportan insensiblemente, faltan al profesionalismo que debe reinar en toda dependencia de salud, además explicó, con los impuestos y la deducción de las cuotas es como se paga a todo el aparato con el que se mueve el IMSS.
La delegación debería de supervisar, revisar que se están haciendo en las instancias de salud, viajar periódicamente para conocer el funcionamiento administrativo, médico y la manera en que se comportan todos los que integran el aparato burocrático del Instituto Mexicano del Seguro Social
El pasado lunes una señora acudió a la clínica 26 del Instituto Mexicano del Seguro Social para que la atendieran de una operación en la vejiga, la recibieron, le aplicaron los medicamentos de rigor, el suero, la prepararon, le dieron los cuidados para la operación, pasaron dos días y en el momento en que ya estaba por ingresar al quirófano le dijeron que no había personal médico y que por lo tanto no podían realizarle la operación quirúrgica a la que supuestamente sería sometida.
Posteriormente llegó una enfermera quien con el tono de la “preocupación”, le comentó que tenía dos opciones, una esperarse hasta el siguiente día o bien retirarse a su casa para una futura reprogramación. La dama que por obvias razones prefirió ocultar su nombre, indicó que escogió la segunda, dada el pésimo servicio que reina en dicha institución médica, indicó que el servicio está por los suelos, no hay la intención de corregir las anomalías que día a dia se presentan en dicho sitio.
Las quejas lejos de disminuir, se están incrementando por parte de los derecho habientes, quienes continuamente padecen la falta de especialistas que atiendan a los pacientes que desafortunadamente tienen que acudir a dicho lugar, dado que no cuentan con los recursos económicos para trasladarse a otro hospital.
La dama en cuestión narró que los empleados ya se acostumbraron a la cotidianidad, de ahí el porqué se comportan insensiblemente, faltan al profesionalismo que debe reinar en toda dependencia de salud, además explicó, con los impuestos y la deducción de las cuotas es como se paga a todo el aparato con el que se mueve el IMSS.
La delegación debería de supervisar, revisar que se están haciendo en las instancias de salud, viajar periódicamente para conocer el funcionamiento administrativo, médico y la manera en que se comportan todos los que integran el aparato burocrático del Instituto Mexicano del Seguro Social
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