martes, 13 de julio de 2010

ORGULLOSOS DE SU INMUNDICIA


«a la victoria que no sea clara, caballeresca y generosa preferimos la derrota, porque es necesario que mientras cada golpe del enemigo sea horrendo y cobarde, cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y de una moral superiores»

Por Roberto López Arán.
Presidente del Comité Municipal de Convergencia.

No sin un dejo de morbo, me han venido preguntando el por qué de los resultados electorales en la elección para ediles. Los preguntones han sido varios; tantos como personas he saludado a partir de entrada la noche del propio domingo 4 día de la elección.
Suponen que mi condición de coordinador de campaña en Convergencia me da atributos suficientes para darles una respuesta clara que por sí mismos no encuentran.
He dicho, y lo subrayo, que tendremos, en Convergencia, que plantearnos una severa autocrítica por todo aquello o que mal hicimos o que dejamos de hacer para llamar la atención de los votantes hacia nuestras propuestas y nuestros candidatos.
Sin embargo, voltear hacia nosotros mismos y nuestros equívocos, no debe, tampoco, distraernos de la tarea impostergable de señalar con todos sus adjetivos la vergonzosa actuación del gobierno de Fidel Herrera y una parte importante de la estructura del Instituto Electoral Veracruzano (iev) a favor de las campañas y los candidatos del PRI.
El inmoral derroche de dineros públicos efectuado por Alberto Silva, en Tuxpan, y Javier Duarte, en todo el estado, es evidente. “¡Pruébenlo!”, seguramente inquirirán los priistas. A éstos les va la frase acuñada por los panistas cuando eran barridos, como ahora, por un fraude electoral: “los acusamos de ladrones, no de pendejos”.
Por ese mismo lado, en eso está ya Convergencia, y por noticias sé que también el Pan, en la encomienda jurídica de interponer un fundado recurso de impugnación a la elección de gobernador ante la sala superior del Tribunal Federal Electoral por la inequitativa, enturbiada, e ilegal competencia electoral suscitada en el estado.
Hay militantes y simpatizantes del PRI escandalizados porque su propio partido regresó al desnudo a la compra de votos, a la intimidación de electores, a la amenaza velada o directa contra los opositores, al contubernio con los cuerpos de seguridad pública. Ellos lo creían enterrado y se avergüenzan del olor nauseabundo que aun queda del 4 de julio.
Pero hay otros priistas que festinan, se dan tiempo para elaborar análisis y hasta para redactar cartas pobladas de paja argumentativa. Estos están en lo suyo, en lo que le es placentero, viven orgullosos de su inmundicia.

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