Por J. Enrique Olivera Arce
Lopezobradorismo en Veracruz. Construir para avanzar
Partiendo del principio de que esto no se acaba hasta que se acaba, el proceso electoral en Veracruz sigue a tropezones su marcha rumbo a la decisión última e inatacable de la Sala Electoral del Poder Judicial de la Federación. Manteniéndose el crispado clima de polarización entre los seguidores de Javier Duarte de Ochoa y Miguel Ángel Yunes Linares, con su consiguiente carga de obcecación hasta el absurdo en ambos bandos, así como la creciente percepción en hombres y mujeres comunes de que tanto al gobernador electo como a su impugnador neopanista, lo único que les motiva es alcanzar el poder por el poder mismo, augurándose un más de lo mismo.
Para la oposición de centro izquierda electoral, conforme con las migajas que le deja la elección, se da por bien servida, retornando inercialmente a su permanente lucha tribal por el control de posiciones, rebanadas del pastel de sus prerrogativas, e indudablemente por las prebendas y canonjías que a sus capitostes cupulares les deja el apoyar a uno u otro de los dos contendientes en pugna por la gubernatura. El 2012 lo observan como algo lejano y, en la coyuntura, le apuestan al mejor postor en la lucha por el poder en Veracruz. Dante Delgado, como desde el principio del proceso, marcha sólo y de espaldas a la realidad política de la entidad y a su propia circunstancia, arremetiendo contra molinos de viento.
En tanto que lo que a mi juicio se podría considerar como “la izquierda legítima”, seguidora de Andrés Manuel López Obrador, no encuentra como conciliar sus carencias organizativas con el programa de acción que, con vías al 2012, se delineara el pasado domingo 25 en el zócalo de la Ciudad de México. Lo que observa y le motiva de la movilización, conciencia, participación y avance organizativo del movimiento lopezobradorista en el Distrito Federal, no guarda correspondencia con el atraso y falta de rumbo que vive en Veracruz. El peso específico del pragmatismo electoral partidista que domina en la entidad, dificulta al lopezobradorismo el aterrizaje y congruencia entre lo deseable y lo posible.
Al no encontrar acomodo en el PRD, PT y Convergencia, que lo mismo se pintan de azul que de colorado atendiendo a intereses cupulares, cual perrito sin dueño el lopezobradorismo se auto margina y se pierde en la denuncia, el insulto al “espurio” y su partido, al perredismo azul, o a las expresiones visibles de “la mafia”. Como si las mentadas de madre y las descalificaciones per se, contribuyeran al fortalecimiento de la resistencia popular. La organización, orientación, concietización y el sumar con mentalidad ganadora rompiendo el cerco informativo, es opacada por un sectarismo, negativo y pedestre, que ante la sociedad en su conjunto le hace ver como simple apéndice radical y dogmático del PRD.
Carente de liderazgo real de alcance estatal -Dante Delgado perdió su oportunidad al aliarse con Jesús Ortega y el perredismo azul-, la izquierda lopezobradorista marcha dispersa, acorralada, sin más aliciente que la esperanza. El liderazgo a distancia de Andrés Manuel no es suficiente ni substituye organización y congruencia de un movimiento que se pierde en la anarquía, la improvisación y el aislamiento. Tomado de sorpresa por la declaración anticipada de López Obrador para ir desde ya a la búsqueda de una nueva oportunidad electoral en el 2012, así como por la indefinición de que partido habrá de postular al lider nacional, el movimiento en Veracruz, al garete, no sabe como hacer del entusiasmo, optimismo y convicción, herramental de inclusión, integración, organización y vinculación con sectores más amplios de la sociedad.
En este escenario, el tiempo apremia, siendo este el mejor aliado en el momento, como lo expresara Andrés Manuel. La izquierda lopezobradorista en Veracruz, para avanzar, debería, a mi entender, capitalizar a su favor el contar con un Proyecto Alternativo de Nación que los adversarios electorales potenciales no tienen. Tomarlo como instrumento programático, organizativo, crear grupos de estudio y debate en torno a éste, discutirlo y difundirlo, construyendo desde abajo, con espíritu democrático e incluyente, la estructura electoral y el liderazgo con que hoy por hoy no se cuenta. No puede seguir a la zaga de los partidos de centro izquierda electoral, dejándose envolver por la corruptela cupular, falsas alianzas, y estrategias electoreras ajenas al sentir e intereses de sus bases. La autonomía e independencia en la coyuntura, de aquí al 2012, son fortaleza y no debilidad y de ello creo debería tomar conciencia el movimiento social de resistencia si es que quiere aprovechar la ventaja del tiempo a su favor.
Para la izquierda lopezobradorista en la entidad, la elección del 2010 debería quedar atrás. Hay que dejar que los interesados de la partidocracia en mantener vivo el proceso electoral inconcluso, diriman sus pleitos y diferencias en la calle o en el tribunal, desgastándose. Pues gane el que gane la gubernatura, para la mayoría de la población significa más de lo mismo; sería ocioso tomar partido a favor o en contra en un pleito que es ajeno cuando el tiempo se escurre entre los dedos. Lo que en adelante cuenta es trabajo, organización, construcción de liderazgos, nueva manera de hacer política e impulsar la democracia, así como la firme convicción de que buscar nuevamente la presidencia de la República, es por el cambio y nuevos derroteros para México.
pulsocritico@gmail.com
Partiendo del principio de que esto no se acaba hasta que se acaba, el proceso electoral en Veracruz sigue a tropezones su marcha rumbo a la decisión última e inatacable de la Sala Electoral del Poder Judicial de la Federación. Manteniéndose el crispado clima de polarización entre los seguidores de Javier Duarte de Ochoa y Miguel Ángel Yunes Linares, con su consiguiente carga de obcecación hasta el absurdo en ambos bandos, así como la creciente percepción en hombres y mujeres comunes de que tanto al gobernador electo como a su impugnador neopanista, lo único que les motiva es alcanzar el poder por el poder mismo, augurándose un más de lo mismo.
Para la oposición de centro izquierda electoral, conforme con las migajas que le deja la elección, se da por bien servida, retornando inercialmente a su permanente lucha tribal por el control de posiciones, rebanadas del pastel de sus prerrogativas, e indudablemente por las prebendas y canonjías que a sus capitostes cupulares les deja el apoyar a uno u otro de los dos contendientes en pugna por la gubernatura. El 2012 lo observan como algo lejano y, en la coyuntura, le apuestan al mejor postor en la lucha por el poder en Veracruz. Dante Delgado, como desde el principio del proceso, marcha sólo y de espaldas a la realidad política de la entidad y a su propia circunstancia, arremetiendo contra molinos de viento.
En tanto que lo que a mi juicio se podría considerar como “la izquierda legítima”, seguidora de Andrés Manuel López Obrador, no encuentra como conciliar sus carencias organizativas con el programa de acción que, con vías al 2012, se delineara el pasado domingo 25 en el zócalo de la Ciudad de México. Lo que observa y le motiva de la movilización, conciencia, participación y avance organizativo del movimiento lopezobradorista en el Distrito Federal, no guarda correspondencia con el atraso y falta de rumbo que vive en Veracruz. El peso específico del pragmatismo electoral partidista que domina en la entidad, dificulta al lopezobradorismo el aterrizaje y congruencia entre lo deseable y lo posible.
Al no encontrar acomodo en el PRD, PT y Convergencia, que lo mismo se pintan de azul que de colorado atendiendo a intereses cupulares, cual perrito sin dueño el lopezobradorismo se auto margina y se pierde en la denuncia, el insulto al “espurio” y su partido, al perredismo azul, o a las expresiones visibles de “la mafia”. Como si las mentadas de madre y las descalificaciones per se, contribuyeran al fortalecimiento de la resistencia popular. La organización, orientación, concietización y el sumar con mentalidad ganadora rompiendo el cerco informativo, es opacada por un sectarismo, negativo y pedestre, que ante la sociedad en su conjunto le hace ver como simple apéndice radical y dogmático del PRD.
Carente de liderazgo real de alcance estatal -Dante Delgado perdió su oportunidad al aliarse con Jesús Ortega y el perredismo azul-, la izquierda lopezobradorista marcha dispersa, acorralada, sin más aliciente que la esperanza. El liderazgo a distancia de Andrés Manuel no es suficiente ni substituye organización y congruencia de un movimiento que se pierde en la anarquía, la improvisación y el aislamiento. Tomado de sorpresa por la declaración anticipada de López Obrador para ir desde ya a la búsqueda de una nueva oportunidad electoral en el 2012, así como por la indefinición de que partido habrá de postular al lider nacional, el movimiento en Veracruz, al garete, no sabe como hacer del entusiasmo, optimismo y convicción, herramental de inclusión, integración, organización y vinculación con sectores más amplios de la sociedad.
En este escenario, el tiempo apremia, siendo este el mejor aliado en el momento, como lo expresara Andrés Manuel. La izquierda lopezobradorista en Veracruz, para avanzar, debería, a mi entender, capitalizar a su favor el contar con un Proyecto Alternativo de Nación que los adversarios electorales potenciales no tienen. Tomarlo como instrumento programático, organizativo, crear grupos de estudio y debate en torno a éste, discutirlo y difundirlo, construyendo desde abajo, con espíritu democrático e incluyente, la estructura electoral y el liderazgo con que hoy por hoy no se cuenta. No puede seguir a la zaga de los partidos de centro izquierda electoral, dejándose envolver por la corruptela cupular, falsas alianzas, y estrategias electoreras ajenas al sentir e intereses de sus bases. La autonomía e independencia en la coyuntura, de aquí al 2012, son fortaleza y no debilidad y de ello creo debería tomar conciencia el movimiento social de resistencia si es que quiere aprovechar la ventaja del tiempo a su favor.
Para la izquierda lopezobradorista en la entidad, la elección del 2010 debería quedar atrás. Hay que dejar que los interesados de la partidocracia en mantener vivo el proceso electoral inconcluso, diriman sus pleitos y diferencias en la calle o en el tribunal, desgastándose. Pues gane el que gane la gubernatura, para la mayoría de la población significa más de lo mismo; sería ocioso tomar partido a favor o en contra en un pleito que es ajeno cuando el tiempo se escurre entre los dedos. Lo que en adelante cuenta es trabajo, organización, construcción de liderazgos, nueva manera de hacer política e impulsar la democracia, así como la firme convicción de que buscar nuevamente la presidencia de la República, es por el cambio y nuevos derroteros para México.
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