Leí una sentencia, pronunciada por un crítico literario sobre los novelistas latinoamericanos, que señalaba que los escritores de lengua española en América escriben poco (contrario a los de lengua inglesa) porque sólo una cantidad pequeña de sus buenas historias la escriben, la convierten en libros; la mayoría restante la agotan en pura lengua, jamás la escriben.
Algo parecido viene pasando en estos días de alcaldes electos y diputados en funciones. La prensa escrita y los medios electrónicos, con sus reporteros, columnistas y opinadores, han cobijado con desmesura las declaraciones públicas de los protagonistas políticos; declaraciones que han tenido como sonsonete denominador que “¡Por fin ha llegado la época gloriosa de Tuxpan y la zona norte!”, y que buscan referirse a que a ellos (a estos políticos) les tocará ser los guías distinguidos para tan alta empresa.
Pero ni reporteros, ni columnistas, ni opinadores preguntan o se preguntan “Cómo y con qué” van a traducir un largo periodo, que corre, de escases y descomposición económica y social en Tuxpan y su región, en otro bañado por la abundancia.
Lo demás, las declaraciones festivas y esperanzadoras salpicadas de cifras millonarias, es, hasta ahora, pura lengua: bla, bla, bla, que no se ha escrito.
Roberto López Arán
Algo parecido viene pasando en estos días de alcaldes electos y diputados en funciones. La prensa escrita y los medios electrónicos, con sus reporteros, columnistas y opinadores, han cobijado con desmesura las declaraciones públicas de los protagonistas políticos; declaraciones que han tenido como sonsonete denominador que “¡Por fin ha llegado la época gloriosa de Tuxpan y la zona norte!”, y que buscan referirse a que a ellos (a estos políticos) les tocará ser los guías distinguidos para tan alta empresa.
Pero ni reporteros, ni columnistas, ni opinadores preguntan o se preguntan “Cómo y con qué” van a traducir un largo periodo, que corre, de escases y descomposición económica y social en Tuxpan y su región, en otro bañado por la abundancia.
Lo demás, las declaraciones festivas y esperanzadoras salpicadas de cifras millonarias, es, hasta ahora, pura lengua: bla, bla, bla, que no se ha escrito.
Roberto López Arán
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