Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Hay que reconocer, a la vez que reivindicar en caso necesario, el ambiente cultural de Xalapa, que sobresale en el contexto veracruzano; es evidente que contamos con un nivel aceptable y crítico de opinión pública. Las voces informadas, divergentes o no, que se expresan en el periodismo, las universidades, el análisis político, los partidos políticos- mucho menos de lo que deberían-, las iglesias, las organizaciones sociales, las ONGS, entre otras , van ilustrando y orientando al rostro colectivo de la comunidad xalapeña. Y pesan, por supuesto que pesan e influyen, hasta deciden, contra lo que piensan o presumen políticos soberbios e ignorantes que desprecian y minimizan no sólo a los” opinadores de café “ sino a todo tipo de críticos; vamos, a todo aquel que resista ser tratado como subordinado o “ borrego “.
Están registrados por lo menos tres momentos recientes y notables en donde se expresaron la fuerza de las ideas y el libre ejercicio de la ciudadanía: la forma diferenciada como se vota en Xalapa, tan sólo véase la votación de gobernador hace seis meses, el rechazo casi unánime a los carnavales y la cancelación de los ejes viales por falta de consulta a los principales interesados. Se podría decir: opina y critica que algo queda.
Cada tres años junto a los nuevos gobernantes municipales se renuevan las expectativas sobre el futuro inmediato de Xalapa. Generalmente los ediles principales son personas con una larga trayectoria pública, con reconocimiento social y un compromiso profundo con nuestro municipio. Normalmente su labor va de lo regular a lo bien hecho, con excepción de las personas con poco arraigo, que llegaron por casualidad, que no supieron o quisieron hacer algo o que entraron pensando en negocios.
En consideración de los munícipes xalapeños hay que decir que son pequeños sus márgenes presupuestales, que su capacidad de obras y servicios en lo económico y material depende casi totalmente de las participaciones federales; que son mínimos los apoyos estatales y los ingresos propios. En ese gran problema que significa el federalismo antidemocrático que padece nuestro país, muchos logros municipales dependen de la visión, la iniciativa y la capacidad de los presidentes y sus cabildos.
En términos generales Veracruz vive una crisis municipal, con ayuntamientos en ruinas, saqueados y, en algunos casos, en condiciones de inviabilidad. Xalapa tiene algunos problemas, candados que hacen difícil su funcionamiento, por lo cual se requiere, en primer lugar, el restablecimiento de la gobernabilidad, es decir ,que haya gobierno, que dejemos de ser un rio revuelto donde los ediles no se comprometen, no asumen sus responsabilidades y nadan de” a muertito”. Es indispensable que se presenten las políticas públicas en que se va a poyar al gobierno municipal en este trienio; esa es la clave, además que se ejecute una política social que atienda los terribles problemas de la marginación, que supere el asistencialismo, que fomente la participación ciudadana respetando, por sobre toda las cosas, la dignidad de las personas.
Aunque no sea lucidor ni cómodo para encarar los problemas en nuestra entrañable Xalapa, nuestra casa común, es indispensable ingresar al círculo virtuoso de la democracia: respeto y fomento a la pluralidad social, atención sin condiciones políticas, rendición de cuentas, transparencia, fomento cultural y educativo, abandono del clientelismo, fortalecimiento y estimulo a la participación ciudadana. Además, si dejamos de lado las ocurrencias y el aplauso fácil ya estaríamos ganando en gobiernos que sean nuevos no por las caras o los nombres de los munícipes sino por sus prácticas, estrategias, programas y su orientación en general.
Tengo que decirlo abiertamente: el desarrollo democrático de Xalapa bien vale que apoyemos eficaz y críticamente a la ciudadana Elizabeth Morales, quien tiene la enorme responsabilidad de coordinar y tomar decisiones con su equipo y con todos los xalapeños. Le planteo que ante temas de gran envergadura, cuando se presente el caso, se consulte a los xalapeños. No creo que haya posibilidades de imponer nada. Las claves son el dialogo, los consensos y la autoridad.
Recadito: me pide el bloque abrumadoramente mayoritario del PRD Xalapeño desearles un feliz año nuevo.
Hay que reconocer, a la vez que reivindicar en caso necesario, el ambiente cultural de Xalapa, que sobresale en el contexto veracruzano; es evidente que contamos con un nivel aceptable y crítico de opinión pública. Las voces informadas, divergentes o no, que se expresan en el periodismo, las universidades, el análisis político, los partidos políticos- mucho menos de lo que deberían-, las iglesias, las organizaciones sociales, las ONGS, entre otras , van ilustrando y orientando al rostro colectivo de la comunidad xalapeña. Y pesan, por supuesto que pesan e influyen, hasta deciden, contra lo que piensan o presumen políticos soberbios e ignorantes que desprecian y minimizan no sólo a los” opinadores de café “ sino a todo tipo de críticos; vamos, a todo aquel que resista ser tratado como subordinado o “ borrego “.
Están registrados por lo menos tres momentos recientes y notables en donde se expresaron la fuerza de las ideas y el libre ejercicio de la ciudadanía: la forma diferenciada como se vota en Xalapa, tan sólo véase la votación de gobernador hace seis meses, el rechazo casi unánime a los carnavales y la cancelación de los ejes viales por falta de consulta a los principales interesados. Se podría decir: opina y critica que algo queda.
Cada tres años junto a los nuevos gobernantes municipales se renuevan las expectativas sobre el futuro inmediato de Xalapa. Generalmente los ediles principales son personas con una larga trayectoria pública, con reconocimiento social y un compromiso profundo con nuestro municipio. Normalmente su labor va de lo regular a lo bien hecho, con excepción de las personas con poco arraigo, que llegaron por casualidad, que no supieron o quisieron hacer algo o que entraron pensando en negocios.
En consideración de los munícipes xalapeños hay que decir que son pequeños sus márgenes presupuestales, que su capacidad de obras y servicios en lo económico y material depende casi totalmente de las participaciones federales; que son mínimos los apoyos estatales y los ingresos propios. En ese gran problema que significa el federalismo antidemocrático que padece nuestro país, muchos logros municipales dependen de la visión, la iniciativa y la capacidad de los presidentes y sus cabildos.
En términos generales Veracruz vive una crisis municipal, con ayuntamientos en ruinas, saqueados y, en algunos casos, en condiciones de inviabilidad. Xalapa tiene algunos problemas, candados que hacen difícil su funcionamiento, por lo cual se requiere, en primer lugar, el restablecimiento de la gobernabilidad, es decir ,que haya gobierno, que dejemos de ser un rio revuelto donde los ediles no se comprometen, no asumen sus responsabilidades y nadan de” a muertito”. Es indispensable que se presenten las políticas públicas en que se va a poyar al gobierno municipal en este trienio; esa es la clave, además que se ejecute una política social que atienda los terribles problemas de la marginación, que supere el asistencialismo, que fomente la participación ciudadana respetando, por sobre toda las cosas, la dignidad de las personas.
Aunque no sea lucidor ni cómodo para encarar los problemas en nuestra entrañable Xalapa, nuestra casa común, es indispensable ingresar al círculo virtuoso de la democracia: respeto y fomento a la pluralidad social, atención sin condiciones políticas, rendición de cuentas, transparencia, fomento cultural y educativo, abandono del clientelismo, fortalecimiento y estimulo a la participación ciudadana. Además, si dejamos de lado las ocurrencias y el aplauso fácil ya estaríamos ganando en gobiernos que sean nuevos no por las caras o los nombres de los munícipes sino por sus prácticas, estrategias, programas y su orientación en general.
Tengo que decirlo abiertamente: el desarrollo democrático de Xalapa bien vale que apoyemos eficaz y críticamente a la ciudadana Elizabeth Morales, quien tiene la enorme responsabilidad de coordinar y tomar decisiones con su equipo y con todos los xalapeños. Le planteo que ante temas de gran envergadura, cuando se presente el caso, se consulte a los xalapeños. No creo que haya posibilidades de imponer nada. Las claves son el dialogo, los consensos y la autoridad.
Recadito: me pide el bloque abrumadoramente mayoritario del PRD Xalapeño desearles un feliz año nuevo.
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