La obesidad en el abdomen es un riesgo para la salud, ya que no sólo se trata de exceso de peso, sino de un problema de distribución de la grasa que se aloja en los órganos al interior de la cavidad abdominal, lo que se refleja en un exceso de tejido adiposo (el llamado “cuerpo de manzana”), relacionado con mayor probabilidad al desarrollo de problemas metabólicos, infarto al miocardio y alteraciones en los niveles de colesterol, que llevan a padecer diabetes.
Jorge Escobedo de la Peña, jefe de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Hospital General Regional (HGR) número 1 “Carlos Mac Gregor Sánchez Navarro”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señaló que en México, la medida para conocer la obesidad androide (abdominal) la proporciona la Federación Internacional de Diabetes.
De acuerdo con este indicador, los hombres deben tener, como máximo, 90 centímetros de cintura; las mujeres, 80 centímetros.
Existe otro tipo de obesidad, la de tipo ginoide o el “cuerpo de pera”, en la que el exceso de grasa se concentra principalmente en la parte inferior del cuerpo; es decir, en abdomen, muslos y piernas. Los órganos que se ven más afectados son los riñones, el útero y la vejiga, y es probable que aparezcan en las piernas como varices, hinchazón, problemas circulatorios y cansancio excesivo. Aún así, es más peligrosa la obesidad abdominal, pues trae como consecuencia enfermedades crónico degenerativas.
Por su parte, Martha Leticia Martínez Viveros, dijo que con el fortalecimiento de acciones de promoción de alimentación correcta, consumo de agua simple y práctica diaria de actividad física, combate sobrepeso, obesidad y sus complicaciones.
Destacó que las principales acciones que se fortalecen en el Instituto, que se llevan a cabo en todas las UMF son: promoción de la actividad física; del consumo de agua simple; reducir el consumo de azúcar y grasas lácteas en bebidas; aumento en el consumo de verduras, frutas leguminosas y cereales enteros; y mejora en la toma de decisiones sobre una dieta saludable.
La nutrióloga Martínez Viveros señaló que aunque parece sencillo, el reto es enorme y una responsabilidad comprometida con la participación de todo el personal de salud, un esfuerzo institucional que también se lleva a las escuelas y empresas del ámbito de responsabilidad del Instituto, con personal de salud que acude a las instalaciones para llevar material informativo de alimentación y actividad física, así como la realización de ferias de la salud, sesiones educativas y campañas en medios de comunicación con acciones médicas preventivas e, incluso, de diagnóstico de enfermedades crónico degenerativas.
Jorge Escobedo de la Peña, jefe de la Unidad de Investigación en Epidemiología Clínica del Hospital General Regional (HGR) número 1 “Carlos Mac Gregor Sánchez Navarro”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), señaló que en México, la medida para conocer la obesidad androide (abdominal) la proporciona la Federación Internacional de Diabetes.
De acuerdo con este indicador, los hombres deben tener, como máximo, 90 centímetros de cintura; las mujeres, 80 centímetros.
Existe otro tipo de obesidad, la de tipo ginoide o el “cuerpo de pera”, en la que el exceso de grasa se concentra principalmente en la parte inferior del cuerpo; es decir, en abdomen, muslos y piernas. Los órganos que se ven más afectados son los riñones, el útero y la vejiga, y es probable que aparezcan en las piernas como varices, hinchazón, problemas circulatorios y cansancio excesivo. Aún así, es más peligrosa la obesidad abdominal, pues trae como consecuencia enfermedades crónico degenerativas.
Por su parte, Martha Leticia Martínez Viveros, dijo que con el fortalecimiento de acciones de promoción de alimentación correcta, consumo de agua simple y práctica diaria de actividad física, combate sobrepeso, obesidad y sus complicaciones.
Destacó que las principales acciones que se fortalecen en el Instituto, que se llevan a cabo en todas las UMF son: promoción de la actividad física; del consumo de agua simple; reducir el consumo de azúcar y grasas lácteas en bebidas; aumento en el consumo de verduras, frutas leguminosas y cereales enteros; y mejora en la toma de decisiones sobre una dieta saludable.
La nutrióloga Martínez Viveros señaló que aunque parece sencillo, el reto es enorme y una responsabilidad comprometida con la participación de todo el personal de salud, un esfuerzo institucional que también se lleva a las escuelas y empresas del ámbito de responsabilidad del Instituto, con personal de salud que acude a las instalaciones para llevar material informativo de alimentación y actividad física, así como la realización de ferias de la salud, sesiones educativas y campañas en medios de comunicación con acciones médicas preventivas e, incluso, de diagnóstico de enfermedades crónico degenerativas.
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