martes, 1 de marzo de 2011

SANOS Y SALVOS ARRIBARON LOS TUXPEÑOS QUE RADICABAN EN LIBIA.


Por Orlando Segura Hervert.
Los tuxpeños que lograron salir de Libia, sanos y salvos, arribaron al puerto éste fin de semana, llegaron a residir en la ciudad que los vio nacer y a decir de ellos, la experiencia vivida fue terrible, llena de zozobra y miedo, declaró Omar Santiago Espinoza, quien agradeció a Dios por traerlos a su tierra natal.
Los afortunados sobrevivientes, narran la historia, señalaron que les toco observar los disturbios, escuchar los balazos, la situación crítica, nunca se imaginaron verse envueltos en el conflicto, ellos fueron a trabajar en la rama de la construcción, en el momento en que se presentó la revuelta que ha encendido la llama de las pasiones en aquella nación arábiga, como pudieron y tan solo con la ropa puesta y una pequeña maleta, salieron hacia un albergue en Trípoli.
Al momento de las múltiples manifestaciones, la mayoría de los extranjeros se mostraron desconcertados, no sabían la revolución que se estaba gestando. En aquella nación dejaron sus pertenencias, a sus amigos y lo que más extrañan son las mascotas, los pequeños a su corta edad manifestaron que ya no desean regresar, porque la experiencia fue amarga
La familia compuesta por Omar, Bertha (esposa), Omar (hijo), Natalia y Renata, comentaron a este medio que allá se quedó un clima más caluroso que el de Tuxpan, recordaron que los adolescentes por ejemplo juegan muy mal el futbol pero les encanta, tienen gratos recuerdos, hay gente amable, pero la situación es sumamente difícil.
Santiago Espinoza, es egresado del Tecnológico de Ciudad Madero, el nivel básico lo estudio en la Juana de Azbaje, la Federal número 1, desde hace tres años fue contratado para trabajar en la industria de la construcción, se llevó a su familia y… regresó sin nada, pero con lo más importante, la vida y la integridad de sus seres queridos.
El entrevistado mostró gratitud hacia los tuxpeños que le escribieron en el facebook, a aquellos que elevaron sus oraciones y al alcalde Alberto Silva Ramos por las gestiones realizadas ante la diplomacia y la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Los tres días de viaje, los sinsabores, los capítulos amargos y siniestros, el repiqueteo de las metralletas, su casa y callejones, el sopor libio, quedaron atrás, ahora tienen que mirar hacia otros horizontes, en espera de un futuro mejor y de otras oportunidades laborales.

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