martes, 28 de junio de 2011

SICARIA A LOS 16 AÑOS


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
De las mil noticias de violencia que nos ha traído la guerra de Calderón, una de ellas, la de un enfrentamiento reciente entre pistoleros y policías en los límites de Jalisco y Zacatecas, me ha llamado poderosamente la atención. Para mi es sobresaliente por la juventud de los pistoleros, entre 16 y 21 años, porque entre ellos aparecieron dos muchachos de Xalapa, y por la declaración televisada de una jovencita de diez y seis años que se confesó sicaria al servicio de la banda criminal autodenominada “los Zetas “.
Más o menos nos hemos ido acostumbrando a las acciones demenciales de los narcotraficantes, que tienen a los mexicanos entre temerosos y hartos, pero ver a estos jovencitos -casi niños- en puñar las armas y estar dispuestos a morir al servicio de hampones ha sido una sacudida muy fuerte, por lo menos para mí. Hace algún tiempo, en los años más dictatoriales del sistema político de México, era muy difícil, casi imposible, ver a los muchachos tomando las armas para enfrentar al Gobierno por razones políticas e ideales revolucionarios. Ahora lo están haciendo, integrándose a los ejércitos informales de los cárteles, simplemente por falta de oportunidades, por razones básicas de dinero y vicios. En el pasado unos pocos luchaban por la libertad, hoy muchos pelean por el libertinaje.
La gran pregunta que nos tenemos que hacer es qué hemos hecho tan mal para llegar a esta situación, donde nada detiene ni alienta a estos muchachos para evitar que caigan en suicidas actividades criminales, nocivas para la sociedad. La crisis es generalizada; la falta de democracia, la exclusión social y la corrupción han descompuesto a la familia, a las religiones y a las instituciones públicas: gobiernos formales, ilegítimos, ´poco representativos, que se vuelven tan inútiles que terminan siendo un engañoso estorbo.
Ese drama de la juventud también lo estamos viviendo en Xalapa, en el aumento del consumo de las drogas, en el cada vez más peligroso incremento del pandillerismo y en la alarmante desaparición de muchachos, algunos de ellos muy jóvenes. Se habla de que este año ya son 30 los desaparecidos, de cuya situación dan cuenta las fotografías y avisos colocados por toda la ciudad.
Es necesario preguntarnos qué sociedad es la xalapeña que no se escandaliza ante la desaparición de estos muchachos que podrían ser nuestros hijos. Algo anda mal en Xalapa, se especula sobre el reclutamiento de jóvenes para las filas del narcotráfico, pero lo peor es que poco se notan los niveles de gobierno en este tema: no se informa, no se protege, no se previene y, por lo tanto, no se asume la responsabilidad oficial ante la gravedad del problema. Apenas en estos días se empiezan a dar las primeras movilizaciones por casos específicos de violencia, un asesinado y una desaparecida.
Los gobiernos harán poco o mucho dependiendo de la movilización social, por eso se tiene que ir perfilando un programa permanente de acciones preventivas de la violencia y de promoción de justicia. Es vital que estemos consientes de la dimensión del problema, de las presiones a que están sometidas las escuelas, los barrios y los centros de convivencia juvenil. Hagamos campañas anti drogas, no seamos una sociedad permisiva, no nos paralicemos, estemos alertas y respondamos solidariamente, como comunidad, cuando alguno de nosotros sea afectado, no dejemos solas a las familias y a los papás que sufren la desaparición de un hijo.
Ante una situación tan extraña, novedosa y excepcional como la que estamos viviendo debemos responder a esa altura tanto la sociedad como los niveles de gobierno. No son admisibles las omisiones, las irresponsabilidades y la frivolidad. Hay que actuar con carácter de urgencia, hoy por otros y mañana por mí; nadie está a salvo, a la vez que nos protegemos exijamos protección a los que tienen obligación de hacerlo. Que el rostro casi infantil de las y los jóvenes que nos ven desde los postes y ventanas nos despierten la suficiente vergüenza e indignación para no que darnos cruzados de brazos. Xalapa es más bella si protege a sus hijos de la violencia.
Recadito: el 5 de agosto empieza en Zongolica y Orizaba la gira de López obrador.

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