viernes, 29 de julio de 2011

DE ESPURIO A PATÉTICO


Por Uriel Flores Aguayo
urielfloresaguayo@hotmail.com
Felipe Calderón, sin meritos y sin perfil, logró sentarse en la silla presidencial, en base a acuerdos oscuros y antidemocráticos con poderes fácticos y gobernadores del PRI, el apoyo ilegal de Vicente fox, el respaldo corrupto de la señora Gordillo, entre otros muchos apoyos facciosos e interesados; además, contó con el voto del miedo manipulado por el duopolio televisivo, muchos de sus votos no fueron a su favor sino en contra de sus adversarios.
Felipe Calderón, engañó con su oferta electoral, promoviéndose como el presidente del empleo. Pero eso fue en campaña, una vez que tomó posesión lo primero que hizo fue declarar la guerra a la delincuencia organizada, en búsqueda de restitución del Estado pero también de legitimidad. Doble fraude: primero, apelando al miedo del elector y, después, mal gobernando con el miedo de la sociedad. Engañó para ganar y gano engañando.
El gobierno federal es un desastre, la culminación descarnada de una alternancia fallida. Nada le sale bien, nada cambio para bien. El signo principal de este sexenio es la violencia, la sangre, el terror y la in capacidad para garantizarnos un mínimo de seguridad. La ineptitud y la corrupción, legal e ilegal, son otra huella profunda de color azul que quedará en la historia de las dos administraciones panistas; de todos los ejemplos, abundantes, que se podrían considerar sobresale luminosamente el de “la estela de luz “, el proyecto de monumento a la corrupción derechista, en el que se enlistan todos los vicios, prejuicios e ineptitudes del PAN. El patetismo de ese desastre, de esa cadena de irregularidades, es el reflejo de un personaje patético como Calderón, mandatario que no manda, gobernante que no gobierna y presidente que no preside.
Si no nos costaran tanto e hicieran tan poco podríamos carcajearnos del gabinete de Calderón, hecho a su imagen y semejanza, opacos e intranscendentes. El colmo: con el salario más alto del mundo disque trabajan en semana inglesa y el resto de los días lo dedican a promover sus desmesuradas aspiraciones presidenciales. Es evidente que no quieren a México, lo curioso es que tampoco lo conozcan. Es tan colorido el papelazo que están haciendo que hasta los comentaristas más moderados se han impresionado por la frivolidad e ineptitud de esos personajes, Calderón a la cabeza.
En el PAN ven la tormenta y no se tapan, insisten en un esquema descompuesto y artificial de cinco precandidatos. El PAN va al desastre, a pagar el alto costo político de la violencia y el empobrecimiento. El PRI tiene dos candidatos o uno y medio, Beltrones y Peña Nieto, los cuales, paradójicamente, invirtieron sus papeles: el joven es dinosaurio y el mayor anda en la renovación. También el PRD y la izquierda traen dos precandidatos, Obrador y Ebrard, con las condiciones óptimas para que lo sea el primero.
El problema de la violencia, junto a otros de gravedad extrema, en el fondo, es el sistema dominante que nos explota y enajena; ese es el debate profundo para el 2012.

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